24 abr. CI- Esta semana se llevó a cabo en Bogotá, organizado por el Concejo Distrital, un foro académico sobre el futuro de la reserva ambiental Thomas Van der Hammen. Despolitizar el debate para dar la discusión sobre urbanizar o no la reserva protegida desde el año 2000, debido a los mismos planes de Peñalosa, fueron unas de las principales conclusiones.

Uno de los temas más polémicos en la alcaldía de Enrique Peñalosa es la intención de urbanizar a Bogotá, incluso en reservas ambientales. Esta iniciativa desde la administración distrital para edificar viviendas tiene a su favor el conjunto de conglomerados empresariales del sector de la construcción y del sector servicios, así como algunos políticos locales, desde la primera alcaldía de Peñalosa -1998-2001-. En su contra, a la mayoría de la sociedad capitalina, consciente de la nefasta idea que pretende llenar con cemento a la reserva ambiental Var der Hammen, en la cual habitan cerca de 200 especies animales y están ubicados dos humedales de la ciudad, en sus 1400 hectáreas de extensión.

Esta zona protegida por el Ministerio del Medio Ambiente y la Corporación Autónoma Regional desde el año 2000, fue objeto de debate al saber los planes de Peñalosa para urbanizarla; reunió urbanistas, arquitectos, ambientalistas y doctores en población y turismo que determinaron entonces la necesidad de proteger la reserva. Hoy luego de más de 15 años, y con un cambio climático que requiere decisiones a favor de protección y conservación de los ecosistemas naturales, Peñalosa insiste.

El primer examen de Enrique

Los primeros 100 días de la administración de Peñalosa han sido descalificados por la opinión pública en las más recientes encuentas. Según la investigación realizada por Invamer Gallup, es desfavorable la gestión del Alcalde Mayor que “recuperaría a Bogotá” pues apenas 2 de cada 10 personas en la capital del país aprueban sus decisiones. Son 8 las personas que consideran que la ciudad, por el contrario, empeora.

Movilidad, salud, trabajo, medio ambiente, cultura, impuestos y seguridad ciudadana, son los ejes problemáticos que afronta la población en Bogotá y, como respuesta desde gobierno, la posición que Enrique Peñalosa sostiene es la indiferencia a la opinión pública en la toma de sus decisiones, en la constitución de política pública para la ciudad.

El trompo del POT

Frente al tema de la Van der Hammen, no sólo a nivel político hay desacuerdo, los mismos habitantes y propietarios de la reserva han considerado vender al distrito los corredores ambientales específicos, como el que del río Bogotá da a los cerros orientales -pulmón de la ciudad- ya que con la idea de expansión urbanística los terrenos se están valorizando. Aun así, haría falta también una reforma al uso del suelo de dichas propiedades ya que tienen la protección de zonas especiales. El cambio del Plan de Ordenamiento Territorial –POT- depende del Concejo de Bogotá, que decidirá conservarlas, ojalá así sea, como zonas protegidas o volverlas zonas de uso comercial e industrial.

Por ahora, el Concejo de Bogotá cree que la evaluación presupuestal presentada por el Alcalde Peñalosa, para adquirir los terrenos que posteriormente serían el espacio de construcción de viviendas es desfasada.

A ver si recupera

Aunque no se puede desconocer la importancia del debate político y económico a favor de la reserva Van der Hammen, a favor de su defensa está la opinión pública de la ciudadanía y las investigaciones científicas de los expertos en el tema; una respuesta contraria al modelo de ciudad que Enrique Peñalosa ingenia y que, si no cambia, empeora sus notas en la ciudadanía capitalina.

Las actuales propuestas de gobierno rompen con los principios orientadores de política pública. Las banderas de la alcaldía Petro como la defensa de los seres vivos, del medio ambiente, la inversión social y el transporte integrado, han sido reemplazadas por crecimiento urbanístico deliberado, seguridad represiva y transporte masivo caótico. Son las experiencias de los últimos 12 años en la capital del país echadas a la basura.

Mientras la realidad refleje que el alcalde Peñalosa no garantiza la riqueza y seguridad, en este caso ambiental de la sociedad bogotana, el provecho será unicamente de carácter económico para un grupo minoritario y, condenará la calidad de vida de la totalidad de la población. La ciudad, el Concejo y su alcalde, no deben restarle importancia al debate político que logra por medio de las ideas argumentadas un modelo de ciudad a favor de la población bogotana, de la Van der Hammen.

CI LR/JA/24/04/2016/01:00