4 feb. CI. – Desde el sábado 28 de enero se han realizado liberaciones bilaterales por parte del Gobierno Nacional y del Ejército de Liberación Nacional -ELN-. Estos gestos de paz han generado esperanza en la población colombiana frente a la posible instalación de la mesa de diálogo. Sin embargo, el miedo ante una posible fractura existe porque los continuos incumplimientos debilitan la tan anhelada construcción de paz en Colombia. 

El día 28 de enero se realizaron dos liberaciones, la de Juan Carlos Cuellar y la de Tomás Chamorro, gestores de paz del ELN. A sí mismo, el 2 de febrero se concretó la liberación del excongresista chocoano Odín Sánchez. Ambas partes se manifestaron al respecto en sus cuentas oficiales en Twitter.

https://twitter.com/ELN_Paz/status/825818716361342976

No obstante, mucho antes de la liberación de Odín Sánchez el ELN liberó en los últimos meses a varias personas que se encontraban en su poder, entre ellas al arrocero Alejandro Alarcón Jarro; el exalcalde de Charalá, Fabio León Ardila y el arrocero Diego José Ulloque. Además, durante las votaciones del plebiscito realizó un cese unilateral al fuego.

Indultos y Liberaciones

Las exploraciones entre estos dos actores, Gobierno Nacional y ELN, vienen realizándose desde hace tres años. Pero este no es el primer gobierno que intenta hacerlo y otrora, en el gobierno de Samper, por ejemplo, se presentaron avances y propuestas como la de Convención Nacional con el denominado Pacto de Manguncia en 1998. Lo claro es que, como en todo proceso, hay dos actores  que se sientan en la mesa a debatir, negociar y acordar propuestas para el país, pero este diálogo se diferencia de otros porque no es un proceso hermético, sino abierto y de cara al país.

En una negociación ambos actores deben ceder para ganar o perder un poco y es importante que los gestos de paz de las partes se den en el proceso para que tengan la estabilidad que necesita un acuerdo como este.  Por esta razón los indultos y liberaciones son claves.

Eduardo Martínez, uno de los gestores de paz del ELN, liberado hace poco, nos contó en entrevista respecto a la situación de los presos políticos que: «hoy se está haciendo efectivo el indulto y la excarcelación de Nilson Cobos y Leyni Valero, presos políticos del ELN que sufren graves afecciones de salud por heridas en combate».  Estos excombatientes recuperaron la libertad el pasado 2 de febrero en el marco del «acuerdo humanitario bilateral» que también dio la libertad al señor Odín Sánchez. «Conjuntamente con el punto de la agenda sobre participación de la sociedad hemos acordado con el gobierno desarrollar lo referente a los acuerdos y dinámicas humanitarias», expresó Martínez.

 

Incumplimientos ponen en riesgo la construcción de paz

Las razones del conflicto político, económico, social y armado en Colombia son históricas y estructurales. Sin embargo, las tergiversaciones frente al tema son comunes al punto de que puede haber una verdad diferente para cada colombiano porque han sido las comunidades menos favorecidas las que han vivido en carne propia, tanto en el campo como en las ciudades, la confrontación y el accionar de los actores armados.

Ante esto, el temor de muchos sectores de la sociedad es la posible fragmentación de esta negociación, porque han habido múltiples exploraciones que no han llegado a un acuerdo. Otro de los temores es la intención del establecimiento relacionado con la economía transnacional, la explotación de los recursos naturales como la tierra y el agua, y el despojo provocado por proyectos minero energéticos y turísticos.

¿Y el posconflicto?

El país aun no está en posconflicto, ni lo podrá estar si partimos de la premisa de que el conflicto en Colombia es solo el bélico y por tanto el posconflicto se reduce a la dejación de armas. Una crrencia errada que deja de lado el significado real de la palabra y sus acciones. Como concepto el conflicto es consustancial a las relaciones humanas y suele ser un punto de transformación y, algunas veces, de evolución social.  Johan Galtung introdujo el concepto del triángulo de la violencia: directa, como una agresión física; la estructural, que hace parte de la estructura social, y la cultural, que se refiere al ámbito simbólico de lo humano manifestado a través de la lengua, la religión y la cultura. Es decir, el conflicto en el país va mucho más allá de lo simple y es todo un entramado histórico, cultural y estructural que atraviesa la realidad social.

Por ejemplo, posterior a la negociación con las FARC, el Gobierno Nacional ha incumplido sus compromisos, especialmente los relacionados con las Zonas Veredales de Transición y Normalización, las cuales han presentado muchos impedimentos  para el desplazamiento y la instalación de los excombatientes de este grupo armado. ¿Cómo puede iniciarse así un posconflicto?

No obstante, las movilizaciones de campesinos, sindicatos, jóvenes, comunidad LGTBI, afrodescendientes, mujeres e indígenas a favor de la paz son una muestra de que la construcción de la misma no depende de firmas, sino que se construye desde los territorios.

No se puede olvidar el paro campesino y el de los camioneros del 2016, el esfuerzo que están realizando las plataformas sociales en el proceso de articulación Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular y el ejercicio de construcción de planes de vida en los territorios, opuesto a la propuesta de los planes de ordenamiento y desarrollo territoriales. A pesar del esfuerzo de la sociedad y las comunidades en la construcción de paz territorial, los gobiernos nacionales y locales siguen incumpliendo. Pero la esperanza no está perdida para organizaciones, movimientos, plataformas sociales y políticas, porque han realizado grandes esfuerzos de creación de espacios como la Mesa Social Para la Paz para continuar en el ejercicio que no nace con ningún acuerdo, sino que desde hace más de un siglo en favor de la paz. Una paz con cambios y transformaciones sociales, del modelo económico y con alternativas de economía solidaria y cooperativismo.

«Entren que caben 100»

«Entren que caben 100» es la canción que acompaña la Mesa Social para la Paz, movimiento que propone 100 encuentros de paz como un número que representa totalidad.  Al respecto, Olimpo Cárdenas, integrante de la Mesa afirma «que podrían ser 150 o 200». La propuesta de la de los 100 tiene dos objetivos «generar un ambiente alegre, propicio al proceso de negociación gobierno – ELN, entonces se quiere que esos 100 encuentros sean diferentes, autónomos, que todo el mundo de manera muy alegre se exprese. El segundo es aprovechar los 100 encuentros para que la gente, espontáneamente, exprese qué tipo de participación le gustaría tener y cuáles transformaciones se necesitan en el país para que haya paz», afirmó.  Con estos encuentros, que se llevarán a cabo el 4 de febrero, se le propone al pueblo colombiano que participe y defina cuál es la paz que quiere construir y espera que no haya más impedimentos ni incumplimientos para tan anhelado sueño.

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