22 nov. CI.- La idea del movimiento social de generar una agenda de movilización, recogiendo ampliamente la indignación frente a derechos fundamentales como la pensión, trabajo, salud, educación y paz, permitió que diversos sectores se encontraran en las calles. El 21N marchamos, cantamos y reafirmamos de manera contundente la protesta pública en distintas ciudades y regiones en todo el país.

“Iván Duque no ha entendido, sigue fijándose en los vándalos, entre los que hay infiltrados, y la estrategia del miedo. La gente esta pidiendo otro rumbo del Gobierno y de eso no dijo nada. Que se fortalezca el Paro Nacional pacífico y creativo“ – Ángela María Robledo

Por: Carolina López*. Este 21 de noviembre las voces de millones de colombianos y colombianas tuvieron un solo eco para exigir al unísono respuestas por parte del Gobierno Nacional frente a la garantía de derechos para los colombianos y colombianas.

La estrategia del gobierno fue clara: en la jornada diurna nos permitió marchar pacíficamente en todo el país, tal vez por el riesgo que hubiese implicado confrontar la totalidad de los ciudadanos que se movilizaron masivamente. Pero al llegar la tarde y la noche, la estrategia del miedo materializada en la represión afloró en las principales ciudades del país, a través de la intervención de agentes del Estado: Esmad, policía y ejército principalmente. Estos fueron algunos de los objetivos:

1) Cambiar los resultados de las jornadas de movilización nacional e internacional, a través de las acciones de choque y confrontación violenta contra grupos de activistas que aún se encontraban en las actividades propias de una jornada de Paro Nacional. Esta estrategia se implementó en las principales ciudades del país: Cali, Bogotá y Medellín, así como en ciudades intermedias como Manizales y Pasto; estos fueron lugares en los que se movilizó una gran cantidad de personas y en los que se concentra la opinión pública para tener una lectura de país.

2) La criminalización y militarización de la protesta social, expresadas en una acción progresiva de intervencionismo de la fuerza pública, a través del uso excesivo de la fuerza, dejando un resultado de varias personas heridas y detenidas en las ciudades. Estas acciones fueron desarrolladas en las principales ciudades del país entre las 4:00 pm y las 9:30 pm, principalmente.

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3) El posicionamiento ante la opinión pública de que el Esmad, el ejército y la policía fueron «los héroes» que salvaguardaron la seguridad e integridad del pueblo colombiano contra «los violentos, desadaptados, criminales y vándalos» que quisieron atentar o poner en riesgo la seguridad de los habitantes.

4) Estigmatización y criminalización de las universidades públicas; claramente se posiciona a los profesores y estudiantes universitarios como vándalos, como el enemigo interno. En la noche del 21N fueron hostigadas la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá; la Universidad de Antioquia; la Universidad del Valle; la Universidad Nacional sede Manizales y la Universidad de Caldas.

A pesar de que el país se movilizó en el marco de unas jornadas masivas y creativas, exigiendo garantías para vivir dignamente y en paz, el Gobierno Nacional nuevamente respondió con violencia y represión.

Esperemos que en esta oportunidad no puedan invisibilizarnos, no puedan negarnos, no puedan deslegitimar nuestras justas luchas; somos muchos más quienes en Colombia y el mundo hemos participado de este Paro Nacional, conscientes de que estamos listos para un momento histórico forjado por las capacidades y la creatividad de una ciudadanía consciente, que parece haber despertado de una vez y para siempre. La historia nos lo dirá.

*Carolina López es trabajadora social y defensora de Derechos Humanos.

*Fotografia de portada Juan Ignacio Muñoz

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