24 ago CI.-Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo… Enfrentar la sociedad a partir de los discursos de terror, un método tan propio del Centro Democrático, como de cualquier otro mentiroso. Colombia está sumida en un desastre: problemas de maquinarias políticas, injusticia, impunidad y corrupción. Ante ello tenemos al expositor de dicha supuesta realidad,  Ernesto Macías.

Por Jorge Zalapata* Ernesto Macías tiene una hoja de vida creada a punta de favores políticos. Sus orígenes son del pueblo Opita, el Huila. Donde desde sus inicios se dejó en entredicho la culminación de su educación. A pesar de ello, hoy en día es el presidente del Congreso de Colombia.

De apariciones polémicas, desmesuradas y anacrónicas. Al menos eso dio a pensar cuando Ernesto Macías acusó que el origen del ventarrón del 7 de agosto fue producto de actos de chamanería.

Tal vez no esté tan desatinado o no haya dicho un disparate, más bien una confesión. Los Santos abandonaron la casa de Nariño y hubo una nueva posesión al poder, lo cual se auguró con dicho ventarrón.

Es importarte respetar las creencias de cualquier persona. Sin importar que Colombia se reconozca como un Estado laico, cada quien tiene la libertad de profesar lo que quiere.

Por ejemplo, en el caso de Macías, quien es de creencia Uribista y de la iglesia del Centro Democrático. La preocupación y la percepción caótica del país vista por Ernesto Masías, es entendible. Álvaro Uribe el mesías del Uribismo, está siendo perseguido por los viles y terribles monstruos de lo que los colombianos llamamos justicia y verdad. Esto, preocupa a Macías y al resto del Centro Democrático, partido político que posicionó a Ernesto allí: Primero como senador y ahora como presidente del Senado.

No obstante no hay que olvidar su papel, aunque parece el adulador personal del discurso de posesión del nuevo presidente Iván Duque, Ernesto Macías se encarga de agravar las noticias. Calificó de que Juan Manuel Santos: “Dejó un país con las cifras más preocupantes de la historia: en lo social, en lo económico y en lo institucional”, dijo Macías el pasado 7 de agosto.

La expresión “crea una tormenta en un vaso de agua”, le atiza a Ernesto Macías. Afirma que el país está en un desastre económico, ambiental… y términos de él, un problema gravemente político. Habla del fortalecimiento de las relaciones diplomáticas, pero enfatiza la necesidad de las reformas estructurales a los acuerdos de paz; ¿Por qué ponerle más peros a la paz? Macías siempre se ha manifestado su oposición a los diálogos desarrollados desde La Habana. No es para más, si se le acaba el negocio de la guerra, se le priva de una de sus tragedias preferidas.

A pesar de todo lo anterior hay que resaltar que es directo y sincero. Ante la propuesta anticorrupción no dará apoyo a preguntas como la que busca bajarles el sueldo a los congresistas. ¿Y su argumento? Sencillo: que son los servidores públicos que más gastan. Calificando así  la consulta anticorrupción como innecesaria.

¿Será por qué se le acaba el negocio? De cualquier manera solo lleva un mes y ya nos deja mucho de qué hablar.

* Jorge Zalapata es estudiante de Derecho en la Universidad Santo Tomás, Bucaramanga, y de Trabajo Social en la Universidad Industrial de Santander.

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