22 oct. CI.- El debate sobre si pintar o no se ha mezclado con muchos otros tópicos que, en general, atraviesan este tipo de discusiones. ¿Qué posición debe tomar el movimiento ante los estudiantes que al marchar protegen su identidad?  ¿Qué postura tomar frente a los que salen a pintar o pegar mensajes en las calles, o frente a quienes proponen salir a dar la mano o abrazar a la policía?

Por KDM*. Después de la marcha del 17 de octubre, varios establecimientos y monumentos amanecieron pintados. Consignas, pinturas, murales, stencil, stickers o papeles pegados con engrudos han sido blanco de críticas. Sin embargo, existen quienes tenemos una opinión en defensa de la pintura como expresión.

Hay que ir más allá de calificativos superficiales, se debe trascender y dejar de llamar a los estudiantes “Vándalos”. Pintar una sede de un canal de radio es tomar una postura concreta sobre la posición que ese canal privado ha tomado frente a las marchas estudiantiles, y respecto a las decisiones políticas de gobierno. Pintar una sede no va a hacer que el medio deje de existir,  es un acto comunicativo de inconformidad con la línea editorial que propone, en este caso RCN Radio. Las fachadas, el sistema público (e indigno) de transporte, hacen parte de un espacio público, al que se están llevando exigencias, proposiciones y pensamientos que también comunican en forma de pintadas, murales, Stickers, etc.

Así mismo, la policía es en la mayoría de los casos, blanco de estas expresiones. Aunque desde el mismo movimiento se propongan otro tipo de manifestaciones como regalarles flores, darles la mano o abrazarlos, no hay olvidar que la policía (y sobre todo el ESMAD) es una institución que está diseñada para reprimir la movilización y la protesta. Como institución tiene graves denuncias de asesinatos y violaciones de derechos humanos. Si bien hay que proteger y auto-cuidar las protestas, las manifestaciones son oportunidades para expresar y denunciar que desde siempre, el movimiento social que se moviliza, organiza y protesta es considerado una amenaza.

Muchas posturas invitan a pensar en las personas que son las encargadas de limpiar y repintar las fachadas afectadas, personas que por lo general hacen parte del sector de aseo de las empresas y que en su mayoría tienen trabajos tercerizados y mal pagos. Pensar y tener consideración con estas personas debe trascender entonces a pintar o no una pared que después será limpiada por órdenes de superiores, y empezar a cuestionar quizá las condiciones laborales de estos seres humanos.

Considero, que lo que hay de fondo en esta discusión es un debate ético sobre cómo “marchar bien”. En este sentido, hay quienes opinan (incluso dentro del movimiento estudiantil) que se debe protestar sin alterar la ciudad, sin afectar el tráfico, sin alzar la voz y sin incomodar. Argumentan que además de afectar a la ciudad en las movilizaciones, se deslegitima el movimiento estudiantil.

Tomando como ejemplo las fotos y noticias que circulan después de una protesta, se observa que son olvidados conceptos básicos como la proporcionalidad. Se cae en mecanismos fáciles para desviar la atención. De ninguna manera un rayón será comparable, en este caso, con la deuda histórica que tiene el Estado Colombiano en decisiones políticas, como ha sido desfinanciar y llevar a la crisis a la educación pública.

Las críticas a la protesta social y al movimiento estudiantil existirán siempre y vendrán de todos lados. Siempre habrá algún “pero” que pretenda deslegitimar las demandas estudiantiles, sobre todo las que vienen de universidades públicas que han sido cuna histórica del pensamiento crítico y de la oposición argumentada a las medidas gubernamentales. Existen sectores políticos que quieren una educación manipulada y un movimiento estudiantil afín al establecimiento, que no se pronuncie, que no moleste, que no bloquee vías ni raye paredes, en fin, un movimiento estudiantil incapaz de poner a pensar al país.

*KDM es estudiante de Universidad Pública

CI KDM/FC/22/10/18/07:00