2 oct. Zaragoza – La actuación de las fuerzas de seguridad del Estado español ha sido portada de numerosas publicaciones internacionales debido a su dureza desproporcionada. A pesar de ello, el gobierno catalán afirma que 2,2 millones de personas pudieron votar.

Por M.S.A*. Las lecturas de del referéndum en Cataluña del 1-0 son tan opuestas como cabía esperar. La jornada transcurrió en un clima de excepción, con las fuerzas de seguridad del Estado (FFSS: Policía Nacional y Guardia Civil) empleando la violencia para cerrar colegios electorales. Los números marcan el desarrollo de las votaciones: unas 800 personas debieron ser atendidas por los servicios sanitarios; unos 400 colegios fueron cerrados (unos 90 por las FFSS y el resto por los Mossos d’Escuadra, las fuerzas policiales catalanas); 2,2 millones de votantes y un resultado del 90% a favor de la independencia.

Según el Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, “no ha habido referéndum en Cataluña”, mientras la prensa internacional se hace eco de la dura intervención de las FFSS. En todos los medios de comunicación españoles se ha remarcado la pasividad de los Mossos para cerrar colegios (tal como obligaba la Fiscalía General y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña), empleando como ejemplo varias secuencias en las que Mossos y las FFSS se increpaban.

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Esto ha conseguido que la imagen de dicho cuerpo policial quede impregnada de una aureola de libertad. Sin embargo, mal haría la izquierda al no recordar que estos mismos Mossos, con los mismos partidos en el poder, fueron la fuerza represiva que estalló ojos, o rompió manos y dientes de las personas que se manifestaban en las plazas de Barcelona para denunciar la corrupción, los recortes, los desahucios y a favor de la justicia social. Son la misma fuerza policial que realizó la Operación Pandora contra el movimiento libertario, deteniendo a una treintena de personas tras un montaje policial.

La condena de la sociedad civil española e internacional a la represión ha sido unánime. El propio Gobierno Europeo advierte que la violencia no es el camino de la solución. En este contexto, las palabras del Presidente español, Mariano Rajoy, parecen absurdas, propias de una persona fuera de la realidad.

Sin embargo, otra lectura interpretaría, tanto la negación de que se hayan producido las votaciones como la defensa del uso de la fuerza, como un mensaje encaminado a cerrar filas en esa masa ciudadana que ha asumido con fervor la lucha contra el independentismo catalán como esencia de su ser político. Esa masa, amalgama de conservadurismo, tradicionalismo y constitucionalismo, ha sido entregada al fascismo por el Partido Popular -PP- sumándose de este modo a la línea ascendente de la ultraderecha en Europa. Será difícil que en España haya un auge de un partido fascista, esos votos parecen dirigirse al partido heredero legítimo del franquismo.

Por su parte, el Gobierno Catalán ha dado una cifra de participación del 2,2 millones de personas con 90% de resultado favorable a la independencia. Una participación del 42%. Tras una extrapolación, realizada por el propio Conseller de Presidencia, se calcula que en un referéndum normalizado habrían tenido un 55% de participación. Este es el primer dato que llama la atención: incluso con una extrapolación favorable, la participación apenas llegaba al mínimo para tener representatividad.

Aunque, en este momento, las cifras apenas carecen de significado. La CUP ha llamado a la huelga general. Los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) respaldan el paro convocado para el martes. Tras las últimas declaraciones del Gobierno Catalán y la CUP, con estos resultados, se baraja una posible declaración unilateral de independencia. Tras la respuesta dada por el Gobierno Español al referéndum, podríamos afirmar que la primera consecuencia de esa declaración sería una intervención de Cataluña por parte del Estado español, en base al artículo 155 de la Constitución.

CI MS/PC/02/10/17/12:00

*M.S.A. es un destacado escritor y corresponsal de Colombia Informa en España.