19 may.CI- Entre el 20 y el 22 de mayo, el proceso de las Constituyentes por la Paz con Justicia Social discutirá los principios de una nueva Constitución y la ruta hacia una nueva Constituyente. Esperan tener alrededor de 500 delegados de todo el país con representaciones de diversos sectores sociales y políticos. La apuesta principal de este llamado es el reconocimiento de que la paz en Colombia no se ahoga en las agendas que se elaboran con las insurgencias. 

Colombia Informa  entrevistó a Jorge Rojas de la Comisión de Comunicaciones de las Constituyentes para conocer los objetivos y alcances de esta propuesta.

Colombia Informa: ¿Por qué hablar hoy de generar una Constituyente y elaborar una nueva Constitución?

Jairo Rojas: Principalmente porque una constitución en el actual modelo en el que Colombia está inserta, es la brújula en la planeación y concepción de un país. Es donde están inscritos los principios de decisión y acción política y administrativa. Pensamos que la constitución actual colombiana está agotada como faro que guíe al país hacia un futuro de equidad, de justicia social, democrática y que conviva con el mundo natural del cual hace parte. Es una constitución escrita para el libre mercado, para la acumulación de grandes capitales por encima de los derechos sociales y de la naturaleza. El campesinado y sus territorios ni siquiera están reconocidos dentro de la constitución más que como trabajadores agrarios.

Ahora, no creemos que una constitución escrita, acordada con todos los sectores sociales incluso los que hoy están en el poder, sea garantía automática de que la realidad de despojo y exclusión que vivimos empiece a cambiar, eso es una tarea mucho más grande y depende del proceso constituyente que se vive hoy en Colombia, es decir, la capacidad organizativa, el debate constante de los movimientos sociales, las propuestas legislativas, las luchas y reivindicaciones territoriales, la capacidad de movilización que venimos construyendo las organizaciones sociales, son muestra de un proceso en movimiento, sin embargo tenemos grandes retos si queremos realmente incidir en la transformaciones que necesitamos como país.

C.I.: ¿Qué papel juegan los ciudadanos en general en la construcción de la paz, más allá de lo que se pueda plantear en las mesas de diálogo tanto con el ELN como con las FARC?

J.R.: Precisamente los ciudadanos en general deben irse convirtiendo en el motor, cada vez con más capacidad, del proceso constituyente. Hoy la fuerza proviene principalmente de los sectores organizados, pero la indignación de la gente viene en aumento, hace parte de nuestra tarea promover esa indignación y tratar de transformarla en energía para el cambio. Por otro lado, creemos que precisamente un proceso constituyente requiere del concurso del constituyente primario. Es decir, el nuevo país lo debemos construir con la más amplia participación de todos los sectores sociales. Pensárnoslo como una ruta de acción, como una hoja de ruta, nos permite proyectar la tarea y nos pone el reto de ir superando pasos y avanzando.

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C.I.: ¿Cómo se generó el proceso de Constituyentes por la Paz con Justicia Social?

J.R.: Las constituyentes nacieron en el 2011 como herramienta para exigir la solución política al conflicto social y armado. Veníamos de los 8 años de la presidencia Uribe y la violencia había golpeado muy duro a toda la sociedad. Pero al mismo tiempo que se exigía el diálogo, se construían propuestas de cómo deberían ser las cosas en paz con justicia social.

En estos 4 años poco a poco han ido haciéndose constituyentes en muchos lugares y su objetivo mutó de la sola exigencia de la solución política, al ejercicio de empezar a soñar un nuevo país desde las comunidades e ir intentando recoger y sistematizar, con el objetivo de ir cualificando cada vez más el modelo de país que queremos.

Hoy ya llevamos 65 constituyentes en 18 departamentos. 3 de las cuales, fueron de carácter nacional. Nos reconocemos como un proceso valioso que ha venido trabajando, pero entendemos que no somos la única iniciativa y que debemos sumar otras fuerzas igualmente valiosas. Que seamos millones en movimiento por una transformación real.

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C.I.: ¿A grandes rasgos, què del actual modelo económico, político, social y cultural es nocivo para la paz con justicia social y como lograrían contrarrestarlos una Constituyente?

J.R.: Creemos que la discusión en Colombia es a todo nivel. Esa constitución que prometió la paz en el 91 no nos cumplió, la desigualdad es cada día más profunda, la participación política nunca se abrió, hoy tenemos muchos partidos, pero sólo dos ideologías dominantes, las de siempre. El modelo minero energético en el que el gobierno insiste es inviable y violento con la vida. La constituyente como tal será el espacio de acuerdo de las reglas de juego, pero la vida real se la da un movimiento constituyente vigoroso, amplio, diverso, donde cabemos todos y todas.

C.I.: ¿Qué posibilidades de articulación ven desde la Constituyente entre las propuestas del ELN y las FARC en sus propósitos de paz?

J.R.: Primero que todo una Constituyente debe recoger los acuerdos logrados con ambas insurgencias, es decir, partir de que los diálogos adelantados en la Habana y los que se abren con el ELN hacen parte también del proceso constituyente que vivimos.

Segundo, la implementación de los diálogos de la Habana son el primer espacio directo dónde debemos incidir como movimiento, coordinadamente, con propuestas y con capacidad de movilización. Así mismo es necesario incidir en los diálogos mismos con el ELN, el énfasis que hace esta agenda en la participación tiene que ser aprovechado para avanzar y acumular fuerza. Los diálogos con las insurgencias son insumo, fuerza, camino andado, pero la tarea continua.

C.I.: Vemos hoy en día la relevancia del ambiente en la construcción de la paz, ¿cuáles cree que serían los principales propósitos de una constituyente frente a los problemas del ambiente? 

J.R.: Creemos que en las trasformaciones necesarias el tema ambiental es uno de los ejes rectores. La relación humano-naturaleza debe sufrir un cambio de pensamiento, de relación. En lo concreto lo viven todas las comunidades en todas las regiones, el modelo privatizador y extractivo es totalmente inviable, destruye el territorio, genera pobreza, es irreparable. Como dije antes, una constitución es la brújula de un país, y uno de sus principios debe ser el respeto y el equilibrio con la naturaleza.

Finalmente invitarlos a participar 20, 21 y 22 de mayo en la Asamblea de Procesos Constituyentes, allí proyectaremos la iniciativa y tendremos una participación muy amplia de sectores sociales que seguramente diversificará y fortalecerá el debate. Decimos: Nunca más un país sin nosotros y nosotras.

CI CC/FC/19/5/16/00:00

* Equipo de Redacción y corresponsalías de Colombia Informa en Bogotá.