Ponencia del editor de Revista Mariátegui de Perú en el Foro «Comunicación popular como alternativa a la concentración de la información en Nuestra América» que Colombia Informa organizó el pasado fin de semana en Bogotá.

Recuperemos el periodismo para la lucha social y para la lucha por la independencia

Por Yásser Gómez*. Ante todo gracias a Colombia Informa por la invitación a este encuentro continental, es un gusto estar en Colombia en un momento importante, tanto por el proceso de conversaciones de Paz que se realiza entre las guerrillas y el gobierno, así como por la fuerza que está tomando la organización social, sobre todo la campesina y popular.

Mariátegui, referente del periodismo alternativo

José Carlos Mariátegui, además de ser el primer latinoamericano que interpretó el marxismo para la realidad de nuestro continente, es también un referente de lo que hoy se denomina periodismo alternativo, popular o comunitario.

Mariátegui participó en la lucha por las ocho horas de los obreros, por la reforma universitaria, por la organización y la resistencia de los indios, campesinos, trabajadores mineros contra los gamonales, terratenientes y empresas capitalistas mediante diarios, revistas que dirigía –y en las que escribía- como Labor, Claridad, Nuestra Época, El Tiempo, Mundial, Variedades y la célebre Amauta. Asimismo fundó la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y promovió la organización de la Federación de Trabajadores mineros. El pensamiento de Mariátegui tiene dos columnas vertebrales que son la lucha  de los trabajadores y de los campesinos e indígenas. 

Debemos recuperar la palabra periodismo para la lucha popular, porque periodismo no sólo lo hacen los medios hegemónicos. Además de Mariátegui, en ese campo tenemos en América Latina a referentes que cumplieron de manera coherente ese oficio, como son los argentinos Rodolfo Walsh y Jorge Ricardo Massetti. Si retrocedemos más en el tiempo, está el periodismo que ejerció Simón Bolívar mediante su Correo del Orinoco, el cual acompañó las guerras por la emancipación; o las publicaciones y libros que propagó Antonio Nariño, el precursor de la independencia de Nueva Granada y del continente.

Revista Mariátegui y los medios alternativos en Perú

De esa reivindicación a José Carlos Mariátegui, hace 9 años aparece la web y el blog Revista Mariátegui o Mariátegui. La revista de las ideas, medio del cual soy editor, que es de libre publicación y funciona con colaboraciones. La Revista Mariátegui hoy acompaña el camino de luchas de los campesinos, indígenas y de la clase trabajadora en el Perú y en América Latina.

Después de la caída de la dictadura de Fujimori y Montesinos, y a pesar de haber transcurrido 14 años, el tejido social en el Perú  continúa débil. Ese factor influye en la mínima existencia de medios alternativos o populares. Cierto es que existen medios orgánicos, tanto en formatos de papel, web, blog, video y audio, de partidos políticos de izquierda, organizaciones sociales, sindicatos o de derechos humanos. Sin embargo, estas y otras agrupaciones no le dan la debida importancia a la comunicación y el periodismo como herramienta política, sino que siguen considerándolo un complemento de su accionar institucional. 

Cuando surgen conflictos sociales en diversas regiones del Perú, emergen de manera espontánea como apoyo en estas luchas los medios independientes, sobre todo emisoras radiales de cobertura local. En su mayoría estas emisoras no están relacionadas a una organización social o con línea política de izquierda, lo que explicaría que pasado el conflicto, desaparecen del mapa. En este contexto, tenemos dos ejemplos: el primero cuando ocurrió la masacre de Bagua (2009) en la selva nororiental del Perú contra los indígenas amazónicos; en ese entonces apareció como canal del pueblo en resistencia la radio La Voz de Bagua, pero posteriormente el gobierno de Alan García le canceló su permiso para transmitir y enjuició a quienes la sostenían. El segundo ejemplo se dio luego de ocurrido el terremoto de Pisco (2007); en ese entonces al Perú llegó mucha ayuda humanitaria y económica del extranjero, pero esta desapareció entre funcionarios que comerciaban con la solidaridad a los desvalidos, o si se trataba de alimentos los dejaban podrir en los almacenes, como de manera casual ocurrió con el apoyo que envió la República Bolivariana de Venezuela. Entonces, el canal radio Orión de Pisco difundió la voz de descontento de los pobladores que en medio del desastre exigían ayuda al gobierno de Alan García, quien envió como respuesta a sus tropas para cerrar este medio independiente.

Hay que destacar que también existen proyectos radiales como el que desarrolla la Confederación Nacional Agraria -CNA-, integrante de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC-Vía Campesina-,  que produce contenidos respecto a la realidad campesina y que son reproducidos en radios del interior del Perú. Desde la Revista Mariátegui colaboramos en coberturas y publicación de contenidos con articulaciones continentales como Red ALBA TV y Comunicación de la CLOC- Vía Campesina.

Articulación continental de contenidos

El monopolio de los medios de comunicación que está en el poder de unas cuantas familias de la clase dominante en América Latina, no se escapa al Perú. El Grupo El Comercio controla el 80% de la prensa escrita, incluida la publicidad y la importación de papel para periódicos.

Pero no basta con quejarnos de que “ellos tienen mucho dinero y compran todos los medios periodísticos que desean”. Ellos saben manejar muy bien la información y de manera coordinada en todo el continente, casi siempre logran sus objetivos con la manera como propagan y manipulan las noticias ya sea en fotos, textos, videos y ahora con el manejo de redes sociales. El caso ejemplar y universal es cómo realizaron una campaña continental para desprestigiar al gobierno bolivariano de Nicolás Maduro y al pueblo venezolano que apoya este proceso. Fueron tan contundentes sus mentiras que hasta la misma gente de izquierda terminaba creyéndolas.

La capacidad para contrarrestar esa manipulación no la vemos de este lado, es decir, la respuesta de nosotros es demasiado débil porque además de no tener la cantidad de lectores y televidentes que tienen los medios hegemónicos, tampoco tenemos un discurso homogeneo para, por ejemplo, defender a la Revolución Bolivariana de difamaciones que podrían servir para justificar una posible intervención militar de la OTAN o los Estados Unidos.

Entonces, tenemos esa tarea: la de empezar por articular un discurso coherente y difundirlo en todos nuestros medios de manera sincronizada e inmediata, utilizando los principales formatos: fotos, textos, videos y los que se puedan sumar. Esa es la manera más directa y contundente en la que podemos concretar una articulación continental de medios alternativos, y sobre todo de contenidos, de manera directa y con la práctica concreta.

Para nosotros Venezuela y Argentina son referentes de procesos de construcción de medios comunitarios, ejemplos que reflejan la autogestión y capacidad de organización de los pueblos y de las organizaciones populares. Los últimos 15 años estos procesos –y otros en América Latina- han sido acompañados total o de manera parcial por diversos gobiernos progresistas del continente con leyes o políticas de medios que son perfectibles.

Periodismo como herramienta de combate

Otra tarea que tenemos, es la de recuperar la palabra periodismo para la lucha social y parla lucha por la independencia. No debemos relacionar al periodismo sólo como una carrera universitaria o un oficio por el cual uno sirve a los medios de comunicación hegemónicos. 

En nuestro continente el periodismo ha servido como una de las principales herramientas para liberarnos del yugo español, así como hoy sirve para denunciar el intervencionismo de Estados Unidos o el asalto de las transnacionales extractivas en los territorios de los campesinos y pueblos indígenas.

No dejemos que el imperialismo siga apropiándose de todo, así como lo hace con los medios de producción. Arranquémosle y recuperemos al periodismo como una herramienta de combate, y sobre todo política, de todos los que luchamos por una Patria grande y soberana.