9 jul, CI.- El 3 de julio se llevó a cabo en Medellín (Antioquia) la primera versión del Yo Marcho Trans. Las personas no binarias, trans y disidentes del sistema sexo-género exigieron que se les respete su derecho a la vida. Esto sucedió en un contexto donde en tan solo nueve días dos mujeres trans han sido asesinadas en la ciudad.

Desde Bogotá, organizaciones como la Red Comunitaria Trans y AlienHadas impulsan el Yo Marcho Trans. Esta vez, ciudades como Tunja, Popayán y Medellín acogieron la iniciativa.

Las personas trans y no binarias salieron a las calles para hacer escuchar sus voces y plantear sus exigencias. Tienen necesidades diferentes de las de la población lésbica, gay y bisexual. Se movilizaron por eso, para que sus reivindicaciones no fueran subordinadas en la tradicional movilización LGBTI (grupo poblacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales) que conmemora la protesta de Stonewall, cada 28 de junio.

En Medellín se unieron diferentes organizaciones como la Red Popular Trans y Antioquia Trans, con colectividades artísticas de disidencias sexuales y de género. También fueron acompañadas por otros sectores artísticos, feministas y por un pequeño sector del movimiento estudiantil universitario.

Aunque algunos de estos últimos sectores intentaron tomar la vocería de la movilización, la voz principal la tuvo la población trans y no binaria, tal cual era el objetivo.

Iniciaron con la performance Lamentos Furiosos que reflexiona sobre la imbricación del conflicto armado con las disidencias sexuales y de género. Una de las denuncias de esta movilización fue la militarización de la vida que tanto ha afectado a las personas trans.

Como parte de la marcha, se leyó la Declaración Transdisidente 01 en la cual afirmaron que “se decreta estado permanente de Rebeldía y Resistencia Transfeminsita, Marica y Animal en la ciudad de Medellín”. Y esto, a nombre de “las transfeministas, lxs cuerpxs trans, les disidentes y fugitives del sistema sexo-género, las animalas, las putas, travestis, marimachas y travas”.

“Que medidas como la declaración de aislamiento obligatorio por el COVID-19, el ‘pico y género’ y la exacerbación del poder que se le ha otorgado al Ejército Nacional y a la Policía Nacional; han desatado una ola de violencia cruenta sin precedente contra nuestras cuerpas mariconas y travestis y las de nuestrxs hermanxs, poniendo en entredicho nuestra dignidad y derechos humanos y fundamentales”, afirma la misma Declaración.

Analú Laferal, travesti herbívora, declaró que las personas participantes en el Yo Marcho Trans se suman a la declaración de emergencia nacional ante los feminicidios y transfeminicidios ocurridos en los últimos días. “La exigencia principal es que no nos sigan matando”, exigió.

“Los asuntos de la población trans se han visto opacados por las demandas de otros sectores que están dentro de la población LGBTI, y evidentemente las personas trans en nuestra expresión de género, en nuestra identidad, somos más vulnerables a una serie de violencias”, continuó Analú Laferal.

La marcha llegó al Parque Bolívar donde se hizo un plantón y una acción simbólica con velas y fotografías de las compañeras trans asesinadas. También le llevaron un mensaje de acompañamiento a las trabajadoras sexuales de este sector.

La antropóloga Ovi (Laura Oviedo Castrillón), integrante de la Red Popular Trans, considera que esta iniciativa es una ruptura con la movilización LGBTI del 28 de junio, tradicionalmente conocida como la Marcha del Orgullo. “Es una marcha que se financia desde las propias organizaciones”, dijo y con eso recalcó el carácter independiente de las agendas cooptadas por el mismo sistema héteropatriarcal. Ovi también considera que un aprendizaje importante de esta jornada es el no mercantilizar el Yo Marcho Trans para que mantenga su autonomía.

El Yo Marcho Trans en Medellín se llevó a cabo en un contexto de violencias directas contra esta población. “Señor, señora, no sea indiferente, se matan las travestis en la cara de la gente”, cantaban las consignas de la movilización.

El propio 28 de junio, día en que se conmemora el Orgullo, fue asesinada Eilyn Catalina, una mujer trans trabajadora sexual de 21 años. Y el 6 de julio fue asesinada Shantall Escalona, una mujer trans venezolana de 19 años. Ambas se encontraban en dos comunas de Medellín.

“Qué pasó. Por qué la mataron a plena luz del día. Quiénes estaban ahí. Quiénes la vieron. Quedan un montón de preguntas. A ellas las matan allá. A las otras las matan en el Parque Bolívar. Les pega la Policía, los grupos armados ilegales. ¿Qué estamos haciendo como ciudad? Es una pregunta a la ciudadanía”, cuestiona Ovi.

Muchos de estos casos quedan en la impunidad debido a toda una red de complicidad heteronormada que subvalora las vidas trans. Por esto, es urgente la garantía de derechos para las personas disidentes de la sexualidad y el género, tal como ocurre con el resto de la humanidad.

*Imagen de portada cortesía de Hiena Colectiva Audiovisual

CI CG/PC/09/07/2020/11:30