29 jun CI.- Furia Diversa y Callejera es un grupo que nace hace dos años y trabaja en la dignificación de la vida de las trabajadoras sexuales del barrio Santa Fé, en el centro de Bogotá, y en la promoción de los derechos humanos de la población Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales -LGBTI-. Son una organización cercana al Congreso de los Pueblos y tienen un programa de radio que se trasmite todos los miércoles a las 4 de la tarde en la emisora Ciudad Stereo 106.4 FM. Colombia informa dialogó con Francy Esperanza Lizcano, activista de Furia Diversa y Callejera.

¿Cuáles son los problemas que tiene que enfrentar la comunidad LGBTI y las trabajadoras sexuales en Colombia?

En Latinoamérica la expectativa de vida de una mujer Trans es de 33 años. En Colombia, esa expectativa es de 27 años, debido a la violencia y a la discriminación que se ensaña contra ellas y en general, contra toda la población LGBTI, una discriminación en el ámbito laboral, familiar, escolar, político. Por eso nuestra pelea es para que el Estado genere una Ley de identidad de género, que posibilite, por ejemplo, que las personas puedan hacer su tratamiento hormonal o transformar su cuerpo, en un hospital, con asistencia médica, si quieren cambiar su nombre, todo ese tipo de cosas que en Colombia no están reguladas y suceden en la clandestinidad, lo que genera muchos riesgos.

Es decir, que tengan derecho a una vida digna en todos los ámbitos. En cuanto a las trabajadoras sexuales, hay que decir que tampoco existe un marco legal que las proteja. En Colombia la prostitución no está prohibida, pero tampoco está regulada. En el 2015 la Corte Suprema emitió la sentencia T-736, que protege su derecho al trabajo, e impide que la policía las levante del espacio público. Esto les ha permitido trabajar un poco más tranquilas, aunque siguen siendo constantemente maltratadas, agredidas y robadas por las autoridades.

Frente al trabajo sexual, ustedes no adoptan una posición abolicionista, lo que choca contra perspectivas que, desde el feminismo, si asumen que abolir la prostitución debe ser la reivindicación principal ¿Cómo es esa discusión?

Algunas feministas dicen que hay que abolir el trabajo sexual, porque todo trabajo sexual es violencia. Nosotros, desde Furia Diversa y Callejera, proponemos dignificar el trabajo sexual. Después de muchas conversaciones con mujeres y hombres trabajadores sexuales, con trabajadores sexuales transgenero, en las esquinas, en los bares, las que trabajan por cámara, en anuncios, en Spa (en Colombia el trabajo sexual es muy diverso), nos percatamos que el trabajo sexual es para muchos de ellos, una forma de emancipación, económicamente, pero también en términos personales.

Ellas dicen, mire, a mí el trabajo sexual me hizo más astuta, más inteligente, más sagaz, más fuerte, más verraca, cosas que ningún otro trabajo me lo pudo haber dado. Nosotros estamos en contra de la trata de personas y de cualquier otra forma de explotación sexual; eso hay que erradicarlo.

Pero hay formas de explotación y trata de personas, en muchos ámbitos laborales. Pero el trabajo sexual es un ejercicio laboral ejercido libre y autónomamente, y las que lo ejercen son dueñas de sus propias ganancias, obviamente con aristas, como cuando tú decides ser obrero o mensajero. Entonces hay que generar condiciones laborales dignas para el trabajo sexual. Proponer abolir totalmente la prostitución no va a hacer que se acabe, va a clandestinizarlo más, como pasa con el aborto.

¿Cómo es la Historia de la marcha del orgullo Gay, que se realizara este Domingo 1 de junio?

En 1969, había en Nueva York había un bar que se llamaba Stonewall, uno de los pocos lugares en donde la comunidad LGBT podía reunirse abiertamente. Hubo una redada de la policía, muy violenta, y eso género uno revuelta, sobre todo de los trans, que no eran tenidos en cuenta ni siquiera dentro del movimiento social. Se tomaron las calles, se enfrentaron a la policía, y por eso el 28 de junio se celebra el día del orgullo gay.

Surgen entonces activistas del movimiento como Silvia Rae Rivera y Marsha P. Johnson, que organizan y confrontan, aunque eran discriminadas incluso por sus mismos pares, por ser travestis, por votar mucha pluma; porque hay un afán dentro del movimiento, que aún se siente, de entrar en la normatividad, de ser aceptados e insertarse en la sociedad, aun siendo diferentes. Entonces hay discriminación incluso dentro del movimiento frente a los travestis, porque no se insertan tan fácilmente dentro de la normatividad capitalista, por ser regias, llamativas, coloridas, indecentes. En Colombia, por ejemplo, hay como una hegemonía del movimiento gay en la organización de la marcha, lo que sigue siendo una mirada patriarcal de la cuestión.

¿Desde dónde sale la marcha de este año?

Este año la consigna es La diversidad nos une. Hay dos puntos oficiales de salida, el Parque nacional y el Parque del Olaya. Nosotros, con otros procesos como la Red Comunitaria Trans, Las Callejeras, Las Severas Flores y Cuerpos en Resistencia, colectivos que abordan el tema de la diversidad sexual, hemos decidido salir desde el barrio Santa Fé, no solo con las trabajadoras sexuales y la comunidad LGBTI, sino con las familias, los amigos, la gente que nos quiera acompaña.

Me parece importante decir que el movimiento social tiene una deuda histórica grande con las trabajadoras sexuales y el movimiento LGBTI. Esta es una pelea muy política, y el movimiento social ha dejado que sea cooptada por el capitalismo arcoíris, que convierte estas reivindicaciones en una mercancía más. ¿Cuántas dirigentes del movimiento social son trans? Ninguna, porque no se dan los escenarios. Entonces, la cita es este domingo 1 de julio a las 10 de la mañana en la Casa de la Red Comunitaria Trans, en la calle 21 con carrera 17. Habrá tarima, una carroza, olla comunitaria, porque organizarse debe ser una fiesta.

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