31 mar- CI. Son las 5:00 am en El Túnel, Cajibío (Cauca) y el dron de la Policía empieza a sobrevolar la zona. Los campesinos se despiertan alertados, pues días atrás esa misma escena estuvo acompañada por la arremetida del Escuadrón Móvil Antidisturbios –ESMAD-, que dejó los campamentos incinerados como resultado.

En medio de las sombras, que aún se sobreponen al día, se comienza a calentar el fogón para preparar el café que acompaña las madrugadas.

Son las 7:00 am, se está repartiendo el desayuno; al tiempo, un helicóptero sobrevuela el lugar, da un par de vueltas al perímetro del campamento y luego se aleja.

Llega la hora de hacer las llamadas a los seres queridos para Informar sobre su situación de salud y seguridad, y también para enterarse acerca del estado de esas labores que cada quien ha tenido que delegar para estar en la movilización.

La mañana se pasa en conversaciones entre campesinos y campesinas que se comparten sus conocimientos ancestrales sobre las semillas, formas de sembrar y sus procesos organizativos.

El dron vuelve a visitar la zona luego del almuerzo, se eleva desde la vía panamericana y hace un recorrido de cinco minutos por el territorio. La cámara intenta enfocar a las personas que se encuentran dispersas en el sector.

Varios campesinos están jugando un partido de fútbol que se ve interrumpido por la visita de un par de aviones militares que sobrevuelan la zona.

Se escuchan explosiones provenientes de la panamericana. Algunos compañeros se encuentran realizando bloqueos y la respuesta represiva por parte de la Fuerza Pública ha sido pan de cada día para los mingueros. 

Las radios de los campesinos sintonizan con facilidad los canales nacionales tradicionales, los cuales aseguran que éstos «desinforman y deslegitiman la movilización».

La noche comienza a cubrir el horizonte y todas se disponen a comer, al tiempo en que se observan unidades militares patrullando la zona.

Las personas permanecen en el lugar para dormir, bajo la única carpa que sobrevivió a las llamas y conservando las pocas cosas que quedaron luego de que el Esmad quemara todas sus pertenencias.

«Se duerme con un ojo abierto Y el otro cerrado, con la fuerza pública nunca se sabe», asegura un campesino.

En medio de la incertidumbre, y sin poder descansar con tranquilidad, termina un día más en el punto de la Minga de El Túnel, Cajibío. La minga ya ajusta 21 días en los que han habido enfrentamientos, heridos y un Gobierno que se niega a escuchar. Sin embargo, los indígenas y campesinos continúan con la frente, los ánimos y la esperanza en alto.

CI AM-JO/ND/31/03/2019/18:00