07 jun CI.– Una noche del 7 de junio del año 1929, Gonzalo Bravo Pérez cae junto a sus compañeros y compañeras en una manifestación que protagonizaron todo el día. Gonzalo no se alzaría de nuevo en su cuerpo, era estudiante de derecho en la Universidad Nacional, y ahora lleva consigo el peso histórico de ser el primer miembro de ese sector en ser asesinado por el Estado.

El 8 de junio el año 1954 Gustavo Rojas Pinilla era el presidente de Colombia, en medio de una dictadura una marcha pacífica de la comunidad estudiantil salió del campus de la Universidad Nacional de Colombia y se dirigió hacia el palacio presidencial; Uriel Gutiérrez, estudiante de medicina, cayó muerto al ser asesinado por un policía.

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Un día después, 9 de junio, se realizó una marcha como rechazo hacia los hechos ocurridos el día anterior. Esta escena marcaría una de las etapas más crudas del movimiento estudiantil; el Ejército acciona sus fusiles de manera indiscriminada en dirección a los estudiantes. Once caen al suelo tras haber sido silenciados: entre ellos Álvaro Gutiérrez, Elmo Gómez Lucich, Hernando Morales, Rafael Chávez Matallana, Jaime Moure Ramírez, Hernando Ospina López, Hugo León Vásquez, y Jaime Pacheco, entre otros.

Tras estos hechos que marcaron la historia colombiana y mancharon de rojo los libros de las bibliotecas, nace el Día del Estudiante Caído, también conocido como Día del Estudiante Revolucionario. Éste es conmemorado el 8 y 9 de junio de cada año en las universidades del país en las que el Movimiento Estudiantil ha alzado su voz en contra de las políticas gubernamentales que se imponen año tras año en Colombia.

La historia del Movimiento Estudiantil colombiano está llena de luchas y de mártires que han sido asesinados y asesinadas por grupos paramilitares y, así como el 8 de junio de 1954, por el mismo Ejército. No es motivo de celebración el hecho de tener más nombres y retratos de compañeros sobre el asfalto. Recordarlos con cariño es mantener el corazón indignado ante la falsa democracia de la que se jactan aquellos que tienen el poder.

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En el 2019 aún ondean las banderas del Movimiento Estudiantil al recordar que el estudiantado no es sinónimo de guerra, sino de libertad.

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