23 may. CI.- “Paga o destruimos tus datos” fue el mensaje que el pasado 12 de mayo apareció en la pantalla de miles de computadores en el mundo, principalmente de empresas e instituciones europeas. Se trató de un ciberataque, todavía de origen desconocido, que fue realizado con el fin de bloquear el acceso a los documentos y datos de los sistemas informáticos que se vieran afectados. El virus, llamado ‘Wanacry’, encriptaba los archivos y exigía el pago de 300 dólares para que estos no fueran eliminados. Se estimó que logró expandirse por aproximadamente 150 países, en su mayoría europeos, duplicándose de la misma manera en que lo hace un troyano.

Este ataque tomó por sorpresa a las autoridades de los distintos países y a los empresarios afectados que tuvieron que detener su producción; entre estos se encuentran Renault, FedEx y la Deutsche Bahn. Así mismo, ha sido catalogado como algo nunca antes visto, o al menos no en una dimensión tan grande. «Wannacry», siendo apenas un virus informático logró estancar durante un tiempo a algunas de las más grandes empresas que se encargan de reproducir el capital mundial, desestabilizando su economía; a partir de lo anterior, ¿cómo puede entenderse entonces este ciberataque?

Guerras de cuarta generación

Las guerras de cuarta generación son  una denominación dentro de la doctrina militar que comprende a la guerra de guerrillas, la guerra asimétrica, la guerra de baja intensidad, la guerra sucia, el terrorismo de Estado u operaciones similares y encubiertas, además de la propaganda, en combinación con estrategias no convencionales de combate que incluyen la cibernética, la población civil y la política. Se dan cuando los conflictos son asimétricos, es decir, cuando uno de los dos bandos tiene alguna ventaja, por lo general condiciones físicas, frente al otro. A diferencia de las guerras de primera y segunda generación, estas no se quedan únicamente en el combate directo, ni en el seguimiento del enemigo, sino que se ponen en contexto con la realidad actual y buscan aprovechar las redes, la tecnología y el exceso de información que llega a las personas.

Teniendo en cuenta la condición de asimetría, por lo general, el bando ‘fuerte’ suele hacer uso de técnicas de guerra convencionales, debido a la capacidad económica con la que cuenta. Por otro lado, el bando ‘débil’ hace uso de tácticas no convencionales que generen un mayor impacto en el enemigo sin la necesidad de hacer un ataque físico directo. Es por esta misma razón que, por lo general, los primeros pueden regirse a partir de estándares internacionales como el DIH, mientras que los últimos, debido a la no convencionalidad, salen de estos esquemas.

Entre las principales características de la guerra de cuarta generación se encuentran: el hecho de que se pueden librar desde cualquier parte del mundo, lo que dificulta la localización de quien la ejecuta; buscan que los ataques sean sorpresivos y masivos, con el fin de que tengan un gran impacto en los medios y en la opinión pública de la población.

¿Por qué la información y la opinión pública?

El uso de la información para incidir en la opinión pública es un método utilizado por esta nueva modalidad de guerra que descubrió en esto la oportunidad de movilizar masas. Mientras que el enemigo se centra en maximizar la potencia de fuego, el otro bando busca debilitarlo a partir de la presión que puedan llegar a ejercer las personas sobre este y, así mismo, generar una imagen negativa para que agrade a menos personas. La legitimidad juega también un papel fundamental, puesto que es la gente, a partir de la opinión pública, quien legitima, o sea que aprueba, las acciones de uno u otro bando.

Encontrar este potencial es encontrar que uno de los garantes de reproducción de la ideología predominante son los medios de comunicación. Estos, además, se encargan de consolidar o desequilibrar el sentido común de la gente y, teniendo en cuenta que la mayor parte son propiedad de grandes gremios económicos, se puede deducir que el sentido común que se establece es el que concuerda con sus propios intereses.

De acuerdo con lo anterior, se ha demostrado que estas técnicas no convencionales que, en teoría las utiliza el bando más ‘débil’, son usadas también por el bando ´fuerte´ que muestra su poder e influencia desde la manipulación a partir de la información y el control de las redes sociales. Por ejemplo, las estrategias mediáticas han sido usadas por Estados Unidos para ingresar a países para atacar el ‘terrorismo’, como lo hace actualmente con Siria para la supuesta defensa de la democracia, así como lo han hecho una gran cantidad de medios internacionales con la situación de Venezuela.

Es así como, en cuanto a la aplicación de estas estrategias en Colombia, Jesús Santrich, miembro de las FARC, afirma que: “Sin perder su carácter militarista, el imperialismo experimenta una forma de intervención que no se basa solamente en la fuerza bélica, sino que se ocupan de la desestructuración de la estructura: la guerra de cuarta generación; formas de guerra cultural, comunicacional, ciberguerras…en esa maraña está metida la realidad de nuestra América, en especial Colombia”.

CI ND/DM/23/5/17/19:45