30 jun. CI. – En junio de 1962 fue el lanzamiento comercial de la película Lolita, basada en la novela homónima de Vladimir Nabokov y dirigida por Stanley Kubrick Esta sería la primera versión fílmica del libro, pues la segunda sería la versión de Adrian Lyne, lanzada en 1997 y que es considerada por muchos críticos una cinta de culto, aunque no exenta de polémica, dada la temática propuesta tanto en el libro como en el film: la pedofilia.

En el guión de la película original participa el mismo Nabokov, por ello es una película cargada de simbolismos que añaden luces y sombras a la grandeza de Kubrick. En el elenco de 1962 están nada menos que James Mason quien hace el papel de Humbert Humbert, un hombre culto de mediana edad que llega a la ciudad de Ramsdale, Nueva Inglaterra como profesor universitario y que conoce a la pequeña Dolores Haze, (Lolita) interpretada por Sue Lyon hija de la dueña de la casa de hospedaje donde este se encuentra. De inmediato se obsesiona con la adolescente, a quien busca insistentemente hasta llegar a sostener un romance que le hace perder la razón.

La casera, interpretada por Shelley Winters se enamora de Humpert con quien contrae luego matrimonio a pesar de que ni la ama ni la desea y en su diario recoge todo lo que su cabeza maquina. “Lolita” es enviada a un campamento de verano y en ese periplo muere Charlotte, la madre de Lolita atropellada por un automóvil, mientras huye de las intenciones mortales de Humbert. Este decide recogerla y comienza un largo viaje en busca de privacidad con su nueva amante adolescente. Las cosas no saldrían como las habría planeado y Humbert termina solo, sin Lolita y asesinando al hombre que antes que él pervirtiera a Dolores.

En el elenco de 1997 están Jeremy Irons en el papel de Humbert y Dominique Ariane Swain como Lolita. La película ganó entre otras nominaciones la de “mejor beso” en los MTV Movie Awards en 1999 entre Irons y Swain y la de mejor director (1998) entregada a Lyne por la National Board of Review.

Mas allá del romance planteado en la novela y la película es importante mencionar que los medios de comunicación han utilizado desde hace décadas a la mujer como objeto sexual, especialmente a las jóvenes y adolescentes, tanto en la promoción de bienes de consumo como en la industria pornográfica. Lolita no es la excepción, más allá de las intenciones de Kubrick y Nabokov está la instrumentalización del término lolita como categoría sexual, como alegoría del sexo a temprana edad, como provocación.

A pesar de ser un buen material bibliográfico no se puede pasar por alto una merecida critica, mas aun, cuando el abuso sexual a menores es una constante que va en aumento, especialmente en los cinturones de pobreza a lo largo y ancho en Nuestra América.

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