En el llamado Día del Amor y la Amistad, estudiantes del colegio Alfredo Iriarte junto con la Confluencia De Mujeres Bogotá se encontraron en la localidad de Rafael Uribe Uribe para compartir experiencias en el marco de la campaña Por el Derecho a Existir, Pensar y Decidir. “¿Será que en un mundo donde el amor implica posesión y violencia podemos pensarnos otras formas de amar y relacionarnos?” Con este cuestionamiento inició la Escuela de Formación Política ExplorArte, que se llevó a cabo el pasado 20 de septiembre.

 

Cada semana estas jóvenes estudiantes se reúnen para generar espacios de reflexión y transformación propia y colectiva con el objetivo de construir un proyecto de vida lejos de la precariedad y las relaciones desiguales y violentas. El objetivo de la Escuela de Formación Política ExplorArte  es la construcción de identidades libres de violencias de género. En esta ocasión se dio la oportunidad de hablar sobre el Amor, en sintonía con la celebración del Día del Amor y la Amistad, pero teniendo claro que es fundamental resignificar esta fecha. 

Al iniciar, las jóvenes contestaron un test sobre relaciones de pareja, con algo de inseguridad y recelo pues difícilmente esas cosas que sienten de la vida privada son objeto de reflexión. En efecto, esa inseguridad se evidenció con conclusiones sobre la necesidad de reformular las prácticas con el otro y con la otra. “Nos dimos cuenta que la violencia no solo está en el golpe y la grosería, que nos relacionamos de maneras posesivas y limitantes”, comentó una de las chicas participantes del taller. 

Luego se entregaron cámaras de fotografía para que las participantes pudieran expresar y vivenciar esas discusiones, esas problemáticas, esos sueños y propósitos frente a las formas de relacionarse. La intención era resignificar el amor por medio de la fotografía. Salieron a la calle a tomar fotos, a retratar su barrio y el cotidiano en la vida de las mujeres. En una esquina sonó un piropo grosero y desgastado, ante el cual una participante del ejercicio –quien pidió no mencionar su nombre- contestó: “No necesito que usted me diga cosas para sentirme linda”. Luego, en las reflexiones, Francy Lizcano dijo: “Con este ejercicio logramos ratificar desde la experiencia que el amor también es político, que el sistema nos ha enfermado los sentimientos. En ese sentido el amor está muy lejos de lógicas de sufrimiento, celos y dependencia, pues un amor así solo desempodera, limita y separa, pues se basa en una relación de servilismo en la que una persona ama a la otra, en la que una persona somete a otra; entonces descubrimos que el amor debe ser colectivo y liberador”

Laura Rodríguez, integrante de la colectividad La Kallejera, reflexionó: “El amor ya no nos pertenece, nos lo han robado para hacerlo violento y posesivo, para hacerlo opresivo y desgastante, se han metido hasta en nuestro corazón y cabeza y nos han dicho que esa es la única forma de amar, pero el amor es lo único que nos salva –el amor por el otro como ser humano, por la otra como colectivo, el amor por nosotras como pueblo-. Para cambiar el amor hay que cambiar el mundo, para cambiar el mundo hay que cambiar el Amor”.

La colectiva Gafas Violetas, en voz de Francy Lizcano, quien ha dinamizado el proceso de la escuela, continuó explicando: “Entendimos que en la crisis es más difícil amar, por eso hay más mujeres cabeza de familia; pero también las crisis potencian la solidaridad, la unidad, y la concientización. Creemos que podemos crear relaciones liberadoras desde la cotidianidad, desde el barrio, resignificar y reapropiar territorios para que sean libres de violencias. Exigirle al estado, al sistema educativo y a los medios que no cosifiquen nuestra vida como mujeres, desde el arte y la contracultura crear soberanía y hacer resistencia”.

Finalmente, a nombre de la Confluencia de Mujeres, María Paula Muñoz concluyó: “Tenemos la firme convicción de que el amor debe ser una oportunidad para crecer como personas, como parejas, como colectividades, como sociedad. El amor debe ser una posibilidad de liberación, emancipación, y sobre todo debe ser un incentivo para transformar las cotidianidades. Hoy nos reafirmamos en nuestro proyecto político que está fundado en el amor como motor de la revolución, el amor eficaz, el amor al pueblo. Tenemos el firme propósito de alejarnos de esas formas de amor empobrecidas, violentas, y por eso reafirmamos nuestra Campaña Por el Derecho a Existir, Pensar y Decidir convencidas que estamos construyendo un mundo nuevo cuando construimos nuevas relaciones”.