8 may. CI-.Una película Chilena titulada “NO”, trata sobre el plebiscito realizado durante la dictadura de Pinochet en la que los bandos, tanto los que respaldan al dictador como los que está en contra del mismo, se enfrentan en una campaña publicitaria para ganar votantes. Aquellos que respondían “No” eran los que estaban en contra de continuar con la dictadura, los que respondían “Si” eran los que estaban a favor.

Película y realidad

Por: AM* La película se sumerge en un fuerte debate sobre los mecanismos para afrontar las elecciones, sobretodo porque el publicista contratado por los del “No”, René Saavedra, emprende una campaña que, aunque atractiva para las mayorías, ignora todas las violaciones que ha cometido una dictadura que lleva en el poder 15 años.

Basándose en ideas de fácil aceptación, Saavedra logra desplegar su hazaña publicitaria que terminará con el triunfo del “No”, por poner en ridículo la campaña del “Sí”, ya que se le considera fría, llena de cifras y alejada del sentir de las mayorías, es decir, un total fracaso publicitario.

Alcaldes, Helicópteros y Redes Sociales.

La película mencionada anteriormente es el cruel reflejo de lo que hoy sucede en la política internacional y local. Las agendas de la mayoría de dirigentes están enfocadas en ganar una buena imagen ante los posibles electores, en lugar de preocuparse por los temas que aquejan a las personas.

El conocido caso del Alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, es uno de los ejemplos más claros. Su gasto publicitario asciende a los 150.000 millones de pesos, los cuales se usan para contratar personas que administren las redes sociales de la Alcaldía de Medellín y las de su Alcalde. [1]

Pero ahí está la trampa, el Alcalde utiliza los recursos públicos para darse una imagen personal favorable, para quedar bien ante las mayorías y conseguir nuevos simpatizantes. Uno de estos casos fue lo que se llamó ‘La Bodega de Fico, que consistió en crear una serie de perfiles falsos en redes sociales, los cuales actúan como un ejército de defensa del Alcalde y dan la impresión de una buena gestión o llaman la atención cuando el mandatario está a punto de ser acusado de un escándalo (como los Panamá Papers) para disuadir la atención.

Asimismo, el helicóptero que tuvo un valor de 6 mil millones de pesos, genera una sensación de omnipresencia; equipado con un potente parlante, este aparato volador difunde los mensajes de la Alcaldía, atravesando los aires del cielo contaminado medellinense.

Hace de la repetición su estrategia de manipulación, al igual que con la publicidad en las redes, el Alcalde pretende llegar a un público general usando mensajes de fácil asimilación que impidan toda reflexión política profunda.

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Plebiscito y manipulación

Cuando el plebiscito sobre el proceso de paz, realizado en el 2016, diera como resultado 50,2% a favor del No, y un 49,7% por el Sí. Las maquinarias publicitarias empezaron a ser cuestionadas en ambos bandos.

Sin embargo, posterior a la votación, el gerente de campaña por parte del “No”, Juan Carlos Vélez Uribe, reveló los pormenores que usaron para obtener ese resultado. Los mecanismos no son diferentes a los que se han mencionado anteriormente.

Utilización de empresas mediático-publicitarias como la Organización Ardila Lülle, repetición de mensajes de fácil asimilación, publicidad digerible como imágenes, memes, mensajes cortos, además de un público atemorizado de manera sistemática que pudiese difundir el mensaje sin reflexión aparente.

Y esto se hizo evidente con las declaraciones que, el mismo Juan Carlos Vélez Uribe, diera a los medios; la constante referencia a la rabia, a la indignación y al miedo para evitar que hubiese una revisión juiciosa del total de los acuerdos, fue la estrategia que, el actual pre-candidato a la Alcaldía de Medellín, usó para el plebiscito.

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Simón Bolivar, Democracia e Ilustración radical

“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la tradición por el patriotismo, la venganza por la justicia”

Estas fueron las palabras que pronunció Simón Bolivar en el Congreso de Angostura en 1819 y que continúan teniendo vigencia por estos días, en los que la política sigue adoptando una forma publicitaria, la cual oculta posibilidades de reflexión más allá de un slogan.

La publicidad actúa en una sola vía. Las campañas de publicidad esconden para mostrar; ejemplos hay muchos: la publicidad de McDonalds esconde la obesidad que generan sus productos, la publicidad de Bayer esconde el monopolio de cultivos de Monsanto, la publicidad de autos esconde los embotellamientos y los problemas de contaminación que traen.

Las agendas políticas alternativas se ven en serios problemas para llevar a las mayorías sus propuestas sin recurrir a un empobrecimiento de las mismas. Estas propuestas alternativas se enfrentan a una ignorancia que ha sido impuesta de manera sistemática por parte de las élites dominantes, para que las gentes no comprendan aquello que se les ha ocultado durante todos estos años. [2]

Así, se sigue creyendo en las promesas vacías de una buena propaganda que oculta sus inconsistencias tras un discurso repetitivo y que aplican el mismo principio de la propaganda nazi: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuánto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar”.

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La verdadera democracia debería evitar la forma espectacular basada en la publicidad masificada, además de las peligrosas asociaciones medios de comunicación/empresas; para ello se requieren procesos que brinden elementos para el discernimiento y la formación de una conciencia clara de la historia que sospeche del poder.

Y si el gobierno insiste en usar las instituciones educativas para promover la irreflexión y la docilidad, lo que se tiene ahora es la posibilidad de las formaciones en procesos autónomos, escuelas populares, centros de estudio, foros barriales, entre otros. Todo esto procurando la ilustración radical que ha sido históricamente negada y de la cuál evitan hacer mención cada vez que intentan una nueva estrategia manipuladora.

  1. Según la Flip.
  2. La tasa de analfabetismo en Colombia es de 5.8%, lo que equivale a 2.7 millones de Colombianos que nos saben leer ni escribir. La Guajira y Chocó son los departamentos donde hay más población analfabeta.

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*AM es antropólogo y corresponsal de la Agencia Colombia Informa en Antioquia.

CI AM/ND/10/05/19/11:00