13 ene. CI.- Roma es el espejo de un México inmortal contado a través de los recuerdos de del director Alfonso Cuarón. Un film en el que las mujeres son homenajeadas. La cinta se hunde en los suburbios de un México contemporáneo, cava en los recuerdos más crudos y forma un retrato humano de cada personaje.

Una apuesta atrevida en blanco y negro, un estreno vía streaming por la plataforma Netflix y una nueva era para el cine alternativo son algunos de los temas importantes que, la nueva película de Cuarón (‘Y tu mamá también’ o ‘Gravity’) sentó en la industria del cine actual. Sin embargo, Roma (2018) es más que un hito en el cine mundial y pese a la controversia generada por su difusión en las pantallas, no se ha empañado aquel retrato de humanidad por el que Cuarón ha esperado 12 años.

La cinta tiene por nombre Roma haciendo alusión al barrio donde se lleva a cabo. Durante la primera década del siglo XX, aquella zona era considerada de clase alta donde se codeaba la gente más adinerada. La película narra la historia de Cleo, una indígena empleada doméstica quien trabaja para una una familia de clase media-alta en el convulso Distrito Federal cuando apenas daba inicio la presidencia de Luis Echeverría.

Roma está inspirada en Libo Rodríguez una mujer de origen mixteco quien trabajó para la familia de Alfonso cuando él era solo un bebé. El observó y creció con Libo a su lado, aquella unión mediante lazos sentimentales fuertes, fue lo que llevó a Cuarón a transmitir aquella lucha que lleva una mujer como ella contra la desgarradora desigualdad racial y social no solo presente en México sino en toda Latinoamérica.

Roma conceptualmente atraviesa vertientes históricas de un México golpeado, tal como se observa de manera singular la matanza ocurrida en 1971, llamada Corpus Christi o el “Halconazo” en la que murieron 120 personas en una manifestación estudiantil. La cuidadosa recreación de la época de los 70 es uno de los valores aclamados por la crítica, ya que Cuarón y su equipo decidieron adaptar una casa para rodar la cinta y no hacerlo en un estudio de grabación.

Imágen de la Película Roma. Licenciada bajo Creative Commons

El film no solo parte de la nostalgia como su visión principal, Roma es una crítica directa y compleja sobre la vida que retrata. Nos muestra que las cárceles no solo tienen cuatro paredes y un cerrojo, que estas se manifiestan de manera recurrente en situaciones cotidianas. Que la indiferencia y el sufrimiento se presentan en todas las clases sociales. Que la violencia es el eje fundamental para ejercer represión física y psicológica. Que soportar el peso y las dolencias de otros solo por trabajar para ellos es una carga inhumana y por supuesto que ni México ni Latinoamérica han avanzado y que siguen igual que hace más de 50 años.

Ver Roma es regresar en el tiempo mirando un viejo álbum de fotos, donde el retrato fotográfico juega de manera prescindible con el espectador. Lo que contrasta con aquellas identidades y situaciones del común, de la realidad que se presenta de manera basta, creando una maraña argumentativa que solo tiene sentido al verla por si mismos en una calle cualquiera, en una casa cualquiera, y que está presente en cualquier rincón de la dolida Latinoamérica.

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