30 ago CI.- Hoy en Buenos Aires, la Editorial Colibrí se lanzará el libro Era feriado y estábamos despiertos, una colección de poesía de César Saravia un poeta salvadoreño que actualmente se reside en Argentina. 

Además ser poeta Saravia es militante con el Movimiento Centroamericano 2 de Marzo y el Bloque de Trabajadores Migrantes, su poesía transmite mensajes de lucha, rebeldía, justicia y libertad. Colombia Informa conversó con César sobre su historia, su identidad como migrante y como llegó a escribir esa colección de poemas.

Colombia Informa: Cuéntanos sobre ti, tu poesía, un poco de tu historia y el proyecto…

César Saravia: Bueno yo nací en San Salvador, El Salvador, en agosto de 1989. Ahora tengo 29 años. Mi infancia la pasé en la zona de la Zacamil, en Mejicanos, que es un municipio aledaño a San Salvador y que es una zona popular y de clase media baja, donde además hubo mucho apoyo a la guerrilla durante la ofensiva del 89, un acontecimiento relevante en la historia del país y en mi historia familiar y que aparece retratado en algunos momentos del libro.  

Yo desde chico tuve interés por escribir y leer, fue algo que principalmente me inculcó mi hermano, aunque él leía otras cosas, y mi abuelo, que a los 92 años declamaba poemas de memoria. A Buenos Aires llegué un poco con la excusa de estudiar.

Pero la verdad es que muchos de mis escritores favoritos eran argentinos, y como que tenía interés en la ciudad.  Después, siempre he sido un apasionado de la historia latinoamericana y en ese sentido Buenos Aires es una ciudad que permite el encuentro con gente de todo el continente y eso ha sido algo muy enriquecedor. Poder conocer más de la realidad de los países desde la perspectiva de los y las compas.

Es en parte gracias a eso que conozco a la editorial Colibrí, donde han transitado compas de distintos países, principalmente de Colombia y Chile, creo que soy el primer salvadoreño (risas). Pero bueno, tuvimos buena onda desde el principio y ya me quedé con la editorial y ahora tenemos varios proyectos y ganas de hacerla crecer.

¿Como llegaste a escribir ese libro? ¿Qué fue la inspiración en el proceso de escribirlo?

Cuando llegué a Buenos Aires me involucré en la movida poética, la verdad es que no era el plan, pero se dio así. Creo que de alguna forma la poesía no me quiso soltar. Y bueno, comencé a escribir más y considero que mejor, al menos en relación del trabajo que había hecho antes en El Salvador. Me integré a un grupo, el grupo de La Boca, que nos juntábamos a revisar textos una vez por semana.

Después conocí a Mariana, una compa de México, quien también me aportó mucho, sobre todo en comentar mis textos. Hay uno de los textos que yo lo tenía desde hacía dos años tirado y gracias a sus sugerencias pude retomarlo y me gustó. Después también está el ciclo de poesía Maldita Ginebra, hoy Materia Oscura, que se realiza en uno de los lugares más geniales que tiene la ciudad, aunque lamentablemente está por cerrar, pero que también me permitió mantener mi cabeza en modo poeta.

El proyecto del libro empezó el año pasado cuando sentí que ya tenía algo que valía la pena compartir. En mi poesía yo siempre quise plasmar la angustia de mi generación, cosas como la falta de reparación, la migración, la especulación inmobiliaria, el desencanto, la falta de espacios y oportunidades, la vida alrededor del mercado laboral, entre otras cosas.

Yo entiendo que esta angustia está social e históricamente contextualizada, por lo que no es ajena a lo que pasa a mí alrededor. Así que en ese sentido diría que la poesía es social y política sin ser explícita necesariamente. Pero bueno, yo lo veo como una batalla diaria que damos en el cotidiano para que el sistema no nos robe lo mejor que tenemos que es la solidaridad, la perspectiva colectiva, la posibilidad de crear, por eso el título del libro remite a estar despierto en sentido de estar siempre alertas a esa batalla.

¿Cómo transmites la experiencia de ser migrante, sobre todo ser migrante ahora cuando el gobierno argentino reprime a esas personas con leyes y discriminación?

Colibrí es una editorial, que aunque no se lo propuso así, está integrada por migrantes. En ese sentido y en este contexto que vos bien mencionás, el libro es oportuno porque muestra un poco del valor cultural y artístico de los y las migrantes. Ahí metió mano o sugerencias gente de Colombia, de Argentina, de Chile, de México, de Venezuela, de El Salvador y hasta del País Vasco, en las distintas etapas de su construcción como libro. Creo que es un libro muy latinoamericano, es ese sentido. Podría decirse que la poesía ya tiene ciudadanía universal, y ahora solo falta que la tengamos las personas.

Hay un trabajo posterior, que espero salga el próximo año, en que trabajo más la cuestión de la doble geografía, de estar pisando una ciudad pero pensando en otra, en muchas ocasiones. En este libro está mucho de eso pero creo que no es el eje central. De todas maneras hay partes del libro, como la tercera, que se llama Tiempos Democráticos, donde exploro problemáticas que tranquilamente podrían ser la de cualquier país de nuestro continente. La migración es una, por ejemplo.

¿Quienes te inspiran?

Hay muchas personas la verdad que me inspiran. Yo siento que escribir es mi forma de acercarme a mucha gente que admiro y que admiro precisamente porque dejaron algo escrito que aún hoy puede interpelar. En el libro hay muchos homenajes, algunos implícitos y otros explícitos. Eso también creo que lo hace un libro divertido para el lector, poder encontrarse con esos homenajes.

Pero bueno, si tengo que pensar poetas que me inspiran, aunque no necesariamente se vea reflejado en mi escritura. Sin duda está Zurita, Roque Dalton, Nicanor Parra, Claribel Alegría y muchas y muchos más. 

CI ZP/CC/30/08/18/12:00