25 nov. CI.- Hace unos minutos el Hospital San Ignacio en Bogotá, confirmó la muerte de Dilan Cruz, el joven de 18 años cuya cabeza fue destrozada por una granada aturdidora disparada por un agente del Esmad durante las movilización del 23 de noviembre en el marco del Paro Nacional.
Dilan fue impactado en la tarde del sábado durante una movilización que se llevaba a cabo en el centro de la capital colombiana. Los testigos afirman que un agente del Esmad disparó al joven desde una distancia de diez metros, aproximadamente.
#23NParoNacional | ? Atención. A esta hora cuerpo médico brinda primeros auxilios y reanimación a joven que fue agredido brutalmente por el #Esmad de la @PoliciaColombia, en #Bogotá. @DefenderLiberta @DefensoriaCol pic.twitter.com/0maYxrwYsE
— Colombia Informa (@Col_Informa) November 23, 2019
Luego de haber ingresado con un trauma craneoencefálico penetrante y un paro cardiorespiratorio, Dilan pasó tres días en cuidados intensivos, tuvo varias cirugías y un coma inducido; sin embargo, esta tarde los médicos del Hospital aseguraron que se encontraba en «estado crítico e irreversible». Apenas unas horas después anunciaron la muerte del joven.
Durante los tres días, los alrededores del hospital estuvieron ocupados por personas que deseaban su recuperación y expresaban la indignación frente a este hecho.
#ProtestaSostenida25N?| Continúan las muestras de solidaridad con el joven #DylanCruz, de 18 años de edad y herido gravemente por la policía colombiana. #EsmadAsesinos pic.twitter.com/Yyk6WrkRaA
— Colombia Informa (@Col_Informa) November 26, 2019
El asesinato de Dilan es el primero que se registra en el marco del Paro Nacional con el cual los colombianos rechazan las políticas económicas, sociales, ambientales, etc, de Iván Duque.
Dilan murió apenas a una semana de graduarse del colegio. Para poder estudiar administración debía pedir un crédito al icetex, motivo por el cual, como miles de jóvenes, exigía una educación pública y de calidad.
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Histórico de la represión
Según la ONG ‘Temblores’, a lo largo de los 20 años de existencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios -Esmad-, habían sido asesinadas 20 personas. A pesar de eso, no hay cifras exactas acerca de la cantidad de agresiones por parte de este Escuadrón hacia manifestantes, estudiantes, campesinos.
Su accionar, enmarcado en el supuesto «restablecimiento del orden público», ha reprimido la protesta social desde 1999. Así, distintas organizaciones sociales y de derechos humanos han exigido en reiteradas ocasiones el desmonte del Esmad, debido a que se contrapone al derecho constitucional a la protesta.
Ahora Dilan es el número 21. Dilan es Nicolás, Juan Camilo, Bertha y es las otras 17 personas que han sido asesinadas por el Esmad. Dilan fue víctima de un Estado que insiste en reprimir al pueblo y es la rabia de quienes permanecen en las calles abanderando la vida ante un gobierno que practica el terrorismo de Estado.
Ante esta noticia, el Paro continúa con mayor fuerza; se han convocado manifestaciones para mañana en distintas ciudades del país. Su rostro materializa la indignación.
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CI ND/ND/25/11/19/23:30
¡No maten a nuestra juventud!
Al enterarme de lo sucedido, dolorosamente recordé esa tarde en la que un grupo de estudiantes de la Nacional gritábamos consignas en contra de las acciones de malgobierno de Misael Pastrana, el que perdió las elecciones pero fue ungido, cuando un agente de la Fuerza Disponible, así se llamaba en ese entonces, giró sobre sí y de frente nos disparó su escopeta de gases, impactando en el pecho a uno de los estudiantes. Al llegar la ambulancia para trasladarlo, prácticamente ya estaba muerto. Desde entonces, casi 50 años después, siguen ocurriendo repetidamente los mismos crímenes de estado, en las ciudades y en el campo.
A Dylan lo mató un agente. A Dylan lo mató el ESMAD. A Dylan lo mató el gobierno de Iván Duque. Ahí no hubo nada de acción de contención, ni de salvaguarda de las instituciones, ni siquiera un “enfrentamiento”: el ESMAD arremetió contra los manifestantes y un agente le disparó deliberadamente al joven por la espalda; no fue nada accidental.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué existe el ESMAD? Simplemente porque esa es la forma en que los gobiernos de toda una vida, han ejercido y ejercen control social, esto es, tratan de silenciar y disciplinar a quienes se oponen a las políticas y procedimientos del poder. Es claro que los manifestantes de inconformismos y oposición siempre tienen en su raíz unos argumentos, los cuales los motivan a salir a la calle, que es el único medio de pronunciamiento que queda luego que el sistema ha cerrado y eliminado todos sus canales de comunicación, pues no le interesa oír sino a sus parciales, a sus áulicos y a sus beneficiados.
Ante la falta de argumentos, porque saben que la gente tienes sus razones, los gobiernos, y muy especialmente el actual, esconden la cabeza y responden con fuerza y violencia. Es patético que, por ejemplo, con una situación terrible como la viven las comunidades indígenas del norte del Cauca, este gobierno no adopte medidas jurídicas y sociales fuertes, sino que envíe tropas, ¿a dispararle a quién?
Los miembros del ESMAD tienen una mente anormal, producto del entrenamiento/adoctrinamiento a que son sometidos por sus superiores, que representan y se codean con los dueños del poder político-empresarial. No de otra forma puede entenderse como un ser se ensañe con otros seres indefensos, y proceda compulsivamente en contra de personas que están marchando y gritando, exteriorizando fuera de sí y en vesánica demolición, todos sus odios, frustraciones, temores e inconformismos. Pero la culpa, porque hay un culpable, es de quienes desde las altas posiciones gubernamentales, han instrumentalizado la represión y sueltan sus bestias violentas para que acaben con un derecho legítimo como es el de manifestarse. El ESMAD debe acabarse, no solo por las acciones delictivas que hace, sino porque es un imperativo devolver a los agentes de Policía, su dignidad como personas.
Pero esto no es fácil. Es casi que imposible, mientras continúe funcionando el sistema político actual, organizado y regido por corruptos, delincuentes, tramposos y ladrones que, escudados en los partidos políticos tradicionales o en sus derivados e híbridos, han hecho de las tres ramas del poder público, a nivel local, regional y nacional, su lucrativo negocio personal.
Se debe cambiar el sistema y se deben sacar a esos politicastros. La fuerza en las calles es importante, pero es necesario abarcar el ámbito político, mediante el estudio, la reflexión, el diálogo crítico, la organización y fortalecimiento de colectivos, y otras formas que la creatividad de la gente debe generar. Cada día se confirma que con estos gobernantes, las elecciones son una trampa, pero que al fin y al cabo se puede vencer con el entusiasmo, la unión y la firme convicción de la gente. El triunfo de Claudia López y de otros varios candidatos alternativos en las elecciones del 27 de octubre, demuestra que se puede vencer el fraude.
Los jóvenes nos han traído en estos días del paro, una luz de esperanza. Creo que cada día son menos los analfabetos políticos, o los ingenuos, o los indiferentes, y otros más que le hacen el juego al sistema. Espero que sigan con su ímpetu, su alegría, su verraquera. Y ni un joven más asesinado por el estado, ni un joven más muerto en las guerras importadas, ni un joven más perdido en las delincuencias. ¡Nuestros jóvenes se respetan y se cuidan!
26 de noviembre de 2.019