25 ago, CI.- En el año 2019, la ciudad de Barrancabermeja (Santander) dejó de ser administrativamente un municipio para convertirse en “Distrito Especial: Industrial, portuario, biodiverso y turístico”. Por esta razón, se hace necesario dar una mirada a la memoria colectiva de este territorio a través de sus lugares comunes, en donde se desarrolla el devenir de la vida que nos trae hasta estos días y así evitar olvidar.

Por Juan Camilo Ariza Cardona, Catalina Silva Arias, y Sergio Andrés Suárez.* Los individuos tienen una memoria propia, en la cual albergan de modo consciente e inconsciente recuerdos del pasado. Sin embargo, el desenvolvimiento social moldea una memoria colectiva en la comunidad y ese relato está mediado por distintos grupos sociales, que muchas veces pugnan entre sí por dar un significado a los acontecimientos históricos pasados. Dicha memoria colectiva, además, transcurre en los espacios físicos los cuales se convierten en punto de referencia y de recuerdo social. La vida de nuestros antepasados deja su huella sobre el espacio y conforma lo que los teóricos llaman: “lugares de la memoria”, donde se reflejan las disputas entre quienes quieren revivir o enterrar el pasado.

Para observar y recordar el pasado relacionado con el conflicto social y armado en Barrancabermeja, conviene seguir los monumentos públicos erigidos con relación al mismo tema dentro de la ciudad. Con este propósito nos permitimos ofrecer el siguiente fotorreportaje. Un ejercicio que resalta la historia de los acontecimientos locales, hace un recorrido por el territorio y evidencia el olvido recurrente, que se debe evitar.

Por otra parte, el objetivo que persigue esta publicación es brindar herramientas para entender la tensión existente entre los sectores populares y el poder, al establecer un relato histórico sobre lugares del espacio urbano. Cada descripción se acompaña de imágenes, de fotos y de datos históricos que proyectan a la ciudad como un horizonte apropiado para proponer expectativas de transformación social.

El General antioqueño Rafael Uribe Uribe fue un rebelde liberal. Desarrolló batallas difíciles en tiempos de la Regeneración conservadora, que censuraba la prensa y aplicaba la pena de muerte a los opositores. Tras la Guerra de los Mil Días, en 1902, parte de sus ejércitos liberales se disolvieron en San Vicente de Chucurí. Entre ellos se encontraba el Coronel José Joaquín Bohorquez, quien descubrió en 1904 los yacimientos de petróleo.

El 9 de abril de 1948, tras la noticia del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en Barrancabermeja la ciudadanía liberal eligió una Junta Revolucionaria que nombró Alcalde al antes Concejal y líder gaitanista Rafael Rangel. Por haber sostenido durante 10 días un Gobierno popular que preservó la paz al proteger a los conservadores y controlar la ciudad con milicias obreras (que construyeron cañones como el que permanecía en la entrada del Batallón Nueva Granada), este episodio es conocido como “La Comuna de Barranca”. Del cañón original, nada se sabe en el “Distrito Turístico” y el monumento a Jorge Eliécer Gaitán pasó de estar en la glorieta de la entrada de refinería del muelle a un rincón del Parque a la Vida.

Carrera 28

Hacia la década de 1960 el agua llegaba embarrada a la ciudad y la gente le tenía que echar alumbre para aclararla. Por esta y otras razones se realiza un paro del 20 al 22 de mayo de 1963. Uno de sus nefastos resultados fue la muerte de un niño. La población se enfureció porque el Ejército no entregaba su cuerpo y se desató una batalla campal. Cuando entregaron el cuerpo, la comunidad hizo el entierro y la Avenida 28 se bautizó con el nombre del niño: Alfonso Sánchez. Cuando suceden paros en la urbe, se cierra esta carrera y se logra parar casi toda la ciudad.

En enero y febrero de 1975 se adelantaron dos paros cívicos, una forma de protesta que no se repetía en Barrancabermeja desde el Paro por el Agua de 1963. Las marchas en la alborada, la pachanga de la guitarra en las aceras y la barricada fueron parte de un movimiento cívico organizado democráticamente, que logró convocar una asamblea popular con representación de 43 comités de barrio, acompañados por una guardia cívica. Hicieron del paro un sonado éxito. A este sitio se le conoció durante 10 años como “Parque Del Pueblo”. Luego pasó a nombrarse “Parque Infantil”.

Policlínica de Ecopetrol

La noche del 15 octubre de 1977, un artefacto explosivo arrojado contra un bus que transportaba trabajadores en el Barrio Pueblo Nuevo cobró la vida del directivo Ismael Darío Rincón. Como homenaje, su nombre fue dado a la Policlínica. Este centro médico fue parte del pliego exigido por la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo -USO- en una huelga de más de dos meses que logró reversar la venta al capital estadounidense de la planta Policolsa de la refinería y equipos de perforación.

La noche del 15 de febrero de 1986, víspera del sábado 16 que marcaba el inicio de los actos conmemorativos por los 20 años de la muerte en combate de Camilo Torres, sujetos armados le arrebataron la cabeza al busto que se iba a inaugurar. La respuesta de los organizadores de los actos conmemorativos fue “¡Con cabeza o sin cabeza Camilo sigue con la misma fortaleza!”. En noviembre de ese mismo año una carga explosiva desplazó lo que restaba del bronce. Solo hasta el año 2009 se volvió a colocar un modesto busto de Camilo y en 2016 se añadió una placa. “Descabezado” ha sido la manera de representar la historia de este monumento en el lenguaje popular, aunque el nombre de Parque Camilo Torres no suena del todo ajeno entre la población.

La cultura política heredada y, en parte, continuada a su manera por los hijos de la generación que luchó contra la TROCO, provocó un repertorio de expresiones que se desplegaron por toda la ciudad. Pero tiene en el punto de la Avenida 28 conocido como “As de Copas” su principal centro de expresión. Este lugar de ingreso a la parte central de la ciudad se convirtió en un escenario de reinvención del espacio urbano donde la gente compartía alimentos, debatía, escuchaba discursos, se enfrentaba a la fuerza pública e impedía la continuación del ciclo económico. Creó una lógica diferente en la manera cómo se concibe el espacio en la ciudad. Llegó incluso a ser morada erótica del nombrado “polvo de la barricada”.

Manuel Gustavo Chacón es el líder sindical y popular más recordado entre los barranqueños por su arrolladora personalidad. De origen campesino, tocaba flauta, declamaba, escribía y buscó (según sus propios versos) “la igualdad de nuestra tierra en la extensión inmensa de acabar con la miseria”. Apodado “el loco Chacón”, vivió como un “libertario de la tierra”. Se destacó especialmente en los Paros por la Vida de 1987, año en el que se hizo sentir con todo rigor la Guerra Sucia en el territorio. El 15 de enero de 1988, agentes encubiertos del Batallón Nueva Granada descargaron 26 impactos de bala sobre Chacón. El crimen desató una protesta que paralizó por cinco días la refinería y la ciudad. En diciembre de 2009, la Alcaldía puso en este lugar una placa con la parte inicial del Salmo 23 junto al nombre de quien dijo ser: “del pecado su hijo más querido”.

Blanca Valero de Durán fue asesinada el 29 de enero de 1992 frente al edificio La Tora, después de terminar su jornada laboral en la Corporación Regional de Derechos Humanos -Credhos-. Esposa y madre de 3 hijos, se formó durante 14 años como auxiliar jurídica del reconocido abogado defensor de DDHH Jorge Gómez. Soñaba con estudiar Derecho pero sicarios del Batallón Nueva Granada la asesinaron. Entre 1988 y 1992 Santander fue el Departamento con mayor índice de homicidios contra opositores políticos en el país, siendo Barrancabermeja el municipio donde más se presentan casos de este tipo.

Placa en memoria de los periodistas

En el separador de la Calle 49 con Carrera 11 hay una placa con los nombres de 15 periodistas como Isamael Jaimes, Director del Diario La Opinión; Luis F. Castellanos, periodista que propuso el deporte como una forma de integración; y Eduardo Rueda, fundador de La Voz del Petróleo. Barrancabermeja es una ciudad de tradición periodística que tuvo una buena expresión de medios escritos y comunicadores a lo largo del siglo XX. Sin embargo, con la entrada y asentamiento de los paramilitares en las comunas de la ciudad hacia fines del año 2000, se prohibió comprar la prensa local. Luego, las amenazas a periodistas de “no publicar nada de muertos, sino noticias buenas” fueron ajustando el ejercicio informativo al poder armado.

El domingo 16 de mayo era Día de las Madres en 1998. Como es habitual, muchas personas estaban en las aceras de las calles con música y compartiendo cuando un comando paramilitar inexplicablemente incursionó en la Comuna 7. Los paramilitares asesinaron a siete personas y se llevaron en un camión a otras 25 del sector de la Cancha El Campín. Los hechos generaron un paro y manifestaciones cívicas, pero solo han sido parcialmente esclarecidos gracias a la persistencia de las víctimas.

El 28 de febrero de 1999, paramilitares asesinaron a ocho personas y desaparecieron a otras dos en los barrios Chico y Provivienda. Este último se llama así porque fue fundado en el marco de la estrategia que adelantó el Partido Comunista de Colombia a mediados de la década del 1960 para organizar la lucha de los destechados por una vivienda digna. En el parque del barrio se encuentra el monumento y murales alusivos a la memoria y la verdad, realizados por los familiares de las víctimas del 28 de febrero y colectivos de memoria allegados.

El 6 de octubre del año 2000, en el Parque Tapias del Barrio Planada del Cerro, dos jóvenes de 15 y 18 años compartían junto a un tradicional puesto de fritos. Hablaban de las eliminatorias del mundial de fútbol de 2002 en Corea y Japón. Entonces, descendieron cuatro individuos de un vehículo y acribillaron a los jóvenes en el sitio. Posteriormente, asesinaron a otras tres personas que se encontraban en establecimientos públicos del mismo barrio.

El primer cementerio de la ciudad funcionó donde hoy es el Parque a la vida. Los habitantes recuerdan que en la época de los liberales y conservadores se daba al sitio el nombre de “medialegua”, porque estaba retirado del centro poblado. A finales de la década de los Ochentas, el cementerio municipal fue reubicado cerca al aeropuerto y se hizo este parque en el cual hay dos placas y dos monumentos que padecen un particular abandono. Una de ellas es la placa a la Masacre de la Rochela, ocurrida el 18 de enero de 1989. Y la otra es un homenaje a las víctimas de “las violencias” realizado por la Corte Constitucional, cuando el magistrado barraqueño Nilson Pinilla presidía ese tribunal.

Por la vía que conduce a Yondó hay un monumento erigido en el año 2019. Se trata de un “machín” pintado con tonos de color verde y acompañado por una placa que presenta los datos principales del pozo Galán 49, activo durante 60 años y actualmente abandonado por improductivo. Este monumento es un poco sorpresivo. Su relato hace referencia a la explotación de hidrocarburos y al discurso del fin del petróleo, ya conocido desde la TROCO y también usado por Ecopetrol cuando cerró la refinería en Tibú. Además, hay evidencias de que algunos yacimientos de crudo, supuestamente agotados, se han entregado al capital privado.

La ciudad ha pasado del abandono del monumento a la devaluación del mismo. En el muelle, un excandidato a la Gobernación colocó un timón de barco y al lado la Alcaldía de turno en 2019 hizo una placa que dice “víctimas del río”. Esta categoría no es utilizada por ninguna organización de víctimas en la ciudad ni la región.

Los monumentos públicos son representaciones que guardan significados ocultos y aparentes, elaborados por distintos grupos sociales que dan cuenta de la diversidad de miradas sobre el pasado y la tensión por establecer sobre el espacio público una proyección de la memoria colectiva. Barrancabermeja es una ciudad con una historia de luchas sociales marcadas por el conflicto social y armado.

Este recorrido evidencia el desdén por el pasado y la memoria, que debilita la identidad de los habitantes y su territorio. Es decir, la gente no tiene una idea clara de los monumentos y la mayoría están en un estado de abandono lamentable, lo cual explica la crisis de una ciudad elevada al rango de “Distrito Turístico” pero sin proyección. Por eso, se hace un llamado a no olvidar y a no abandonar los relatos de la ciudad tal como son: sin confusiones, sin distanciamientos o indiferencias.

*Juan Camilo Ariza es licenciado en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales (UPN, Colombia). Estudiante de Derecho (UCC, sede Barrancabermeja). Educador popular y colaborador de Colombia Informa.
Catalina Silva Arias es Magíster en Educación por la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (UARCIS, Chile). Licenciada en Español y Literatura por la Universidad Industrial de Santander (UIS, Colombia). Docente Cátedra de la Fundación Educativa del Oriente Colombiano (UNIORIENTE).
Sergio Andrés Suárez es Estudiante de Psicología en la UCC, sede Barrancabermeja, y colaborador de Colombia Informa.

CI JA, CA y SS/PC/26/08/2020/