El abogado, comunicador y ex asesor de la Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia, Hugo Moldiz, dialogó con Colombia Informa sobre los desafíos del proyecto boliviano y sus aportes a los procesos latinoamericanos. «Nos preocupa que en países como Colombia la resistencia se presente desarticulada, que existan diversos actores pero no un sujeto histórico plural para resistir», manifestó.

“El extractivismo es algo con lo que hemos nacido como repúblicas independientes, nos ha condicionado desde la propia colonia; por lo tanto, cambiar la matriz productiva parece ser la aspiración que tenemos todos, aunque no va a darse de un día para el otro”, expresa Moldis en la entrevista. Además, se refiere al aporte de la experiencia del Movimiento al Socialismo -MAS- para los procesos de consolidación de gobiernos de izquierda a lo largo del continente.

Colombia Informa: ¿Cómo ve el proceso de extracción minera en el gobierno de Evo Morales?

Hugo Moldiz: La minería está en un proceso de reordenamiento en Bolivia, hay una premisa básica, y es que tiene que ser una minería que cada vez contamine menos la naturaleza, que cada vez afecte menos al medio ambiente. Hasta el momento se basa en la combinación de tres tipos de propiedad: la estatal, la cooperativa y la de los mineros medianos que en realidad son grandes empresarios mineros. Un segundo punto de partida es que no hay una minería a cielo abierto. En todo caso, se siguen explotando los recursos minerológicos a través de viejas tecnologías, cuadros y socavones básicamente, que es la forma como tradicionalmente se ha explotado la minería en Bolivia. Pero quizás quienes aportan más al deterioro del medio ambiente no sea ni la minería estatal ni incluso la minería empresarial, sino la minería cooperativa, y ahí hay un tema político en la medida en que este es un amplio sector en el país que forma parte del gobierno y que por consiguiente es una tensión que se le tiene que considerar con mucho cuidado, con mucha responsabilidad, con base en principios pero también teniendo en cuenta la realidad política de cada momento. Una cosa son las tensiones y otra cosa es que se generen fisuras al interior del bloque en el poder. En cuanto al extractivismo, este  es un viejo debate que consideramos que hace parte del problema hoy en América Latina por varias razones. Primero, que el extractivismo es algo con lo que hemos nacido como repúblicas independientes, que nos ha sido condicionado desde la propia colonia. Por lo tanto, cambiar la matriz productiva de un momento a otro es la aspiración que tenemos todos, pero al mismo tiempo no se toma en cuenta los tiempos que está demandando ese proceso, ese es un criterio injusto y que a mi juicio tiene que ver con una nueva forma de ultraizquierda que le es bastante funcional a los intereses del capitalismo y a los interés de las transnacionales. Lo mismo puede haber socialismo extractivista como capitalismo no extractivista. Desde esta aparente condena, en los hechos hay una punta de lanza que lo que apunta es a debilitar a gobiernos revolucionarios, a gobiernos progresistas que están marcando la diferencia, no sólo con el pasado neoliberal sino con el pasado colonial en nuestra historia. Bolivia quiere cambiar su matriz productiva por supuesto que sí, pero sabemos que eso va requerir un proceso de muchos años y entre tanto tenemos que lograr un equilibrio entre el aprovechamiento racional de nuestros recursos naturales fuera de la lógica irracional del capital y al mismo tiempo, ver como preservamos el medio ambiente. Pero esto es fácil decirlo, lo difícil es hacerlo cuando se está en el gobierno, cuando se está en el poder y se está construyendo una sociedad distinta a la del capitalismo. 

C. I.: ¿Cuál es el aporte del Movimiento al Socialismo -MAS- a los proyectos gestados en América Latina bajo la denominación de Socialismos del siglo XXI?

H. M.: Yo diría ´el socialismo en el siglo XXI´, y no el Socialismo del Siglo XXI. El socialismo en el siglo XXI es la articulación de varios socialismos, de varios proyectos alternativos al capitalismo. En Venezuela se denomina Socialismo del Siglo XXI; en Bolivia, Socialismo Comunitario; en Ecuador también le llaman Buen Vivir. Eso es lo bueno de lo que está pasando en América Latina, en medio de grandes amenazas a nuestros procesos, en la medida en que el imperio lanza su contra ofensiva. No podemos hablar de una sola receta, de un solo socialismo, aquí hay la articulación de varios procesos alternativos que tienen un común denominador: primero el antiimperialismo, segundo el anticapitalismo y el tercero el anticolonialismo. Cuando hablamos de colonialismo, estamos hablando de un colonialismo interno y externo, tanto el colonialismo que nos conduce al capital que es altamente funcional con el colonialismo en América Latina desde el momento en que llegaron los europeos, como de la propia colonialidad interna, el propio sometimiento de la mujer donde la liberación pasa por la despatriarcalización del estado. Entonces, creo que el aporte de Bolivia a esos socialismos es el haber propuesto que no puede haber una sociedad que supere al capitalismo, si no toma en cuenta que debe superar la enajenación del trabajo, de la humanidad y la naturaleza. Es decir, hay que salvar la humanidad y al planeta, de lo contrario de nada servirá hablar de socialismo. El segundo aporte, la unidad como condición de la victoria. Nos preocupa que en países como Colombia la resistencia se presente como eventos aislados pero no articulados, que existan diversos actores pero no un sujeto histórico plural articulado para resistir las agresiones imperialistas tan fuertes. En la medida en que derrotemos al neoliberalismo se podrá construir un sujeto histórico. Y tercero, es que no hay una sola forma u organización, es un falso un debate si partido o movimiento, por eso desde Bolivia lo hemos llamado instrumento político, como la articulación de diversas formas de organización política que existen en nuestros países, como la manera de privilegiar en la unidad como forma de organización. En Bolivia básicamente es eso, una coalición de movimientos sociales, pero dentro de esos movimientos sociales existen organizaciones políticas que vienen del pasado, de origen comunista, socialista,  guevarista, etc. Lo hemos aprendido en Bolivia de la Revolución Cubana: sólo la unidad nos permite la victoria sobre el enemigo interno y externo.