03 mar. Honduras- En la madrugada de hoy, la líder indígena del pueblo Ienca Berta Cáceres fue asesinada en su casa de La Esperanza, Intibucá, Honduras. Cáceres recibió amenazas de muerte por acompañar las luchas de defensa de su comunidad y fue víctima de persecución política.

Según informó Tomás Membreño, miembro de la coordinación del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras –Copinh-, anunció que los hechos ocurrieron a la una de la madrugada mientras Berta Cáceres descansaba en su hogar. Para la comunidad internacional, era conocido el riesgo que corría Cáceres por las amenazas que la extrema derecha hondureña le había propinado en razón de sus denuncias contra las multinacionales presentes en su territorio.

La líder indígena hacía parte de la coordinación del Copinh, organización de la que fue fundadora en 1993.  Lideró manifestaciones en defensa del medio ambiente, se opuso a la construcción de proyectos hidroeléctricos en el occidente de Honduras por las implicaciones nefastas de esas obras sobre la soberanía nacional y los recursos naturales.

Su labor como defensora de los recursos naturales y el ambiente la hizo merecedora del Premio Medioambiental Goldman, el máximo reconocimiento mundial para activistas de medio ambiente. En aquella ocasión manifestó ante el mundo: «Me siguen. Me amenazan con matarme, con secuestrarme. Amenazan a mi familia. Esto es a lo que nos enfrentamos».

Berta Cáceres también encabezó protestas contra el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 al entonces presidente hondureño, Manuel Zelaya y tan solo la semana anterior denunció que cuatro dirigentes de su comunidad habían sido asesinados y algunos amenazados.

Uno de sus hermanos, Gustavo Cáceres, solicitó al Gobierno hondureño encabezado por Juan Orlando Hernández, que este caso no pase a ser un número más en las estadísticas de la violencia en el país, y que su asesinato sea esclarecido y se castigue a los culpables.

Recordó a los periodistas que su hermana tenía medidas cautelares y aun así ha sido asesinada. «Siempre dio la cara, nunca utilizó un arma para protestar porque su arma era su voz», sentenció su hermano ante los medios. 

El asesinato provocó repudio por parte de líderes sociales y políticos de toda Latinoamérica. Este hecho se suma al aumento de la represión a la protesta en varios países del continente en un contexto de aparente resurgir de los gobiernos de derecha. 

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