El 14 de diciembre se cumplieron 10 años de la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América -ALBA-. La iniciativa fue impulsada por Fidel Castro y Hugo Chávez de cara a los pueblos de América Latina y el Caribe. Cuáles son sus alcances reales y qué sigue para la Alianza.

La Alianza surgió en los tiempos en que Estados Unidos intentó implementar el Área de Libre Comercio para las Américas -ALCA-. Esta jugada maestra del imperialismo, pretendió involucrar a toda América Latina en una zona de libre comercio en la que las barreras arancelarias desaparecieran en favor de sus intereses. Sin embargo, el ALCA nunca fue aprobada por el continente. En 2005, Mar del Plata fue sede del hundimiento de la iniciativa.

Sin embargo, el precedente para construir propuestas de integración sobernas, más allá de la respuesta al más reciente ataque de Estados Unidos fue el lanzamiento, de la que sería, según el periodista del portal Marcha.org Gerardo Szalkowicz: «una respuesta estratégica: construir una trinchera que lleva en sus genes lógicas antagónicas, a contramano de todas iniciativas regionales tuteladas desde el Norte en los últimos 200 años». Este hecho se configuró, según define el mismo ALBA, en “una integración basada en la complementariedad, la solidaridad y la cooperación entre los Estados y los pueblos”. Introduce principios no mercantilistas en las relaciones entre los países, corre del centro de la escena la ponderación de los intereses económicos para apostar a una vinculación integral. Es, en suma, una alianza política, económica, social y cultural en defensa de la independencia, la autodeterminación y la identidad de los pueblos que la integran.

Para Szalkowicz, el ALBA seguirá siendo «el principal faro que anima los sueños emancipatorios de todas y todos aquellos que, como Bolívar, anhelan ver formar en América la más grande nación del mundo y están convencidos que la única vía para hacerlo sigue siendo la construcción del socialismo». En palabras de Hugo Chávez, “el ALBA no sólo es una urgencia histórica, sino la vía inexorable para hacerle frente a la crisis estructural del capitalismo y, por eso mismo, el instrumento unitario de mayor voluntad política a la hora de actuar en función de la impostergable unidad de Nuestra América”.

¿Y en Colombia?

Por su parte el Congreso de los Pueblos, organización integrante del Capítulo Colombia del ALBA de los Movimientos Sociales, articulación autónoma de los sectores sociales y populares afines a los intereses de la Alianza, saludó la primera década de la importante iniciativa continental: «celebramos estos 10 años que nos recuerdan que aunque difícil, si es posible el parto de nuestra independencia. Más de 400 años de luchas de hombre, mujeres, de pueblos comuneros que seguimos mirando de frente hacia el reto histórico: la unidad de nuestros pueblos como la única forma posible y la única forma en la que queremos construir un mundo en el que quepamos todos”.

Actualmente, el ALBA se concentra en desarrollar el Tratado de Libre Comercio de los Pueblos -TCP- y en integrar más naciones a las apuestas soberanas. En la última Cumbre desarrollada en La Habana, se integraron Granada y de San Cristóbal y Nieves, como nuevos miembros del bloque, que pasó así de 9 a 11 integrantes entre los que se encuentran Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, Santa Lucía, Venezuela, mientras Haití participa como invitado permanente.

La declaración final de la Cumbre ratificó los principios de solidaridad, cooperación genuina y complementariedad entre nuestros países, en el aprovechamiento racional y en función del bienestar de nuestros pueblos, de sus recursos naturales -incluido su potencial energético-, en la formación integral e intensiva del capital humano que requiere nuestro desarrollo y en la atención a las necesidades y aspiraciones de nuestros hombres y mujeres, tal como ocurrió en la Declaración inicial del ALBA, firmada por los Comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez.