24 ene. CI.- Silvia Rivera Cusicanqui, socióloga, historiadora, cineasta y activista feminista, nació en La Paz- Bolivia en 1949. Se ha convertido en una de las intelectuales más relevantes de América Latina, una mujer polifacética, maestra rural, pedagoga en contra de la prohibición de la coca, cineasta, anarquista, amante de las plantas y la cocina tradicional andina. Su proyecto intelectual y vida militante siempre han ido de la mano.

Cuando las dictaduras Bolivianas la enviaron al exilio, Silvia escribió el libro “Oprimidos pero no vencidos”, el cual se ha convertido en un clásico, donde se interpela una izquierda dogmática que nunca aceptó a los indígenas como actores políticos.

En su discurso, Rivera propone buscar la conexión con nuestro pasado indígena prehispánico, la recuperación de la lengua, los acentos, los modismos, los conocimientos y saberes afro e indígenas que han sido negados por siglos de colonialismo y eurocentrismo. Plantea la necesidad de descolonizar la mirada, generar un pensamiento propio; que los planteamientos creados en América Latina sean aceptados como conocimiento y no simplemente como un saber.

La lucha de la socióloga gira en torno a retomar todos esos conocimientos que fueron despreciados, a través de siglos de colonialismo y eurocentrismo, en nuestras tierras. Los planteamientos de Rivera se basan en explicar que somos una raza mezclada e impura, pero debemos buscar nuestro pasado afro e indígena, donde sintamos orgullo de nuestras raíces. Solo así podemos lograr no solo una descolonización del saber, también lo haremos con el ser, alejándonos de esa idea de felicidad o mundo mejor que nos vende la modernidad capitalista.

El 30 de noviembre de 2018, Silvia Rivera, dio la conferencia titulada “Descolonizar las ciencias sociales en América Latina”, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Exactas de la Educación, en la Universidad del Cauca, en Popayán. Rivera dio un contexto sobre los movimientos de resistencia indígenas llevados a cabo en Colombia, a manos de Quintin Lame.

La maestra Rivera destacó la intención de recuperar los territorios ancestrales que les habían sido arrebatados a los indígenas colombianos por el Reino de España, y más tarde por la República de Colombia: “Cuando se acaba la colonia formal en la década de 1820, con la instauración de repúblicas, no se acaban las relaciones coloniales, es más, se profundizan estas relaciones y además se disfrazan; eso hace que el colonialismo liberal se vuelva más perverso, el colonialismo formal español da a luz a un nuevo mecanismo de dominación, que es la declaración de igualdad de todos ante la ley, que en realidad es una igualdad ficticia, porque en realidad a los indígenas se les reconoce solo un derecho: el derecho de vender su tierra”.

Los movimientos liderados por indígenas letrados, que hacían el trabajo de recuperación de su propia memoria a través de la oralidad y luego con ayuda de la paleografía, intentaron alejarse de los modelos eurocéntricos que se les había impuesto en las diferentes universidades. Desde allí, debido al rechazo que sus conocimientos y lenguas tenían, poco a poco los pueblos indígenas crearon conexiones entre estudiantes que luego generarían resistencias.

En este sentido, acentuó Silvia Rivera Cusicanqui: “Los movimientos indígenas hacían un nexo entre la historia y la mitología. El mito y la historia empiezan a conjugarse para poder dar un sentido a la lucha que va más allá de lo material. Es decir, esos espacios que habían sido apropiados de las haciendas, no solamente se veían como la materialización de la recuperación de la tierra, sino que también eran vistos como lugres sagrados, montañas, guaduas, lugares donde se hacían rituales, y que hoy en día siguen en resistencia ante las invaciones”.

CI CC/JA/24/01/19/13:00