17 mar. CI.- Contra todo pronóstico, y tras haber alcanzado su éxito con la cinta de Ciencia Ficción E.T. El extraterrestre (1982), Steven Spielberg consiguió el prestigio que muchos dudaban que pudiese alcanzar llevando a la pantalla grande, en el año 1985, El Color Purpura. Esta es una majestuosa adaptación del libro homónimo del mismo nombre y ganador del Premio Pulitzer, escrito por Alice Walker.

En el Sur de Estados Unidos, en una época incierta que parece ser a principios del siglo XX, nos acercarnos a Celie (Whoopi Goldberg) recorriendo en tres décadas la vida de una mujer negra. Desde niña sufrió los abusos de su padre, quien la maltrató física y psicológicamente, arrebatándole su inocencia. Y esto sucede no solo con ella sino también con su hermana Nettle (Akosua Busia).

Celie es obligada a casarse con Albert (Danny Glover) y esto la obliga a separarse de su hermana y de sus dos hijos (nacidos de las repetidas violaciones por parte de su padre).

Es entonces cuando se queda sola frente a este hombre despiadado, abusador y machista. Típico del tiempo y la condición que se describe en la historia. Poco a poco el director nos describe las penurias que vive cada personaje que rodea a Celie y nos deja ver que la relación con su marido está lejos de tener tolerancia o amor. Por el contrario, está marcada fuertemente por el abuso y los maltratos físicos a los que es sometida cada vez que decide alzar su voz contra él.

Desde un principio podíamos llegar a describir el filme como un melodrama racial, ya que este tema está muy presente. Pero no sería justo hacerlo, ya que lo que se esconde allí es un relato feminista dotado de fuerza y que nos describe como ningún otro la condición humana. Además, cuenta a la manera vívida de Spielberg, las discriminaciones por las que pasaron muchas mujeres negras y pobres y que fueron las bases de explotación necesarias para fundar la nación estadounidense.

Esta película alcanzó 11 nominaciones a los Premios de la Academia de cine estadounidense en categorías como Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Guión. La fotografía a cargo de Allen Daviau, el diseño de producción J. Michael Riva y una dirección artística impecable, mantienen a los espectadores borde de las lágrimas.

Si le gusta esta cinta, debe ver también La verdad de Soraya M. (2008), de Cyrus Nowrasteh; En Tierra de Hombres (2006), de Niki Caro; Durmiendo con el Enemigo (1991), de Joseph Rubén; e Irreversible (2002), de Gaspar Noé. Todas abordan la violencia contra la mujer y los abusos a los que nos vemos sometidas en innumerables ocasiones por las dinámicas establecidas en el sistema patriarcal.

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