La masacre de más de mil indígenas por la Gendarmería Nacional Argentina en octubre de 1947, ocurrió en las lomitas, actual provincia de Formosa cerca de Argentina, en un lugar conocido como “Rincón Bomba”. Los aborígenes fueron masacrados, los sobrevivientes fueron perseguidos para ser asesinados y sus hijas violadas. Este hecho fue denunciado en 2005 por la Federación Pilagá y en marzo de 2006 un grupo de abogados e investigadores forense, encontró en el lugar restos de 27 cadáveres de indígenas. Además encontraron elementos militares. Los abogados realizaron un juicio contra el Estado Nacional por crímenes de lesa humanidad.

La masacre contra Pilagás, Mocovíes, y wichís en “Rincón Bomba”, ha sido documentada gracias a las declaraciones de algunos sobrevivientes de estas comunidades.

Los testigos contaron los hechos

Según los testigos que han relatado la situación, ante la hambruna que vivían los aborígenes y la falta de terreno para cultivar se fueron a trabajar al Tabacal, en el ingenio San Martín. El dueño de la finca era el magnate Robustiano Patrón Costas, quien les había prometido trabajo y buen pago; pero los aborígenes fueron engañados, maltratados y mal pagos por su trabajo. Ante el engaño, los indígenas iniciaron una protesta, razón por la cual el propietario de la finca los despidió. Enfermos y hambrientos los aborígenes regresaron a Lomitas.

La hambruna que sufrió la comunidad produjo la muerte de niños y ancianos. Los indígenas siguieron en condiciones de miseria. Esta situación llevó a los caciques  Nola Lagadick, “Pablito” Paulo Navarro y Luciano Córdoba a pedir ayuda a la Comisión de Fomento y al Escuadrón 18 de Gendarmería Nacional. Cuando el presidente Juan Domingo Perón se enteró de las necesidades de esa comunidad envió vagones llenos de alimentos, ropa, colchones y medicamentos. Sin embargo, los alimentos llegaron mucho tiempo después y en estado de descomposición muriendo 50  indígenas aproximadamente.

Las tribus indígenas se indignaron contra la Gendarmería y reclamaron por la situación. La respuesta de estos fue inmediata; tropas del ejército nacional argentino sitiaron el campamento Pilagá y provocaron la muerte de alrededor de mil indígenas entre mujeres niños, ancianos y hombres. Los Pilagá que escaparon por los montes fueron perseguidos y asesinados. Sus hijas sufrieron violaciones y luego fueron asesinadas. En varias localidades, los militares realizaron quemas colectivas según cuentan los testigos. De acuerdo a testimonios, los artífices de la masacre fueron terratenientes y capitalistas con intereses en la región.

La Gendarmería Nacional o fuerza de seguridad militar que fue establecida en Argentina durante el gobierno militar en la década infame de Roberto Marcelino Ortiz, en julio de 1938, en cabeza del director general, ascendió de cargo posteriormente a Leandro Santos Costa, quien estuvo al frente del genocidio. En el ascenso resaltó la “valerosa y meritoria intervención llevada a cabo contra el alzamiento de indígenas Pilagás”. La masacre de “Rincón Bomba” fue silenciada durante 58 años y mantenida en la total impunidad, por el temor de los sobrevivientes a correr la misma suerte.

Los pueblos Pilagás en la época actual

Las comunidades aborígenes han sido por tradición recolectoras, dedicadas a la casa, la pesca y al cultivo de plantas medicinales y han resistido desde la época de la colonización española. Los Pilagás, aún conservan su cultura y transmiten sus conocimientos y su historia a las nuevas generaciones. Sin embargo, defensores  de estas comunidades han denunciado la situación que padecen los pueblos originarios. Sus territorios han sido invadidos y cercados impidiéndoles pescar, cazar, cultivar y recoger plantas alimenticias y medicinales.

Las tierras que habitaban los indígenas han sido saqueadas y rematadas por los gobiernos de turno. Situación que ha llevado a las familias a vivir a lo largo de las vías o en periferias sin acceso a servicios básicos de vivienda, agua o trabajo.

Las denuncias que mantienen los abogados señalan que los Pilagás, siguen resistiendo y esperan tener una indemnización por los crímenes de lesa humanidad, daños morales y que sea determinada la verdad histórica, a favor del pueblo de etnia Pilagá, en razón de la Matanza de Rincón Bomba. Así mismo, han solicitado el castigo para los culpables que aún viven como el militar Costas, quien llegó a ser Juez Federal de Formosa, el mismo juzgado que lo imputa por crímenes de lesa humanidad.

El documental “Octubre Pilagá, Genocidio en Formosa”, narra los testimonios de los sobrevivientes de las víctimas. El documental incluye el relato de una anciana que fue testigo de la violación de una mujer Pilagá en manos de un gendarme cuando fueron capturadas. La obra realizada por Valeria Mapelman, gano el premio al Mejor Documental en el XII Festival Nacional de Cine y Video Documental realizado en Mar de Plata.

https://www.youtube.com/watch?v=IEUqZPBTH1s