22 ene CI. Washington. Por Celestino León*- Luego de la histórica posesión de Donald Trump para la presidencia número 45 de los Estados Unidos de América, pancartas y letreros en su contra, muchos escritos a mano, aún penden en las esquinas y muros de Washington DC. Rastros de dos días de intensas movilizaciones sociales y diversas formas de entender el rostro político con el que el capitalismo se nos presenta hoy, y las esperanzas.

¿Estas personas evitaron su derrota?

Lo intentaron. El partido demócrata prefirió escuchar los mandatos de las corporaciones y los bancos, no las exigencias de una clase obrera empobrecida, explotada y mal pagada, de una clase media en declive, una industria en quiebra, una juventud hipotecada con los bancos por créditos estudiantiles, y un pueblo cansado de la política enferma y tradicional. Prefirió hacer la guerra contra Bernie Sanders para favorecer a Hillary Clinton, y tras los escándalos decapitar a Debbie Wasserman Shultz, presidenta del partido y opositora de Sanders. Mientras, el Partido Verde, el Libertario, los Socialistas, los Independientes y los Comunistas, tampoco pudieron sintonizar con los peatones. En parte por el bloqueo mediático y los sabotajes con los que constantemente son golpeados por el establecimiento norteamericano, en parte por falta de recursos económicos, y en parte por falta de estrategia comunicativa y articulación política a nivel nacional: por no saber hablar y escuchar a la gente.

La mayoría de los manifestantes jugaron las reglas de una “democracia” desconfiable y perdieron; y hoy son pocas personas las que rechazan ese enjambre político que los derrotó. La mayoría rechazan el sexismo, la xenofobia, la misoginia de los 62.1 millones de estadounidenses que votaron por #TrumpPresidente en una contienda donde Hillary Clinton ganó la mayoría de votos directos de la población, 65.1 millones, pero que sólo le otorgaba 227 delegados del colegio electoral, mientras que Trump ganaba 304 delegados.

Medio millón en DC

Son pocos los que rechazan el sistema, capitalista, que mantiene la violencia contra los pobres, lo/as, obrero/as, las mujeres, las otras culturas, pueblos y nacionalidades. Pero a secas son muchos los que rechazan la violencia y el engaño y así lo hicieron saber entre el 20 y el 21 de febrero los cerca de medio millón de personas, sólo en Washington, que marcharon por las calles y dijeron ‘No’ a Trump. También fue importante las miles de personas que se manifestaron en otras 670 ciudades del mundo, pero en DC estaba Trump.

Fue una experiencia alentadora, solidaria con los violentados y desposeídos del mundo y llena de rebeldía negra, juvenil, femenina, obrera, socialista, e inmigrante. Cómo esto se traducirá en poder político y lucha continua para cambiar el sistema capitalista, aún no queda claro. Pero la respuesta debe comenzar con una nueva política y nuevas alianzas organizativas que rompan el imperio del Partido Demócrata que se ha impuesto como alternativa al fracaso del sistema cuando él es parte de ese mismo sistema fallido y criminal.

Tendencia presidencial

Es necesario reconocer las fallas sistémicas que han permitido que Donald Trump hoy sea presidente en EEUU, Bashar al-Ásad en Siria, Mauricio Macri en Argetina, Pedro Pablo Kuczynski en Perú, Angela Merkel en Alemania, Juan manuel Santos en Colombia, Tayyip Erdoğan en Turquía, o Michel Temer en Brasil; éste último heredero de la dictadura en Brasil y que se impuso como presidente tras conspirar contra Dilma Roussef con un 60% de un Congreso que tiene causas judiciales pendientes, la mayoría por corrupción, y que se creen los abanderados morales para defender la democracia y la ciudadanía.

Y frente a fallas sistémicas deben parirse cambios sistémicos. Construir un nuevo sistema que rompa con el capitalismo, sus bancos y corporaciones financieras responsables de millones de personas pobres, miserables, desterradas y destechadas; que cambie las compañías petroleras y mineras responsables de grandes desastres ambientales, contaminación, violadoras de derechos humanos ligadas a mafias, ladronas de impuestos y salarios, promotoras de guerras y sicarios.

Éxito para la resistencia

Digamos que la resistencia fue inaugurada con éxito en este enero. Que la gente está alerta frente a un gobierno que comanda las fuerzas militares y económicas más siniestras de la vida política estadounidense; un gobierno que cree necesario la depredación ambiental, la injusticia racial y étnica, la desigualdad que niega el derecho público a la salud, que defiende la explotación laboral, que niega el derecho a existir dignamente como negro, marrón o amarillo, como femenino, transgénero, o gay, musulmán, ateo, y todo lo que se considere no cristiano y capitalista.

Pero si somos capaces de ofrecer alternativas reales basadas en la comunidad, nuevas instituciones económicas, nuevas relaciones capital trabajo, nuevas relaciones sociales y respeto, habrá alternativa para romper la tendencia del odio, la pesadilla de la destrucción capitalista, y el terror de la persecución.

Represión a la prensa

Cerca de 230 personas entre ellos al menos seis periodistas que cubrían las protestas; observadores legales y activistas, fueron arrestadasmasiva e indiscriminadamente en Washington durante la protesta a la posesión presidencial de Donald Trump; detenidas por razones políticas (presos políticos) e imputadas por cargos de Felony riot (disturbios criminales) delito que los amenaza con hasta por 10 años de cárcel, y multas que ascienden a los cien mil dólares.

 

Fotos realizadas por Celestino León Barrera y Álvaro Argueta.

Celestino León Barrera (@OttoRen) es colaborador para Colombia Informa desde Washington.

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