13 mar. CI.- Juan Guillermo Gómez García es un hombre de cabello blanco y ojos pequeños que podría pasar inadvertido entre los pasillos de la Universidad de Antioquia -UdeA-. A pesar de esto, ha sido profesor de Literatura en esta institución hace ya 20 años. Y hace 10 años también da clases en la Universidad Nacional, sede Medellín, en el área de la Teoría y Filosofía de la Historia.

Este académico apasionado por las letras, ahora pertenece al partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común -FARC- y, aunque no ganó en las elecciones del domingo 11 de marzo, fue uno de los candidatos a la Cámara de Representantes de Antioquia por el mismo.

Colombia Informa: ¿Qué lo motivó a presentarse como candidato a la Cámara por el nuevo partido?

Juan Guillermo Gómez: Decidí ingresar al partido en el momento en el que Colombia sufrió este revés antidemocrático con las votaciones del 2 de octubre en el 2016. Las democracias también se equivocan, recordemos que también se equivocaron al nombrar a Hitler al poder. Así,  ante esa circunstancia vi que había una necesidad de participar en esta nueva organización como ciudadano y como profesor universitario.

CI: ¿Qué reacciones ha provocado la candidatura en su entorno académico y social?

JG: Ha habido dos tipos de reacciones: las primeras han sido explícitas por parte de mis colegas y compañeros, amigos, profesores y estudiantes que encuentran esta una decisión acertada. Seguidamente hay otra reacción muy sorda, tácita y con una solapada resistencia esperando que a yo «de papaya» para darme una caída de cualquier tipo.

CI: ¿Cuál cree que debe ser el papel de la academia en este nuevo escenario de postconflicto?

JG: Ni Colombia, ni la Universidad, ni -en general- la academia han intervenido abiertamente o propositivamente en la confrontación que se ha presentado en términos moralistas de buenos y malos, blancos y negros.

El departamento de Antioquia ha puesto el 20% de las víctimas de los 8 millones y medio que han habido en el marco del conflicto armado. Sin embargo, la Universidad de Antioquia no ha sido consecuente con ese drama colectivo que ha vivido el pueblo antioqueño. Ha guardado silencio. La UdeA no tiene ningún programa institucional que apoye a las víctimas o que busque hacer pedagogía con los Acuerdos logrados.

CI: ¿En qué cree que los Acuerdos benefician a la sociedad?

JG: En primer momento, el estatuto de oposición resulta un beneficio no solo para el partido FARC sino en general para la democracia colombiana. En ese sentido está la vocación constitucionalista de la FARC; es decir, el hacer que la constitución pueda explorar a profundidad sus betas de democracia, siendo este un gran aporte.

Además, los Acuerdos de Paz -leídos con serenidad, con sensatez y con sentido común- son un beneficio enorme, no solamente a la democracia colombiana sino también a la perspectiva de género, multiétnica y al reconocimiento del gran drama colombiano; es decir, el haber puesto en el centro de los acuerdos a las víctimas.

CI: ¿Cómo considera que ha sido el papel de la Fiscalía en cuanto a la implementación de los Acuerdos?

JG: Dentro de la desacreditaron de los Acuerdos de Paz y en general en el proceso de organización del nuevo partido, el Fiscal General está cumpliendo un papel lamentable. Acá, por ejemplo, no hay un equilibrio entre el esfuerzo que hace la fiscalía en la persecución y judicialización de los excombatientes frente a la investigación que se realiza acerca del asesinato sistemático de los líderes sociales, por ejemplo.

CI: ¿Cómo es la situación del partido FARC acá en Antioquia?

JG: La campaña ha contado con una serie enorme de dificultades. En primer lugar, por la nula experiencia que se tiene en cuanto a la realización de  una campaña. Incluso me propusieron ser asesor político de la campaña pero les dije que si aceptaba iba a ser la misma asesoría que brinda un cura cuando dirige un matrimonio. Todos estamos aprendiendo.

Por otro lado, nunca llegó un sólo centavo a la campaña, lo que quiere decir que vivimos como el pueblo colombiano en ese sistema que es el capitalismo: «el fiao y el regateo».

También ha habido algunos problemas de seguridad. No es razonable que para desplazar a cuatro candidatos tengan que desplazarse 60 hombres de seguridad en camionetas blindadas; sin embargo, se hace necesario por el contexto tan violento en el que nos encontramos, más aún en un departamento como Antioquia.

CI ND-LF/PC/13/03/18/12:00