13 sep, CI.- Carlos Holmes Trujillo, Ministro de Defensa, fue objeto de burla nacional al descubrir y describir hace poco el significado del grafiti A.C.A.B. (All Cops Are Bastard o Todos los tombos son malparidos, por su traducción del inglés) el cual apreció en los 56 Centro de Acción Inmediata -CAI- de la capital que fueron sitio de protesta por la violencia policial presente en el país.

Estas cuatro letras que aparecen en cualquier rincón del mundo hace años parecen ser el símbolo de una misteriosa internacional de la juventud, según el Ministro. Pero, ¿cuál es el origen de este símbolo que hoy se puede comprar en línea en camisetas o gorras?.

100 años de historia

La primera referencia oficial de “All Coppers Are Bastard” fue identificada en 1920 por Eric Partridge, un lexicógrafo que publicó el diccionario nombrado A Dictionary of Catch Phrases (Un diccionario de frases memorables, por su traducción del inglés). Partridge identificó la frase como parte de una canción en Inglaterra: “I’ll sing you a song, it’s not very long: all coppers are bastards” (“Le voy a cantar una canción, no es muy larga: Todos los tombos son malparidos”, por su traducción del inglés).

En 1959 apareció la frase en el documental We Are the Lambeth Boys en el cual se representa a unos jóvenes ingleses de la clase trabajadora que provocaban a los policías con su canción.

Los mitos urbanos cuentan que el acrónimo A.C.A.B. se volvió famoso en 1940 durante una huelga. Lo que sí está documentado es que en estos mismos años se popularizó el uso del acrónimo en las cárceles de Inglaterra, tanto en tatuajes y como en pintas, con lo cual sempraron confusión entre dos posibles significados: el ya referido a la policía y el de “Always Carry a Bible” (“Siempre cargar una biblia”, según su traducción del inglés).

Pero se volvió definitivamente famoso en 1980 en la escena punk del Oi ! de la clase trabajadora inglesa con la canción de 4skin “ACAB”.

Fue retomada en una huelga minera en 1984 y se popularizó el dicho en las barras bravas inglesas. Luego, en 2001, llegó a la calles de Génova en Italia cuando la policía reprimió las marchas contra el G8 y mató a Carlos Giuliani.

Nos comenta un anarquista de Estados Unidos, donde las paredes de todas las ciudades están llenas de ACAB, que parte de la escena punk inglesa de los 80 se fue radicalizando hacia el comunismo y el anarquismo. Sin embargo, la frase siguió su camino habitando los imaginarios populares del siglo XXI y apareciendo en grafitis en la plaza Tahrir (Egipto), la plaza Syntagma (Grecia), las calles de Ferguson (EE.UU.), escudos de Standing Rock (territorio indígena norteamericano) y en la actual rebelión por el racismo institucional que asesinó a George Floyd.

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Estos levantamientos populares han sacudido el mundo en los últimos 15 años. Las personas que en ellos han participado, han podido ir reconociéndose mutuamente alrededor de esta consigna. Es una suerte de internacionalismo de las insurrecciones de nuestro tiempo. Así lo ha descrito el libro anónimo, editado por La Fabrique (Francia), A Nuestros Amigos.

Las protestas del 2008 en Grecia, la ola de levantamientos en los países árabes, los chalecos amarillos franceses y los disturbios contra la brutalidad policial en Estados Unidos han exigido justicia, equidad y el fin de unos sistemas políticos opresivos. Por estas razones han sido reprimidos por la violencia policial, la misma que mató a Javier Ordoñez el pasado 9 de septiembre y la misma que llevó a la Policía de Bogotá a abrir fuego contra 10 personas indefensas este 10 de septiembre.

Quienes son jóvenes pobres de barrio, quienes hacen parte de barras bravas y quienes han tenido que vivir la cárcel conocen esa cara del Estado. Seguro que ninguna de esas personas consideran que la violencia es quemar un CAI o insultar un representante del orden. La violencia para ellas es lo que este Estado violento y en guerra les hace vivir cotidianamente.

“Los que están en el poder hacen que tengamos que pagar simplemente por existir en el planeta. Tenemos que pagar por un lugar para dormir, y tenemos que pagar para comida. Si no lo hacemos, la gente con armas viene y nos obliga a pagar. Eso es violencia”, explica Derreck Jenson, autor de Endgame.

De dónde viene la policía y cómo superarla

Según lo cuenta una investigación de VICE, la frase “A.C.A.B.” nació donde nació la Policía moderna: en Londres, en 1829. Fue creada por Sir Robert Peel para enfrentar los levantamientos populares en la Irlanda ocupada por los ingleses. El ejército inglés estaba ocupado en las guerras con Napoleón y la expansión de las colonias. No podía mantener suficiente tropa en Irlanda para enfrentar los disturbios de la población. Entonces nació la policía moderna, una institución cuyo papel originario nunca ha sido cuidar o proteger. Fue fundada como una herramienta para controlar a los pobres y a los no blancos.

En 1838 se exportó el concepto a Boston y a Nueva York para enfrentar las olas de huelgas de los trabajadores migrantes. Luego, los Estados Unidos fueron exportando su modelo de policía como parte de su política exterior. Creó y formó las policías del Sureste Asiático y de América Latina, la misma que hoy provoca oleadas de disturbios por la cantidad de ciudadanos negros asesinados en escenas de brutalidad policial con frecuencia. Estados Unidos también es el autor de la ofensiva cultural a través de películas de policías que los convierten en héroes.

En Colombia la policía moderna viene de una reforma postbogotazo (1948). Esta estuvo en manos de la misma policía británica. Colombia ha sido un buen estudiante de las escuelas europeas y de Estados Unidos. De hecho, es el país del Sur más famoso en el mundo por capacitar policías para el Caribe o para África.

Las olas de protestas contra la brutalidad policial han llevado al debate político y académico sobre la viabilidad de una posible abolición de la policía como institución. Estas ideas se basan en estudios como los de David Bayley, pionero de la investigación policial, quien argumenta que una “mayor cantidad de policías nunca significó una disminución de la criminalidad, es un mito, la idea misma que la policía nos protege es un mito liberal”.

El movimiento de mujeres en Colombia ha retomado el lema de “me cuidan mis amigas”, afirmando así que no necesitamos de una fuerza policial, pues esta agrede más a las mujeres. Las históricas Guardias Indígenas, Cimarronas, Campesinas, Interétnicas y Urbanas se han reorganizado en muchos territorios colombianos como parte de una propuesta integral de autonomía territorial y de autoprotección ante las masacres, asesinatos de líderes sociales y judicializaciones que azotan al país.

En el marco legal de la justicia indígena, los conceptos de “centros de armonización” en lugar de cárceles para las conductas dañinas son fuente de inspiración para una juventud que no ve en la policía su cuidadora.

CI BJ/PC/13/09/2020/08:00