Las armas de la guerra de cuarta generación también pueden ser tomadas por los pueblos del mundo para dar la batalla de ideas, sostiene el periodista Fernando Vicente Prieto. Un repaso por las redes «reales y virtuales» de solidaridad internacional.

 

Por Fernando Vicente Prieto*. Se sabe, los medios electrónicos tienen cada vez mayor alcance e influencia mundial y se encuentran sujetos a la mirada y el control de las agencias de inteligencia, como denunció con detalle el exespía de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos -NSA por sus siglas en inglés-, Edward Snowden.

Pero además, las plataformas de comunicación son espacios de construcción de una realidad virtual, marco en el cual operan trasnacionales de la información que operan con obvio sentido político. De allí que las redes sociales son el espacio desde donde se alimentan en gran medida las campañas de manipulación informativa en torno a lo que sucede en Venezuela.

Durante las guarimbas, por ejemplo, en las semanas de máxima tensión se hizo habitual la utilización de imágenes falsas para “informar” sobre violaciones a derechos humanos en Venezuela con fotos de represión en países como Chile, Argentina, Egipto o el Estado español.

En marzo, a medida que las amenazas de EEUU a Venezuela se hacían cada vez más evidentes, las mismas redes dominadas por lógicas ajenas fueron ocupadas como espacio de disputa por campañas de reivindicación de la independencia y la solidaridad entre los pueblos, articulando una condena masiva al imperialismo.

Los pueblos con Venezuela

Desde fines de febrero, luego del fallido intento de golpe de Estado con componentes de la Aviación y apoyo de la Embajada norteamericana, un conjunto de organizaciones populares, asociaciones y brigadas de solidaridad, medios comunitarios, artistas e intelectuales hicieron circular una convocatoria llamada “Los pueblos con Venezuela”, con base en un documento que planteaba la necesidad de visibilizar de conjunto una serie de actividad de solidaridad con la Revolución Bolivariana.

Si bien la fecha elegida estaba planteada entre el 1° y el 8 de marzo, con la orden ejecutiva firmada por Barack Obama el lunes 9 de marzo se reimpulsó la campaña, que continúa hasta la actualidad. En tres semanas, por las redes circularon fotografías con apoyos de cientos de organizaciones en los cinco continentes. En América Latina, la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA motorizó actividades en varios países –entre ellos: Argentina, Brasil, Chile,Canadá, Colombia, Haití, Honduras- y otras importantes articulaciones, como la CLOC-Vía Campesina y la Marcha Mundial de Mujeres, enviaron su adhesión, sumándose a decenas de espacios coletivos.

#ObamaDerogaElDecretoYA

En medio de estas acciones de solidaridad real y virtual, la reunión de Unasur en Quito y luego la cumbre de ALBA en Caracas dieron un espaldarazo importante a la posición de Venezuela. Fue entonces cuando el gobierno bolivariano dio un paso de ofensiva comunicacional, convocando a una campaña de firmas electrónicas en www.obamaderogaeldecretoya.org.ve.

Esto fue acompañado por un tuitazo, el viernes 20, que instaló como primera etiqueta a nivel mundial la frase #ObamaDerogaElDecretoYa. Hasta el lunes 23 de marzo se llevaban contabilizados casi 3 millones de tuits, y después de Venezuela, el primer lugar desde donde venían era EEUU.

El pueblo en la calle

Pero la diplomacia de los pueblos tiene una diferencia fundamental con las operaciones psicológicas teledirigidas, que copan las redes como si fueran masivas pero no logran reunir a nadie en la calle. Esto es lo que viene pasando a la oposición venezolana incluso desde las guarimbas de 2014. Desde hace dos años que la oposición es capaz de ganar en etiquetas de twitter, artistas de Hollywood, políticos de derecha recorriendo el mundo y visitando a otros políticos de derecha, pero no la cantidad de pueblo movilizado por un proyecto. Uno de los efectos de la violencia derechista ha sido su progresiva pérdida de masividad, sobre todo en Caracas. El chavismo continúa siendo mayoría en la calle.

Mientras Maduro lanzaba la campaña internacional, de soporte fundamentalmente virtual, el pueblo venezolano se activaba nuevamente –ya ha habido varias grandes manifestaciones, el 23 de enero y el 12 y 28 de febrero- y tomaba colectivamente el espacio público, con movilizaciones, actos, ruedas de prensa de diferentes sectores.

Al mismo tiempo, comenzaban a instalarse las mesas de recolección de firmas en todo el territorio venezolano. En plazas, esquinas y grandes actividades como la Feria Internacional del Libro, que terminó el domingo 22, se alcanzaron en los dos primeros días un millón de adhesiones. La meta es de 10 millones, de aquí al 10 de abril en que se realizará la Cumbre de las Américas, y donde Obama se verá, al menos en público, con Maduro.

Un primer cálculo

Los primeros 15 días muestran que, en lugar del supuesto aislamiento internacional en que estaría Venezuela, cuenta con una amplia red de solidaridad.

La solidaridad a nivel de Estados no sólo alcanzó a los organismos de integración latinoamericanos, como ALBA, Unasur y Celac, con pronunciamientos claros y anunciando gestiones ante EEUU. El Movimiento de Países No alineados y diversas formaciones políticas del mundo respaldaron a Venezuela. La decisión de EEUU apenas fue apoyada abiertamente por el ala más radical de los venezolanos domiciliados en Miami, quienes se encuentran juntando firmas en apoyo de la amenaza de Obama.

A menos de 20 días de la Cumbre de las Américas en Panamá, pareciera que EEUU pateó el tablero pero está encontrando una creciente unidad y movilización dentro de Venezuela y desde los pueblos del mundo. EEUU seguramente intentará volver a relegitimarse a través de alguna acción, que pueda capitalizar a nivel propagandístico. Necesita esa legitimación para seguir elevando los niveles de conflicto. Medidas como nombrar a Felipe González defendiendo a López y Ledezma pueden ir en este sentido, pero no será suficiente. Ahí radica el alerta ante cualquier evento.