6 mar CI.- «La corrupción hay que reducirla a sus justas proporciones”, sentenció como propósito de gobierno el expresidente Julio César Turbay hace casi 40 años. Esta intención continúa como promesa de las nuevas campañas presidenciables de otros candidatos. Sin embargo, todo parece indicar que la corrupción es natural al sistema económico y político colombiano.

Sistema económico colombiano

La explotación del hombre por el hombre es la característica que define las relaciones humanas en Colombia, por medio del modelo de producción económico capitalista. La disminución de los bienes de la comunidad y, finalmente, de la sociedad en general ha sido una condición para este sistema económico que beneficia a una minoría de manera constante en nuestra nación.

Ahora bien, la corrupción se identifica como una de las prácticas para continuar este modelo económico, que utiliza funciones y medios, tanto públicos como privados, y siempre privilegia a una minoría.

Sistema político «democrático» liberal

El régimen representativo y de partidos políticos en Colombia carece de una confrontación ideológica desde hace más de 150 años. El bipartidismo conservador y liberal ha restringido a la democracia debido a su falta de doctrina y -a pesar de que hoy existen cerca de 15 partidos y movimientos políticos en el Congreso de la República que pueden ser ubicados en el espectro político desde la izquierda hasta la derecha- todos responden al reclamo de quienes desean el privilegio que la burocracia estatal otorga. Es decir: el manejo del presupuesto público a su favor.

Libre mercado clientelista

Al recordar recientes fenómenos de corrupción como el Caso Odebrecht, Reficar y los Panama Papers, es evidente que el ánimo de lucro y el clientelismo fueron los incentivos comunes para todos. La relación entre las multinacionales y el Gobierno ha dejado como resultado escenarios de enriquecimiento individual y la corrupción, a diferencia de como la prometió Turbay, no pudo lograr sus justas proporciones. Pero casos como estos hacen pensar que la corrupción es natural al modelo político-económico colombiano. El problema es que cada persona, como ciudadana de esta nación, no tiene su ganancia en todos los escenarios de la relación público-privada pues esta no goza de justas proporciones.

Caricatura realizada por Matador y tomada de El Tiempo.

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