13 oct. Nuestra América.- Durante la madrugada del 12 de octubre, personas desconocidas atentaron contra la vida de Luis Mejía, líder del pueblo indígena Tolupán e integrante del Movimiento Amplio, en Honduras. La persecución, hostigamiento y desaparición a líderes sociales y políticos se han convertido en prácticas sistemáticas en todo el continente Nuestroamericano. Ejemplo de esto es el caso de Santiago Maldonado en Argentina; Milena Quiroz, líder campesina, e Efigenia Vasquéz, comunicadora indígena, así como la reciente amenaza a Aida Avella, integrante de la Unión Patriótica en Colombia.

El líder del pueblo índigena Tolupan, Luis Mejía, recibió cinco disparos en la puerta de su casa así como también introdujeron por la parte de abajo un papel con un mensaje escrito a mano que afirmaba: «Luis, no te queremos matar, pero si no te despareces en tres días, sí te vamos a matar». Hoy ha tenido que dejar su hogar y su tierra, víctima de la violencia en contra de quienes defienden sus bienes naturales y su condición de pueblo indígena ante el saqueo de los pueblos y comunidades de Honduras.

Luis Mejía es actualmente el presidente de la tribu indígena La Candelaria, que se ha determinado desde tiempos antiguos por la defensa de los bosques de las Tribus Tolupanas, ubicados en los territorios ancestrales y que han permanecido amenazados y pretendidos para el aprovechamiento para la tala ilegal llevada a cabo por parte de empresarios madereros instalados en la zona.

Por otro lado, Luis es también el coordinador del núcleo del Movimiento Amplio en la comunidad de La Candelaria, lo que lo ha posicionado como un referente y rostro visible de la lucha contra la corrupción en la zona la cual desde hace varios años ha consistido en el otorgamiento de planes de manejo forestal, permisos para transporte de minerales, tala ilegal de madera, entre otros. Debido a ello, Luis ha sido una de las voces más directas de denuncia de las irregularidades y pieza clave para el sostenimiento del espíritu y la necesidad de continuar organizando al pueblo Tolupán en función de ejercer soberanamente el poder de decisión sobre los bienes naturales de sus territorios ancestrales.

Luis Mejía, se ha convertido en este día en un caso más de los y las desplazadas por la violencia en Honduras, lo que en su condición de indígena se ve potenciado por la colusión de la institucionalidad y la indiferencia de las dependencias con competencia para mediar en los conflictos en la zona.

Indígenas de este territorio han sufrido la represión de una compañía transnacional que con la complicidad de las autoridades del Gobierno central y la Municipalidad han pretendido despojarlos de sus terrenos para la siembra de caña de azúcar.

Los pueblos indígenas de Honduras, especialmente los que están ubicados en las montañas de Yoro, son los que en su mayoría sufren el olvido de las autoridades. Su nivel de escolaridad ronda el tercer grado. No existen servicios de salud en las comunidades indígenas pero si en las que son habitadas por ladinos (personas de la ciudad que han llegado a vivir a la zona). No se debe olvidar que hace más de año y medio en ese mismo país fue asesinada la líder también indígena Berta Cáceres.

*Nota adaptada del Movimiento Amplio  por Colombia Infoma

CI CC/PC/13/10/17/12:00