22 jun. CI.- Poca importancia se le prestó a las voces de expertos, académicos y de gran número de ciudadanos que se movilizaron en contra de la propuesta de intervenir urbanísticamente la reserva ambiental Van Der Hammen -VDH-. Así quedo de manifiesto hace un mes tras el debate del Concejo de Bogotá que, por mayoría, aprobó el uso urbano para dicha reserva. Mientras tanto, los problemas de estructura ecológica en la capital del país se fortalecen. La actual administración de Bogotá, en cabeza del alcalde Enrique Peñalosa, propone el desarrollo de proyectos urbanísticos en el borde norte de la ciudad, específicamente en los terrenos de la reserva ambiental VDH, como una estrategia que responde, según Peñalosa, a la necesidad de crecimiento de la ciudad.

La Alcaldía Mayor proyecta que la ciudad de Bogotá, entre 2016-2038, necesitará aproximadamente 300 mil viviendas para atender la demanda futura y atender el déficit habitacional que para el año 2014 era del 9,1%, según cifras de la Secretaria de Hábitat.

Pero la polémica de una posible urbanización de la reserva forestal Thomas Van Der Hammen ubica el impacto catastrófico en un recurso natural estratégico de la ciudad que, a mediano plazo, imposibilitaría la conectividad ambiental entre los cerros orientales, varios humedales de la ciudad y los bosques nativos. Dicha conectividad es necesaria para la recuperación del río Bogotá, también para la flora y fauna presente únicamente en esos terrenos, según afirmó el Concejal de Bogotá Manuel Sarmiento, del Polo Democrático Alternativo.

Articulación campo y ciudad  

Para el Concejal Sarmiento, un agravante a esta propuesta es que evidencia problemas que desconocen los intereses de desarrollo de los municipios cercanos a la ciudad. Este hecho resulta ser un claro ejemplo de buscar desarrollo sin armonía con el ambiente y en detrimento de la ciudad.

Otro argumento para el debate es que el uso urbano de la reserva atiende a intereses particulares. Con la derogatoria de la resolución 0187 de 2015, que establecía la zona requerida para la ejecución del proyecto denominado “Fortalecimiento, preservación, protección y restauración de la reserva forestal Thomas Van Der Hammen, a efecto de garantizar los objetivos de conectividad hídrica con la quebrada la salitrosa, el humedal la conejera y el río Bogotá”, se da vía libre a varios proyectos urbanísticos de interés privado que se encontraban estancados por el Acuerdo 011 de 2011.

Según medios consultados, esta decisión era de esperarse si se tiene en cuenta que el 76% de los predios de la reserva están escriturados a firmas privadas, entre ellas, algunas empresas constructoras e inmobiliarias, bancos y de mercados de valores, muchos de las cuales fueron grandes contribuyentes en la campaña electoral del actual Alcalde Mayor.

Por último, las decisiones de ésta administración no han simpatizado en la ciudadanía de Bogotá, lo que evidencia que el camino de lograr una ‘Bogotá Mejor para Todos’ tendrá un fuerte proceso de resistencia y movilización ciudadana como respuesta, incluso, al principio de progreso en materia ambiental y de derecho constitucional por un medio ambiente sano.

CI GT/JA/22/06/2016/12:00