04 feb. CI.- Hoy cumple 15 años el Plan Colombia. Este paquete de apoyo militar de Estados Unidos para el Gobierno de Colombia tuvo como objetivo formal apoyar la guerra contra las drogas y contribuir en la construcción de la paz. Después de este tiempo y 10.000 millones de dólares, Colombia sigue siendo el mayor productor de cocaína en el mundo; el conflicto social, político y armado se agudiza, a pesar de los diálogos y negociaciones. Presentamos un recuento de los hechos destacados de este periodo.

Intentos de paz, los antecedentes

Quince años antes de la negociación entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC– y el Gobierno colombiano en La Habana, tuvo lugar el episodio de El Caguán, un referente en lo que respecta a los diálogos de paz. En 1997, Andrés Pastrana abrazó a ‘Tirofijo’ y empezó una convulsionada negociación en la ‘Zona de Despeje’. Desde el inicio, 7 de enero  de 1998, hasta su final el 21 de febrero de 2002, el expresidente Pastrana desarrolló las conversaciones para la paz en medio de confrontaciones armadas y minó así la confianza del proceso de la “Agenda común por el cambio hacia una nueva Colombia”.

Las situaciones impidieron, al parecer, diferenciar entre el diálogo y la negociación para la paz. El día de instalación de la mesa el comandante de las FARC, Manuel Marulanda, se negó a asistir a la ceremonia porque aseguró que lo esperaban francotiradores para asesinarlo. 

No obstante, en el periodo de El Cagúan, según el investigador Alejo Vargas, las fuerzas armadas crecieron un 60% llegando a tener 132.000 efectivos, de los cuales unos 55.000 eran profesionales (en comparación con los 22.000 de cuatro años antes). La guerra fue innegociable.

Por su parte, el Ejército de Liberación Nacional –ELN– estuvo nuevamente dispuesto a dialogar a finales de 1999. Nicolás Rodríguez Bautista, jefe de esta guerrilla, manifestó públicamente la necesidad de impulsar una “Convención Nacional” que permitiera la participación directa de la sociedad en la construcción de la paz. Víctor G. Ricardo, excomisionado de paz, y el exembajador de Colombia en Cuba Julio Londoño Paredes, participaron en los diálogos exploratorios y dieron cuenta de la importancia de una “zona de despeje” en el sur de Bolívar como condición mínima en la negociación que, finalmente, el Gobierno negó.

Durante los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe, entre el año de 2002 y el 2010, los acercamientos e intentos de paz con las guerrillas no superaron una fase exploratoria. Uribe concentró su tesis en la ‘mano firme y el corazón grande’, para ignorar el profundo conflicto social, político y armado interno en el país. Su solución fue reconocer la ‘amenaza terrorista’ que significaban las guerrillas. Así como estos, en los 15 años del Plan Colombia hubo más de dos intentos fallidos de diálogos entre el Gobierno, las FARC y el ELN.

Fuerzas Armadas: nuevo juguete para Estados Unidos

Desde el inicio del Plan Colombia,  Estados Unidos exigió elaborar la única estrategia política, económica y militar para acabar con los males del país. La “Alianza para la Paz, la Democracia y el Desarrollo”, garantizó la pelea antinarcóticos mientras se profundizó la apertura económica como retribución del Gobierno colombiano.

En el marco de esta Alianza, se desarrolló un trabajo conjunto entre el Ejército Nacional y los Estados Unidos para conformar primero un batallón, luego una brigada contra el narcotráfico. Este tendría cobertura nacional y la misión específica de combatir todos los eslabones de la producción de drogas ilícitas, desde el cultivo de coca y amapola, hasta la venta y distribución de cocaína y heroína.

El día 8 de diciembre del año 2000 fue activada, mediante resolución ministerial 005 de ese año, la ‘Brigada de Fuerzas Especiales de Lucha Contra el Narcotráfico’. Esta representa el componente militar del Plan Colombia para adelantar misiones antinarcóticos en el territorio nacional. La tropa que la integraba se concentró en el fuerte militar de Tolemaida, Cundinamarca y comenzó entrenamiento con instructores del séptimo grupo de Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos.

También fue creada la Escuela Conjunta de Helicópteros que opera en el Comando Aéreo de Combate número 4 en Melgar, Tolima, donde se forman pilotos de UH-60 Blackhawk y UH-1H de las tres fuerzas armadas: Ejército, Marina y Fuerza Aérea.

Estos ejemplos evidencian el principal cambio doctrinario en las Fuerzas Armadas que consistió en pasar de una actitud pasiva, defensiva y estática a un concepto operacional proactivo, ofensivo y móvil; la misión individual de las fuerzas se enmarcó en tres aspectos fundamentales: reclutar, entrenar y equipar ciudadanos para el combate. Es decir, propiciar las condiciones necesarias para la guerra civil interna.

El Gobierno buscó mejorar, ante el país y el mundo entero, la eficacia de las Fuerzas Armadas, reenfocar su entrenamiento y operaciones al conflicto armado interno, pero disminuyó su legitimidad a través de la violación a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario. Situaciones de alianza entre las Fuerzas Armadas y los grupos paramilitares, dieron un fuerte golpe a la legitimidad del Plan Colombia desde su inicio.

Estados Unidos había dejado claro cuáles eran sus intereses: combatir los narcocultivos, recuperar los secuestrados norteamericanos y proteger sus intereses económicos, especialmente los petroleros. Cómo lograrlos era el problema y este fin justificó los medios, incluso para direccionar, como un juguete criminal, a las Fuerzas Armadas. Es necesario resaltar que la inversión extranjera norteamericana superó entre 1997 y 1998 a la de toda Europa junta, sin contar el petróleo. Por lo tanto, el mensaje del Plan Colombia fue más allá de la erradicación.

Durante el gobierno de Álvaro Uribe, el Plan de Desarrollo “Hacia un Estado Comunitario” incluyó como prioridad  “brindar Seguridad Democrática”, es decir, garantizar el cumplimiento de los compromisos adquiridos con Estados Unidos en el Plan Colombia. La violación a los derechos humanos en Colombia durante este gobierno fue de tal magnitud que asimiló el adjetivo de ‘paramilitar’.

¿Derechos Humanos?

El Plan Colombia no evitó el desplazamiento forzado de las personas de sus territorios. Según la Unidad de Víctimas, solo en el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) hubo 1.550.409 desplazados. Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe (2002-2010), fueron desplazadas 2.869.986 personas. La misma Unidad afirma que hasta el año 2014, en el mandato de Juan Manuel Santos, han sido desplazadas 704.148 colombianos.

En 2014, el Informe de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados –Acnur– ubicó a Colombia en el segundo lugar con mayor número de personas en condición de desplazamiento por la escandalosa cifra de seis millones de personas después de Siria. Otros organismos creen que ese número podría ser mayor.

El Plan Colombia incentivó en las Fuerzas Armadas la necesidad de ofrecer resultados a sus jefes superiores, ávidos de mostrar avances en la lucha contrainsurgente y de paso cobrar las jugosas bonificaciones.

En este sentido, los militares colombianos asesinaron a miles de personas que luego fueron presentadas como combatientes de la guerrilla y dados de baja en combate. Esta práctica, conocida como “los falsos positivos”, mantiene altas dosis de impunidad. Según el portal Verdad Abierta, existen más de 5700 denuncias de las cuales la Fiscalía investiga casi 3500. Igual que otros delitos se calcula que el número de falsos positivos podría ser mayor del que oficialmente es conocido si se suman víctimas de la población civil y guerrilleros o paramilitares asesinados en estado de indefensión.

En un informe escrito por la Organización No Gubernamental estadounidense Fellowship of Reconciliation Peace Presence junto con la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos –CCEEU–, señala una conexión directa del entrenamiento militar de Estados Unidos y los casos de los falsos positivos.  

El informe, titulado ‘Falsos positivos en Colombia y el papel de asistencia militar de Estados Unidos, 2000-2010’, establece que  a través de una base de datos de 5.763 ejecuciones y una extensa documentación de asistencia estadounidense a las Fuerzas Armadas, se encontró una correlación positiva entre las unidades y oficiales que recibieron asistencia y capacitación estadounidense, y las ejecuciones extrajudiciales cometidas”.

Glifosato

El Plan Colombia implementó las fumigaciones con glifosato de miles de hectáreas en los campos y selvas colombianas. El propósito, que era fumigar plantaciones de hojas de coca y amapola, afectó los cultivos de pancoger de los campesinos que vieron destruidas sus plantas de yuca, maíz, ñame, sorgo, arroz, entre otros (Ver video).

La destrucción de los cultivos de alimentos de miles de campesinos contribuyó a destruir más las condiciones de vida en las zonas rurales, lo que impulsó a varios a sembrar nuevos cultivos de coca para sobrevivir. En 2015, el Consejo Nacional de Estupefacientes suspendió el uso de glifosato para realizar las fumigaciones contra los llamados cultivos ilícitos.

El Gobierno señaló que se trataba de dar cumplimiento a la decisión de la Corte Constitucional que, por el principio de precaución, ordenó suspender el uso del glifosato, sustancia que la Organización Mundial de la Salud de la ONU condenó por causar graves daños a la salud.

La fumigación de las plantas de coca y amapola empezó a finales de los años 70. Desde 1986 se utiliza el herbicida conocido como glifosato, producido por la multinacional Monsanto. Aunque el Plan Colombia tuvo como eje central la fumigación de estos cultivos, se cree que a la fecha los mismos continúan aumentado hasta en un 20%. Todo indica que Estados Unidos está revisando las políticas antidrogas de los últimos años en razón de los pocos resultados logrados.

7 bases militares gringas

En 2009, el Gobierno colombiano anunció que el ejército de los Estados Unidos utilizaría siete bases militares: Malambo, Palanquero, Apiay, las navales de Cartagena y el Pacífico. Además, el centro de entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá. El uso de estas bases por las fuerzas estadounidenses hace parte del plan de Estados Unidos, sin duda, buscaba consolidar su control geopolítico en Latinoamérica.

Antes de 2009, era común la presencia de soldados y contratistas mercenarios de Estados Unidos como parte del esquema formativo del Plan Colombia. 

En 2015, El informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas creada por el Gobierno colombiano y las FARC, informó que entre 2003 y 2007 soldados y contratistas norteamericanos abusaron sexualmente de más de 50 niñas colombianas. Estas violaciones fueron grabadas y luego vendidas como material pornográfico. El informe también señala que los militares gozaron de impunidad, en lo que la comisión denominó como “Imperialismo sexual”.

El presupuesto lo puso Colombia

La exigencia norteamericana fue juntar el Plan de Desarrollo de Colombia con la política antinarcóticos y demás planes oficiales del Plan Colombia. Las «recomendaciones» se hicieron de amenazas: El apoyo de Estados Unidos para Colombia terminaría si continuaban los acuerdos con la guerrilla; así estuvieran en el marco de un Diálogo de Paz. 

El Plan Colombia, con sus proyectos específicos y estrategias básicas, (proceso de paz, ajuste económico, estrategia antinarcóticos,  reforma al sistema judicial, democratización y desarrollo social), significó inicialmente un monto de 7.500 millones de dólares. Finalmente, tuvo un costo de 120 mil millones  y Colombia, según el senador del Polo Democrático Alternativo Jorge Enrique Robledo, asumió la mayor parte. El Plan Colombia fue financiado por Colombia y no por Estados Unidos. 

En materia de proyectos concretos, El Plan fue totalmente incierto, lo único en claro es que la inmensa mayoría de los aportes gubernamentales significaron tomar los recursos programados del presupuesto para el gasto público colombiano -educación, salud, saneamiento básico,- para destinarlos en el Plan Colombia. 

Para completar, el Departamento Nacional de Planeación reconoció que muchos de los recursos provenientes del extranjero no serían donaciones sino préstamos, con lo que el Plan Colombia se define como un argumento para aumentar el monto de la deuda externa. El dinero gastado en el Plan Colombia durante estos 15 años equivale a invertir cerca de 20 veces el Producto Interno Bruto -PBI- colombiano del año 2015. 

¿Una segunda fase?

Este panorama deja muchas inquietudes frente a lo que será el Plan Colombia II, orientado a fortalecer las “zonas de consolidación” a través de la cooperación y las inversiones. ¿Será posible una paz estable y duradera si se mantienen las violaciones a los derechos humanos o la doctrina militar que actualmente promueven las Fuerzas Armadas? ¿Habrá solución al problema de las drogas ilícitas? ¿Avanzará el país a la constricción de la paz en los territorios?

Juan Manuel Santos llegó a Washington D.C. con una carpeta bajo el brazo en la que consigna el nuevo proyecto de cooperación, acompañado de una comitiva de 250 personas entre las que se cuentan empresarios, directores de medios y reporteros. Esta tarde conoceremos el resultado de la visita y si la estrategia de Santos surtió efecto. De esta cooperación depende  la estabilidad de su proyecto y, especialmente, el papel de Colombia en la geopolítica de la región. 

CI JA/ZP/04/02/16/10:00