10 may. CI.- Como “un saludo a la bandera” calificaron algunos Concejales de Bogotá la propuesta de la Administración Distrital de aumentar el puntaje para aquellas propuestas que tengan en cuenta buses a gas y eléctricos, en la nueva licitación de Transmilenio.

“Mientras sigan tumbando árboles o urbanizando la Reserva Forestal Thomas van der Hammen, tener algunos buses eléctricos o a gas es una caricatura que no servirá para enfrentar los problemas del cambio climático”, aseguró el Concejal progresista Hollman Morris en el debate político realizado este 9 de mayo en el Cabildo Distrital.

Debate en el Concejo Distrital

A dos años y medio de haber ocupado la Alcaldía, la Administración y su bancada en el Concejo siguen culpando a los anteriores mandatos -en especial a la del Candidato Presidencial Gustavo Petro- de los problemas de movilidad que ha sido incapaz de enfrentar. En este tiempo, el Alcalde Enrique Peñalosa ha subido el pasaje de Transmilenio en cuatro ocasiones, pasando 1.800 a 2.300 pesos colombianos. Ha eliminado buena parte de los subsidios que beneficiaban a la tercera edad y los estratos más pobres, y no ha licitado ni un solo kilómetro de troncales.

La licitación para la adquisición de una nueva flota de 1.400 buses -por un valor de 1.6 billones de pesos colombianos- ha sido un nuevo motivo de controversia. Peñalosa tuvo que dar un paso atrás e incluir la adquisición de vehículos con tecnologías limpias. Hoy parece haber más conciencia entre la ciudadanía sobre las implicaciones del cambio climático y los problemas ambientales y de salud que trae consigo la utilización de combustibles fósiles como el diésel.

La situación ambiental de Bogotá empeora

Un día cualquiera por las calles de Bogotá.

El 23 de marzo de este año, la Secretaría de Hábitat decretó Alerta Amarilla por la contaminación del aire en la ciudad, alerta que se extendió durante una semana. Aunque las emisiones producidas por los buses del Transmilenio y todo el Sistema Integrado de Transporte Público -SITP- no son la única causa (también puede hablarse del transporte de carga y las industrias), si tienen su cuota en el aumento de partículas PM 2.5, las cuales afectan gravemente el aire de la ciudad y la salud humana.

El ingeniero Daniel Bernal, quien se dio a la tarea de medir la contaminación dentro de las estaciones y los buses de Transmilenio, llegó a obtener un promedio de 122 ug/m³ (microgramos por metro cúbico) en la concentración de PM 2.5.

La Organización Mundial de la Salud -OMS- señala que el nivel aceptable es de 25 ug/m³. Por lo tanto, subirse al Transmilenio frecuentemente, en horas picos y en medio de las usuales aglomeraciones, es como fumarse cinco cigarrillos al día. La OMS ha señalado que el humo de los motores diésel causa, entre otras enfermedades, cáncer de pulmón y de vejiga.

Pero el problema de fondo está en la racionalidad económica implícita en el sistema de Transmilenio. Este fue pensado desde un principio para favorecer intereses privados y no como un servicio público.

“La asignación de un puntaje superior (a las propuestas con buses eléctricos o gas) es inocua, mientras no se cambie el modelo financiero”, aseguró la Concejala liberal Victoria Vargas en medio del debate.

La Administración actual, protegiendo los intereses de las 20 familias dueñas del negocio, ha desechado todos los proyectos de transporte multimodal que incluyen a propio Transmilenio pero también tranvías eléctricos, metrocables, metro (subterráneo), bicicleta y un uso racional del auto privado. Parece ser que para Peñalosa la única solución para los problemas de Transmilenio, es más Transmilenio.

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