Segunda parte de la entrevista inédita a Enrique Dussel, publicada con motivo del natalicio del sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo. El filósofo e historiador argentino se define «marxista y cristiano», repasa el pensamiento de Weber, Marx, Benjamin, y plantea la vigencia del ideario camilista en la actualidad. «Si no lo mataban, hasta podría haber sido presidente. Camilo era un segundo Gaitán», afirma.

Pregunta: ¿Cuáles elementos considera que son los aportes más importantes de Camilo Torres Restrepo, ya sea desde su producción intelectual o desde su práctica?

Enrique Dussel: El repensar del cristianismo desde su origen fue una renovación tremenda que influyó incluso en el presente. Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Lula, todo esto, pienso yo, no es posible sin aquella Teología de la Liberación, que hace entender que uno puede estar en la propia tradición del imaginario popular que es religioso. Sin embargo, ahí  hay una comprensión de izquierda que permite el proceso revolucionario. Pero también se sabe que hay un «otro» de derecha que impide este proceso revolucionario y luego se dicen cristianos, y hoy se sabe que uno no tiene que ser necesariamente un derechista para ser cristiano sino que al contrario, el joven profeta que murió, no de viejo en una cama del templo sino crucificado, era alguien distinto, y al cual cualquier revolucionario puede hacer una referencia y encontrar una resonancia religiosa en el pueblo. 

Que el pueblo se acerque a la Teología de la Liberación permitió que el imaginario popular descubriera una tradición que era ignorada y hace un aporte fundamental que ahora se está viviendo, y es una renovación de la Teología de la Liberación o la Teología Política.

Ahora, de pronto, me viene a la cabeza Walter Benjamin, quien habla del mesianismo materialista y el materialismo en Marx. Benjamin quería conciliar marxismo y cristianismo. Lo que intuía Walter Benjamin como una posibilidad lejana, la Teología de la Liberación lo hizo ¡pero bien clarito! ¡El ideal de Walter Benjamin ya lo hicimos nosotros, los latinoamericanos! La gente entonces ahora habla de Benjamin y digo: no, no compañeros, si nosotros hemos hecho más que Benjamin, lo hicimos realidad. Y Camilo estaba detrás de todo esto.

P: ¿Cree que él advertía eso? ¿Pensaría en sentido marxista Camilo?

E. D.: Él todavía no lo tenía muy claro, y no lo podía tener. Él venía de una sociología lovaniense progresista, crítica al funcionalismo pero ni siquiera weberiana. Era todavía anterior a Max Weber, pienso yo, entonces no podía entender el tema. Hay que verlo en su tiempo.

Yo soy marxista, de los que está construyendo marxismo en el mundo. Soy marxista y tengo un enorme conocimiento de la tradición cristiana, soy cristiano y no hay ninguna incompatibilidad; es como cuando recibieron al Papa Juan Pablo II en Nicaragua con un gran cartel que decía: entre cristianismo y revolución no hay ninguna contradicción. 

Pero en la época de Camilo no era así, y él todavía tenía una sociología un tanto positivista, estadística, con porcentajes, por lo que no había llegado a un desarrollo como hubiera llegado cuatro o cinco años después, pues hubiese sido un teórico a lo Fals Borda. Sin embargo, pienso que Camilo abrió un camino y sobre todo, se dio cuenta que había que pensar sociológicamente. Después nos dimos cuenta que teníamos que pensar económicamente, y después había que producir toda una política teóricamente distinta que para él estaba lejísimo todavía. Sin embargo, dio las pautas para llegar a ese tipo de problemas. 

P: De lo que ha estudiado, ¿ha encontrado un punto de diálogo entre Camilo y Marx?

E. D.: Su compromiso era con el pueblo y los pobres, por eso la categoría que en Marx es más funcional es la “masa pobre”. Entonces la palabra pobre tenía un gran significado, y cuando yo descubro que Marx habla del pobre, me permite hacer la coincidencia de las dos tradiciones y entender qué es clase. 

Ahora, si el pobre tiene que venderse a sí mismo y, al venderse, es subsumido por el capital, entonces se transforma en clase. Pero la condición de clase es ser pobre, porque sino no se vendía, vendía el terreno, vendía los instrumentos pero no se vendía a sí mismo. ¿Por qué venderse a sí mismo? Porque no tenía nada más que vender, y si no se vendía a sí mismo se moría de hambre. Entonces la pobreza era la condición absoluta del capital –eso lo dice Marx en los Grundisse -, pero eso Camilo no podía sospecharlo porque no lo sospecha nadie ni aún hoy. 

P: Lo que nosotros hemos encontrado en el pensamiento de Camilo es que él tiene ciertas prevenciones con el discurso del foco, el discurso de la vanguardia, porque él decía: “nosotros no podemos ir al pueblo con paternalismos, nosotros no podemos ir a enseñarle, porque él es el que está sufriendo, él es que está siendo explotado”.

E. D.: ¡Claro!, Él también tenía prejuicios con el marxismo.

P: Con el marxismo de los partidos políticos…

E. D.: ¡Lógico! Porque el marxismo por aquella época era muy ortodoxo, era soviético.

P: Porque si usted recuerda el Mensaje a los Comunistas, Camilo es muy claro en decir: “yo no puedo ser comunista ni como cristiano ni como sacerdote, pero tampoco puedo ser anticomunista”, y reconoce esto del humanismo del marxismo y el humanismo del cristianismo como un lugar común dado.

E. D.: Es cierto, pero cuando dijo lo primero no sabía muchas cosas. No podía decir “yo podré ser comunista” porque en ese momento no se había estudiado. En el año de 1968 yo estaba en París y ya afloraba el diálogo entre cristianos y marxistas, y sólo ahí empezaron a tomarse como aliados. Se fue dando el giro de los antimarxistas que fueron caminando en un proceso.

P: ¿Cree que Camilo era un anti-marxista caminando?

E. D.: Camilo vino de la familia Torres Restrepo, clase aristócrata, y fue yéndose hacia el pueblo. ¡Era un líder! Si no lo mataban, hasta podría haber sido presidente. Camilo era un segundo Gaitán.

P: Sí, pero sin embargo él tiene una visión negativa de la política, también hay que entender el contexto de la política colombiana y de la teoría política disponible en su momento, como por ejemplo, esto de decir no voy a las elecciones, el que escruta elige.

E. D.: ¡Ah, bueno! Pero eso fue al comienzo. ¿Qué hubiera pasado luego de 10 años de práctica? No sé, pero creo que hubiera entrado en otra dinámica…

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Colombia Informa agradece a los autores de la entrevista, el Colectivo Frente Unido – Investigación Independiente.

Primera parte:

«Camilo Torres fue la figura paralela al Che Guevara»