20 feb. CI. – Diego era una joven de 18 años de edad que recién se había graduado del colegio, era el mayor de tres hermanos, amiguero, alegre y un ferviente hincha de Atlético Nacional. En compañía de otros jóvenes de Montelíbano, Diego fue llevado a prestar el servicio militar obligatorio con la ilusión de que esa experiencia le ayudaría en su tránsito a la adultez, con una mezcla de esa aventura y riesgo que da por sí misma la vida en la milicia.

Pero, un joven alegre, con toda una vida por delante, rodeado de amor, amistades y con la ilusión de Jurar Bandera como un logro de su servicio militar, apareció muerto a tan solo dos meses de haber ingresado al Batallón de Instrucción y Entrenamiento número 30 «Frutos Joaquín Gutiérrez».

“Se suicidó” dicen fuentes oficiales

Según las fuentes oficiales. el caso del soldado Diego Andrés Peláez Torre fue un suicidio, un hecho lamentable pero fortuito dentro de la institución. Sin embargo, para la familia y allegados no es así. Tal como lo señalan las pesquisas, Diego murió tras recibir un disparo en la parte trasera de la cabeza, y a pesar de que el silencio institucional ha caracterizado este hecho luctuoso, una llamada anónima desde el Batallón le dijo a Yarlis, la madre de Diego, que la versión oficial era mentira y que él no se suicidó, que a Diego Peláez lo mataron.

Múltiples han sido las denuncias que se han presentado en Colombia por agresión contra la vida y la dignidad de los jóvenes que prestan el servicio militar obligatorio. En particular el Batallón de Instrucción 30 de la Trigésima Brigada del Ejército con sede en el municipio de Salazar de las Palmas (Norte de Santander) no es la excepción, dentro de las denuncias hechas en redes sociales, no es la primera vez que ocurre un hecho similar en ese mismo Lugar.

Pese a que el país entró en una etapa que el gobierno ha denominado de “posconflicto” permanece la política de obligar a los jóvenes de los barrios más pobres y zonas rurales a “prestar servicio a la nación”. Mientras tanto la familia del soldado Peláez, como muchas, se pregunta: ¿Cuántos Diegos tienen que seguir muriendo en el silencio y en el hermetismo de los batallones para que se haga justicia?

Familiares y amigos de Diego Peláez en Montelíbano (Córdoba) piden justicia

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CI CC/DM/20/02/17/14:00