6 mar. CI.- La comunidad de San Antonio del Tequendama se niega a que instalen en su territorio torres eléctricas de alta tensión. Así lo dejaron claro en una reunión convocada por el Alcalde este 17 de febrero. Presidentes de Juntas de Acción Comunal, concejales, el personero municipal, y funcionarios de la Alcaldía  fueron testigos de esta decisión.

La empresa Geoma está adelantando el estudio técnico previo para el proyecto UPME-07 de 2016. Este consiste en una línea eléctrica de alta tensión (500 kV) que conecte la subestación Nueva Esperanza, ubicada en Soacha, con la subestación La Virginia, en la cercanía del municipio de Pereira.

“Hasta ahora estamos evaluando los posibles trazados para definir el de menos impacto, y presentar propuestas ante la ANLA [Autoridad Nacional de Licencias Ambientales]”, comenta uno de los representantes la empresa.

El Alcalde Luis María Gordillo explicó que “la empresa me presenta un derecho de petición, es de mi deber recibirles y escucharles. Pero decidí convocar esta reunión para que la comunidad también pueda escuchar y no estar yo solito con ellos en mi despacho”.

Comités ambientales, veedurías, colectivos y ciudadanos preocupadas por el tema llevan ya más de dos años trabajando en contra de un primer proyecto: el UPME-01 de 2013. Este, aunque se encuentra en una fase más avanzada, no cuenta siquiera con licencia ambiental.

Dicho primer proyecto de líneas de alta tensión (500 kV) atraviesa los departamentos Santander (donde se conecta en Betulia a la hidroeléctrica Hidrosogamoso de la empresa Isagen), Boyacá y Cundinamarca. Es decir, rodea Bogotá por el Occidente y llega por la Provincia del Tequendama hasta Soacha.

“La administración insiste en que son dos proyectos distintos, que no tienen nada que ver, pero el impacto es el mismo, son las mismas características técnicas y, además, sabemos que se trata de una misma línea pues se interconectan en Soacha y llevan la misma energía”, comenta una integrante de la Asociación Municipal de Usuarios Campesinos –ANUC-, San Antonio.

En estos dos años se le ha pedido en varias ocasiones a la Administración posicionarse frente al proyecto. Se mandaron derechos de petición y se exigió que se cumpliera con la obligación de informarle a la comunidad, a las Juntas de Acción Comunal, a las asociaciones de acueductos.

“En el municipio casi nadie está enterado del proyecto. Siempre es lo mismo. No consultan a nadie, y luego se meten a las malas a los predios, sin pedir permiso ni nada y toman sus medidas”, explican desde la Veeduría de los proyectos eléctricos, la cual ya ha acompañado a personas que vieron sus predios invadidos.

Comunidad de San Antonio del Tequendama, en reunión con las autoridades y la empresa, dicen que no al proyecto de torres de alta tensión en su territorio.

Más preocupante todavía es el hecho de que algunas personas recibieron amenazas para obligarlos a vender sus fincas. “Me llamaron por teléfono y me dijeron que mejor aceptará la plata que me estaban ofreciendo, porque si no se podía por las buenas, tocará por las malas”, contó una de ellas.

Este 3 de marzo, unas 20 personas llegaron decididas a no dejar que se siga repitiendo el mismo escenario. Iban con pancartas reclamando: “Más azadón, menos tensión”, “No a las torres de alta tensión” y “Cuidemos la fauna y la flora del Tequendama”.

Detrás del Alcalde, un dibujo de oso perezoso está vigilando: “No nos vamos a dejar joder”. Se repartieron volantes que explican todos los impactos que pueden tener estas líneas de alta tensión.

Aparece el oso perezoso porque es una de las especies amenazadas que se ven afectadas por el UPME-01 de 2013. “Quieren atravesar el Distrito de Manejo Integrado Salto del Tequendama–Cerro Manjui con sus torres. Tienen que talar 60 metros de ancho de bosque para dejar pasar las cuerdas. A nosotros nos llegan de la CAR [Corporaciones Autónomas Regionales] para multarnos si tumbamos un árbol para sacar unos postes de cerca, pero ahí sí dejan que se tiren el bosque, el agua y los animales y habría que darles las gracias!”, expresa un campesino de la zona, quien no conocía el proyecto hasta hoy.

Ninguna de las personas que asistieron a la reunión que convocó el Alcalde el 17 de febrero pasado estaban enteradas de lo que está pasando; sin embargo, hay un fuerte apoyo a las organizaciones y personas que intentan hacer el verdadero trabajo de información y contrarrestar la propaganda de las diferentes empresas involucradas.

“En cualquier reunión de información nos aseguran que no es una socialización, pero luego toman unas foticos, pasan unas listas de asistencia sin decir nada y claro, la gente firma porque no sabe cuales son las dinámicas. Por eso están las pancartas, para evitar que se aprovechen las fotos, y tampoco vamos a dejar firmar lista de asistencia, pues luego dicen que socializaron y no hay problema con la comunidad!”, nos explica un miembro del Instituto Nacional Sindical –INS-, presente ese día.

De hecho, ese día tampoco se dejó la palabra a la empresa Geoma, la cual se vio obligada a apagar el computador y desconectar el video-proyector.

“Ellos no nos van a decir cómo los campos electromagnéticos afectan la salud de la gente y del ganado. Tampoco nos van a hablar del impacto sobre especies de plantas y animales protegidas, ni del impacto sobre las quebradas, que por las obras de cimentación se pueden profundizar por las fisuras provocadas. Es obvio el impacto sobre el paisaje y el turismo. Y mucho menos nos van a hablar de cómo se produce la energía que transportan las líneas o para dónde va esa electricidad. Eso no es para mejorar el servicio de la zona como lo dicen. Para qué los vamos a escuchar?”, explica un integrante del Colectivo de Agroecología Tierra Libre, que acompaña el proceso de la Veeduría ciudadana.

Las sospechas de los habitantes del Tequendama son que esa energía tiene como propósito la exportación hacia países vecinos, por una parte; y por otra alimentar proyectos minero-energéticos, pues se planea la conexión de la línea hacia el Meta y hacia el Tolima.

“Resistir aquí es defender nuestro territorio pero también es solidarizarnos con las comunidades afectadas con la minería en Cajamarca o con las petroleras en los Llanos”, afirma un integrante del Colectivo Rizoma, el cual trabaja en este territorio.

También recuerdan las afectaciones hacia el otro extremo de la línea, donde la hidroeléctrica Hidrosogamoso desplazó a más de 70 familias y donde uno de los líderes, Miguel Ángel Pabón Pabón, fue desaparecido en octubre de 2012 por participar en la defensa de los derechos de su comunidad frente al proyecto de represa.

Frente a la movilización y la determinación de todas las presentes en la Casa Social, el Alcalde no tuvo más opción que escuchar las preocupaciones e inconformidades. “He decidido no dejar que la empresa Geoma haga su presentación”, dijo intentando mantener una apariencia de control de la situación. Se acordó una siguiente reunión solamente con la comunidad el próximo sábado 17 de marzo a las 11 de la mañana, con la intención de poder decidir los próximos pasos a seguir. Se espera poder fortalecer alianzas con varios grupos para hacer frente desde los municipios afectados.

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