Durante el 12 y 13 de marzo la ciudad de Ibagué, Tolima, recibió a la premio nobel de paz Rigoberta Menchu Tum. La invitación se hizo en el marco de la celebración de los 70 años de la Universidad del Tolima. La paz, los retos del país frente al posconflicto y el papel de la mujer en la construcción de iniciativas de paz fueron algunos de los temas que se trabajaron.

Rigoberta recibió el premio nobel hace 22 años, en el momento en que América Latina estaba dando unos pasos agigantados en visibilizar la diversidad y sobre todo la contribución de los pueblos indígenas, la interculturalidad la pluriculturalidad y la multiculturalidad a un gran movimiento continental.

“La lucha por la injusticia y por la intolerancia va construyendo una cultura de paz”.

El planteamiento más importante y quizás el llamado urgente para los medios y el pueblo es la participación activa en el actual proceso de negociación entre el gobierno nacional y la FARC, así como los acercamientos con el ELN. Frente al tema de derechos humanos aclara que no son amnistiables, el respeto por las víctimas no es negociable. La paz no es únicamente el silenciamiento de las armas, son muchos los conflictos sociales, psicológicos y territoriales que se deben resolver.

Durante este primer día de visita, tuvo una cita con los medios de comunicación locales. En medio del saludo, Rigoberta Menchú rindió un homenaje especial a las mujeres de Colombia, América y el mundo.

Saludó los 70 años de formación de la Universidad del Tolima, planteó que “son setenta ciclos de formación de extraordinarios ciudadanos, personas liderazgos y por lo tanto no hay homenaje más hermoso que reconocer los procesos, que la paz es un proceso y no solamente una coyuntura y por lo tanto es una construcción permanente, un proceso que tarda muchos años, muchos conocimientos y que solo es posible si se construye una agenda conjunta”.

En la catedra Conflicto y Construcción de Paz, Rigoberta Menchú habló sobre la decadencia global.

“La decadencia es institucional y social, se sobrevive con una agonía de muchos problemas, la pobreza ya no solo es económica, la pobreza también es espiritual, es social, existencial del ser humano. Si tenemos conciencia que nuestro entorno es conflictivo, debemos dimensionar todo lo que hacemos. Por supuesto que silenciar las armas es una gran obra social, es más, es como si fuera un cuento de niños, si fuéramos niños deberíamos darnos a la tarea de recoger todas las pistolas que hay por ahí, para almacenarlas en un lugar. La lucha por las guerras tiene que pasar por acciones muy concretas, un trabajo muy fuerte”.

El segundo día, se desarrolló un conversatorio protagonizado por dos importantes mujeres. “El papel de la mujer en la construcción de paz en América Latina” fue el tema principal. Rigoberta realizó un análisis de contexto proponiendo: “¿Qué es lo que afecta a las mujeres en los conflictos? En primer lugar ninguna mujer ha iniciado un conflicto armado, ninguna mujer inicio una guerra entre naciones, pueblos, ciudades, civilizaciones, a pesar que las mujeres en muchas partes de la historia hemos sido protagonistas como una decisión matriarcal, como las civilizaciones ancestrales donde se destaca el rol de las mujeres en el liderazgo de un sistema o una sociedad.

La mayor cantidad de acciones de la mujer en los conflictos armados están movida por su corazón y por su temor, somos las madres de todos los hombres que hacen la guerra, y entonces una madre y a pesar de lo que sea tiene que hacerle frente. No puedo teorizar la participación de las mujeres en el conflicto sino tengo unos ejemplos muy claros, no puedo generalizar. Desde el primer decenio de los pueblos indígenas las mujeres entendimos que no es la mujer si no las mujeres, somos diversas, en todas nuestras experiencias, culturas somos una riqueza extraordinaria”.

Junto a Rigoberta Menchú Tum participó durante esta última jornada Marilen Serna, vocera del Congreso de los Pueblos, campesina del departamento del Cauca, desplazada de su comunidad, hace parte del proceso de construcción de la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, de las luchas campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbanas que se gestan inicialmente desde el departamento del Cauca.

Marilen saludó y ratificó: “Las mujeres para poder pensarnos y para ser conscientes de los impactos de este conflicto social y armado, hemos tenido primero que identificar cuáles son esos puntos álgidos de la estructura del país que están en disputa, entre un modelo dominante, un modelo social, político y económico excluyente y un modelo que soñamos muchos y muchas en este país, sobre todo quienes estamos inmersos en un movimiento social, político y popular que viene reconfigurándose en los últimos años y que hemos empezado a soñar que podemos transformar las condiciones del país. Por eso esfuerzos como lo que viene pasando hoy en el Movimiento de víctimas, el movimiento de la Marcha Patriótica, movimiento del Congreso de los Pueblos, movimiento de mujeres, movimiento por la paz son muy importantes”.

“La fuerza de las mujeres es extraordinariamente grande, cada una de nosotras tenemos una ciencia cargando de manera permanente, donde nosotras tenemos conocimientos y sabiduría, deseo lo mejor para ustedes, agradezco la oportunidad de poder estar en Colombia y en el Tolima”. Con estas palabras cerró la participación en el conversatorio y su visita en la ciudad Rigoberta Menchú Tum.