16 feb. CI- Por Sebastián Quiroga*. La conmemoración de los 50 años de la caída en combate del sacerdote, sociólogo y líder popular Camilo Torres ha sido tema nacional. Uno de los debates más álgidos lo suscitó la peregrinación a Patio Cemento que se desarrolló el fin de semana pasado y a propósito del tema, presentamos un relato de los hechos. 

Arrancamos el viernes 13 de febrero de 2016, a las 10 de la noche en 4 buses. Yo integraba la delegación de Bogotá que iba rumbo al departamento de Santander, para asistir a la conmemoración de los 50 años de la muerte de Camilo Torres Restrepo. Se planearon foros, un concierto y una peregrinación a Patio Cemento, lugar donde fue asesinado. 

Todo se organizó meses atrás, y aunque se planeó como un gran acto de paz (de hecho así se llevó a cabo), en los días previos a su realización llovieron amenazas, hostigamientos contra el evento. El comunicado impulsado por el representante a la Cámara Víctor Correa Vélez,  enumera los diferentes señalamientos por parte de autoridades civiles y militares y medios de comunicación en los que afirman que la jornada a realizarse era un acto disfrazado del Ejército de Liberación Nacional. El programa NTN24 comunicó que una marcha de campesinos de la región se opondría a la llegada de la delegación camilista.

Con estos precedentes y conscientes de la existencia de enemigos de esta conmemoración, e incluso de los riesgos que podía acarrear realizarla, alrededor de 1000 personas nos congregamos en la ciudad de Barrancabermeja, baluarte de la resistencia popular, recibidos con la hospitalidad inmensa que caracteriza la Unión Sindical Obrera. Con alegría por las actividades previstas, instalamos carpas, colchonetas y hamacas en el estadio de beisbol de la Villa Olímpica de la ciudad petrolera, militarizada en cada esquina y cada entrada. 

A 40 grados de temperatura, la delegación de la costa caribe lideró la preparación de un sabroso sancocho. A las 2 de la tarde nos encaminamos hacia el Club Infantas. Allí hubo un conversatorio y la proyección de un documental, realizamos las actividades a pesar del saboteo por parte de las directivas de Ecopetrol, reflejado en hechos como la suspensión de la energía para torpedear los planes.

Actividades

El conversatorio contó con la presencia del sacerdote Gustavo Pérez, quien conoció a Camilo y socializó con las más de 600 personas asistentes algunas de sus experiencias, del sacerdote Javier Giraldo, los saludos de Ángela María Robledo e Iván Cepeda. Posteriormente se proyectó el documental, un trabajo de años siguiendo el rastro de camilo, sus huellas y sus impactos. 

Las actividades continuaron en el Parque Camilo Torres. Allí nos dirigimos en una movilización por las calles de la ciudad donde encontramos un gran escenario dispuesto en el que escuchamos el rap de Todo Copas, el Che Guerrero, otros grupos de Ibagué y de la región anfitriona; las cuerdas de Pablus Gallinazus y Alas Debidas, distorsionadas por una barra brava acomodada junto al concierto con el aparente propósito de sabotear el evento; las tamboras de la San Martín de Loba, y el tren de ritmo que traía la orquesta anfitriona, ganadora del premio al Congo de Oro en el Carnaval de Barranquilla. Alberto Castilla, Marylen Serna, Ángela María e Iván Cepeda, se sumaron al festejo.

Al día siguiente, en medio de la incertidumbre y de las amenazas a los campesinos de la región, arrancaron más de 15 buses e innumerables vehículos con rumbo a Patio Cemento. Más allá del municipio el Carmen de Chucurí, escoltados por un gran dispositivo de la Policía Nacional, nos encontramos en el camino con diversos obstáculos que impidieron finalmente que la peregrinación  llegara a Patio Cemento. Vallas con frases en contra de la caravana, árboles talados sobre las trochas y finalmente una columna de Policías del Escuadrón Móvil Anti Disturbios que se acomodaron mientras el agente de la Policía Nacional nos advertía de la presencia de campesinos de la región que se habían concentrado para oponerse a la marcha. 

En medio de la impotencia y la resignación, centenares de personas tuvimos que aceptar que esa amenazante fila de hombres de negro, ansiosos de reprimir la movilización, eran el límite de esta peregrinación que no logró llegar a Patio Cemento pero que aun así dejó en alto el nombre de memoria y la dignidad del pensamiento y la memoria camilista.

Realizamos allí el acto ecuménico y bajo un sol abrasante se leyeron fragmentos de la Biblia, de los mensajes de Camilo, acompañados de canciones alusivas. Finalmente, el sabor del mute de los campesinos de la zona junto a la alegría de haber llegado kilómetros adentro en esta zona golpeada por la violencia y bajo el dominio paramilitar, nos llenó de alegría. El objetivo había sido cumplido.

A pesar de los enemigos del pensamiento camilista, de los enemigos de la paz y de las fuerzas represivas que operan en la región, los 50 años de la muerte de Camilo son muestra de la voluntad de paz de un pueblo al que le prohibieron hasta recordar a sus referentes.

CI SQ/MP/16/02/16/12:00