17 nov CI.- Alvaro García Linera explicó en entrevista a Telesur porqué en Bolivia existe un golpe de Estado, las razones constitucionales por la que es preciso decir que Jeanine Áñez se autoproclamó como presidenta, y respondió a las críticas de intelectuales de izquierda feministas y autonomistas que no comprenden a Bolivia y sus clases sociales; un país nuestroamericano que se visibiliza y construye discursivamente bajo el lenguaje racial con elementos étnicos como la whipala y la biblia.

A las feministas

A las críticas de mujeres que dicen que en Bolivia lo que está sucediendo es una pelea por el poder entre machos, les digo que esa es una discusión de un par de feministas sentadas en un café viendo por la televisión cómo matan y cómo garrotean mujeres. Díganle lo mismo a las mujeres indígenas del Alto que han sido gasificadas el día de ayer, que las han obligado a arrodillarse delante de policías, que les digan lo mismo. Díganles porqué están saliendo a pelear, porqué marchan 4 o 5 horas con el hijo, con la hija, con una whipala en el hombro. No están peleando por una pelea de machos, están peleando porque se les quiere arrebatar su igualdad, díganle a esa mujer de pollera de Santa Cruz, que por caminar con pollera se le acusó de india cochina, y se le dijo que se fuera a su tierra; esa es una manera muy aristocrática para explicar los problemas.

En la defensa de la democracia, en la defensa de Evo, está la defensa de las mujeres de pollera, de indígenas del campo, de pobladores de las ciudades, de obreros que en la última década se empoderaron, tenían reconocimiento, tenían derechos de ciudadanos y de igualdad. Eso es lo que se está defendiendo y eso es lo que están atacando los golpistas, no es una pelea de dos varones. Es una pelea entre una minoría aristocrática que quiere derrumbar los derechos del pueblo organizado, de las mujeres, de los campesinos, de los obreros, de los jóvenes; y un pueblo que se resiste a perder ese poder, que reclama su reconocimiento, que reclama la igualdad, y lo están haciendo más mujeres que varones. Quienes lloran por la ausencia del Presidente son mujeres humildes, son mujeres que en estos años pudieron lograr entrar a una Alcaldía, podían caminar por la plaza, podían sentirse orgullosas y que nadie las escupiera por tener una pollera, podían ahorrar y tener el acceso a una pequeña vivienda de dos cuartos por un ahorro familiar o por un crédito del banco.

Son estas mujeres que han podido en estos diez años acceder al comercio, al transporte, a la profesión, a la universidad, a la salud, a la política; son estas mujeres las que están saliendo valientemente sin máscaras de gas, están saliendo con la pollera, con el sombrero y con la dignidad en el alma para defender su derecho a ser iguales, a ser reconocidas como bolivianas en igualdad de condiciones que el resto.

Le puede interesar: Así fueron las horas previas al Golpe de Estado en Bolivia

Con las autonomistas

Sus análisis son obscenos. Tienen un desfase con la realidad, arman conceptos preocupados en la estética y no en la capacidad de reflejarlos en los hechos. Cuando comenzó la movilización de las clases medias en Santa Cruz, La Paz, y en Cochabamba, los grupos autonomistas se asombraban porque veían un despertar de la sociedad y hablaban de una nueva explosión de democracia. Interesante. El problema con ellos es que no entendían el problema de clase y la condición de clase de esas colectividades urbanas que empezaron a manifestar su rechazo y movilizarse contra Evo Morales.

Eran clase media, universidades privadas, barrios acomodados, no eran las villas, no eran los barrios obreros, no eran los barrios migrantes; ese fue el primer gran error de los autonomistas: no entender el contenido de clase. Segundo error, el discurso de clase. Cuando esos colectivos urbanos comienzan a gritar que había que salir a matar a los coyas, a los indios, los autonomistas comenzaron un poco a incomodarse. Cuando en Cochabamba la clase media tradicional armó bandas para ir a agredir a mujeres que marchaban con sus hijos en las espaldas, los autonomistas se enmudecieron. Ya no sabían qué decir los autonomistas cuando el líder de estos grupos (Luis Fernando Camacho), en televisión, al lado de la biblia saca una lista para decir que iba a anotar, como Pablo Escobar, quiénes estaban contra él. Ahí el autonomismo comenzó a dudar que algo estaba mal, de que ese entusiasmo con el que recibió ese despertar de sectores juveniles, traía algo raro.

Y me pregunto ¿Qué dicen ahora los autonomistas? Ven a esta gente que aplaude y celebra a una presidenta golpista que ordena a policías y militares a matar campesinos e indígenas. ¿Qué pueden decir sobre esto los autonomistas? ¿Que los nueve muertos confirmados de la masacre de ayer eran qué? ¿Eran guerrilleros? ¡Eran campesinos que producen con sus manos los alimentos que consumimos! Los acaban de matar los golpistas. ¿Qué van a decir los autonomistas de un ministro levantado en hombros por esta gente que se movilizó, de clase media tradicional, que les ha dicho públicamente que va ir a cazar a los opositores? ¿Qué van a decir de una ministra de comunicación que se ha peleado con la prensa porque si no informan lo que ella dice son conspiradores? ¿Dónde quedó el barniz democrático y el despertar de esta juventud democrática?

No entendieron que esa juventud despertaba para oponerse a los indios, para oponerse a esa igualdad que estaban consiguiendo otros que tienen otro apellido y otra piel. No entendían eso. El gran problema de los autonomistas es que no saben leer ni el carácter de clase, ni la condición de clase, ni el discurso de clase que tienen estos supuestos sujetos que han despertado a la democracia. Esta clase media tradicional engendraron un monstruo, los 18 muertos vienen de este despertar, los más de 100 heridos, el discurso de supremacía racial, vienen de esta clase media conservadora tradicional que no acepta que un indio pueda tener el mismo título que uno, la misma oportunidad laboral, la misma universidad que uno, las mismas opciones de acceder a un cargo público, no las aceptan.

Existe una paradoja, porque ahora los autonomistas tienen que aplaudir a los que están asesinando campesinos, a los que han violado la Constitución, a los que han arremetido con motos contra mujeres campesinas con sus hijos y han sido atropelladas. Tienen que abrazar a los que le cortaron el cabello a una mujer, la ensangrentaron. El autonomismo peca de un desfase absoluto respecto a la realidad. Si fueran autonomistas de verdad deberían estarse preguntando cómo es que se está moviendo el Alto. Allá no hay líderes, no hay dirigentes visibles, y se están produciendo autoconvocatorias de las juntas vecinales. Que esos autonomistas dejen su café y su centro comercial y vayan al Alto, espero que tengan un centímetro de lucidez para entender la realidad.

Puede leer también: Suroccidente colombiano: claridades para los tibios

La Whipala

La Constitución plurinacional reconoce una bandera que ha estado en las luchas desde antes, en las luchas contra Sánchez de Lozada, como símbolo que guiaba las grandes marchas del año 2000, de la guerra por la defensa del agua contra las empresas extranjeras,  en las luchas de los años 80, viene desde Katari, es la memoria de una lucha y por eso cuando algunos policías y algunos citadinos de clase media alta agarran la whipala, la tiran al piso, la queman, la escupen, o cuando los policías se cortan la whipala que traían en su uniforme, la gente lo vive como una mutilación personal; no era un simbolo de la Constitución, eran ellos.

Esa bandera simbolizaba de que al fin los indígenas eran reconocidos en Bolivia, tenían derechos. Cuando viene una persona de clase media alta y corta la whipala, la bota, la escupe, está escupiendo sobre la mujer de pollera, el artesano, el comerciante, el migrante, el transportista, el joven estudiante de la universidad pública, y se indigna. Por eso en las siguientes horas salen a la calle. Evo permitió que la whipala tomara este lugar simbólico en un movimiento de igualdad social, que hoy esta gente quiere ponerle límite. La gente está marchando por democracia, más que un voto, democracia real, acompañada de igualdad, ampliación de derechos. Eso no se hace por lista ni de manera forzada.

La biblia

Hay evangelismo conservador y uno más progresista. El evangelismo ha crecido pero no es mayoría en Bolivia. Nos reconocemos como un Estado laico y reconocemos todas las creencias, el Estado ahí no se ha metido. Lo que veo es que hay distintas corrientes, al igual que en la Iglesia católica. En la Iglesia católica hay corrientes muy conservadoras vinculadas a la élite, a la aristocracia católica que hay en Bolivia, a excepción del Cardenal, al Cardenal lo tienen marginado por ser indígena, no lo dejan hablar ni asistir a eventos públicos; y hay una Iglesia católica muy popular, muy progresista, que está en los barrios, que está en las comunidades porque reivindica la palabra de Dios en favor de los humildes, de la justicia y de la igualdad.

Yo creo que en ambas corrientes religiosas, evangelistas como católicas, hay ambas tendencias, progresistas y conservadoras. No me atrevería a decir que predomina una sobre otra. Si bien ahora la religión está siendo utilizada por los golpistas como una bandera movilizadora. Lo hace de una manera muy forzada. Están intentando manipular este sentimiento sagrado, religioso, y tan humano que tenemos todos, porque el ser humano es un ser de creencias, para generar un sentimiento adverso contra Evo, pero si uno revisa la biblia y ve el mensaje de Cristo, él te decía que había que trabajar por los pobres. Cuando nosotros decimos que en 10 años hemos sacado el 30% de los bolivianos de la extrema pobreza y los hemos colocado en la clase media ¿Para quién hemos trabajado?

Hemos trabajado para los pobres, sin necesidad de llevar la biblia en la mano y la lista de narcotraficante en la otra, como lo hace el señor Camacho. Nosotros hemos seguido el legado de Cristo.

Recuerde: Camilo Torres fue la figura paralela al Che Guevara: Enrique Dussel

Los militares y la Policía

El comandante de las Fuerzas Armadas dijo que no tenían cómo suplir a la Policía, sin que nosotros le pidieramos o pensáramos en sacar a los militares a la calle. Ellos piden una reunión con Evo y dicen que no tienen fuerza antimotín, no tienen implementos, están en una pobreza franciscana, y si quieren que salgamos a las calles nos tienen que dar un decreto. Claro, tres días después, ese mismo comandante le pide la renuncia a Evo, y cuatro días después ese mismo comandante saca los militares con miles de balas, no con ocho balas como decía que tenía cada elemento, usándolas de manera criminal contra el pueblo, tiene helicópteros, carros de asalto y claro, no ha pedido decreto. Para defender al indio: decreto, no tiene balas y no puede salir a responder; para matar al indio hay miles de balas, cientos de tanquetas para ir a aplastar la resistencia popular. Esas son las realidades que se han presentado.

Muchos integrantes, altos mandos de las Fuerzas Armadas tienen formación en Estados Unidos y no hemos tenido tiempo para transformar su discurso y formación profesional. Los vínculos de muchos de ellos, vía familiar con militares norteamericanos o con instituciones norteamericanas estaban vigentes. Intentamos una reforma pero quizá lo que faltó con mayor decisión fue haber creado una fuerza de defensa, una fuerza civil de defensa que proteja las conquistas de la igualdad y los avances de la democracia. Este fue uno de los elementos que ha permitido que por ahora el golpe de Estado siga en pie.

Nadie sabe qué va a pasar con Bolivia, el día de ayer hubo una masacre. Por un lado está una autoproclamada presidenta con apoyo de la Policía y de las Fuerzas Armadas, que ahora la clase media duda de apoyar porque no imaginaron la manera tan cruda como iban a asesinar campesinos e indígenas. Y por el otro lado está la Asamblea Legislativa, donde tenemos mayoría, elegimos presidentes de Cámara y Senado, tenemos 2/3 ahí, ninguna convocatoria a elecciones, ninguna elección de tribunal electoral puede hacerser sin la Asamblea legislativa controlada por nosotros.

Hay un Gobierno dividido: un ejecutivo sostenido por militares y policías, un legislativo con nosotros, respaldado con movilización popular; una especie de doble poder. Queremos una mesa de negociación para que encontremos una salida constitucional, legal, a esta confrontación política, y sin muertos. Una mesa de negociación a la cabeza del Presidente Evo, de los ministros, y por supuesto de los presidentes de ambas cámaras. Ellos [la derecha] quiere continuar con el derramamiento de sangre, forzar la imposición de una dictadura.

Le puede interesar: Gobierno de Venezuela logra Diálogo nacional con la oposición

Elecciones

Las elecciones deben dirimier este empate catastrófico entre fuerzas conservadoras y militarizadas, y fuerzas progresistas y organizadas. El uso del fusil requiere de legitimidad aún en su forma más violenta. Hay una dimensión de legitimidad que encausa, que envuelve el uso de la violencia para que se consolide. La legitimidad al golpe de Estado la dio la clase media tradicional, por eso pasó de lo civil a lo policial y militar. Destruyeron al país que más crecía en el continente, el país que más había multiplicado su riqueza, que más había sacado personas de la pobreza, con mayores perspectivas de crecimiento, distribución y bienestar del continente.

Esto no es un resumen ni una cifra fría, estamos hablando de gente humilde que puede ahorrar, que puede mandar a sus hijos a la universidad, gente que puede cambiar su techo de paja por uno de lámina, gente que se compra un auto, una máquina de coser para trabajar, de eso estamos hablando, de agua, luz, calles pavimentadas, colegios con computadoras, de eso estamos hablando cuando decimos crecimiento económico. Estamos hablando de la vida diaria del ciudadano de a pie. Ese bienestar lo estábamos construyendo con orgullo, y ahora lo están rifando, destruyendo a punta de fuego y masacre de los bolivianos. Carlos Mesa va a pasar a la historia como el gran golpista, el que destruyó la economía de Bolivia.   

CI  TS/JA/17/11/2019/09:00