El próximo 11 de septiembre será la ópera prima del montaje «Por algo sería», una creación colectiva de la Corporación de Trabajo para el Desarrollo Social y Cultural, Tierra de Errantes –Terrantes-, sobre el conflicto social, político y armado en Colombia. La cita será en el Teatro la Candelaria de Bogotá a las ocho de la noche.
Según Fernell Verjel, integrante de Terrantes, la obra de teatro surgió en medio de su exilio en México: “Fue escrita mientras estaba fuera del país, cuando tuve que desplazarme en razón de mi trabajo zonas de alto conflicto. Es una catarsis frente a la guerra”.
La obra trata de mostrar el otro lado de la guerra, el que no ocurre directamente en el campo de batalla. “Es un versión contada desde la población civil, usada en todas las regiones como escudo. Su historia tiene hasta el momento la relevancia que se necesita” mencionó Verjel quien a su vez insistió en la necesidad de abrir espacios de diálogo para solucionar el conflicto social y político con todos los sectores de la sociedad.
“En el proceso de La Habana están los actores armados resolviendo su guerra pero la voz de las comunidades no tiene el eco suficiente en ese espacio. Hace falta revisar las causas, los motivos que dieron origen a la confrontación armada en al que la población civil ha puesto la cuota más alta”, afirmó.
“Por algo sería” es la historia de 3 jóvenes de un pueblo cualquiera, en algún punto del país que, por vivir en zonas de conflicto, se ven involucrados en la guerra sin tener participación directa con los actores armados.
Trabajo artístico y comunitario
Según el testimonio de Fernell Verjel, Terrantes trabaja con el objetivo de promover y desarrollar opciones socioeconómicos y culturales que contribuyan al mejoramiento integral de la calidad de vida y al bienestar de las comunidades vulnerables del país.
Sin embargo, Terrantes no es solo el grupo de teatro. A su alrededor existen otras iniciativas culturales como talleres literarios, charlas sobre militarización de la vida y talleres de artes marciales.
Desarrollan su trabajo en el barrio Altamira de la localidad de San Cristóbal al sur de Bogotá y cuentan con una pequeña sala de teatro qué, según Verjel, “construyeron con mucho esfuerzo”.