28 mar. CI.- El 23 se llevó a cabo -nada más y nada menos que en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos- un Debate Presidencial en la Universidad de Columbia. Participaron tres de los actuales candidatos presidenciales colombianos: Iván Duque (Centro Democrático), Humberto de la Calle (Partido Liberal) y Gustavo Petro (Colombia Humana y Movimiento Alternativo Indígena y Social).

Durante el debate, el candidato Iván Duque se refirió a la importancia del petróleo y comparó esta producción con la exportación del aguacate. “¿Cuántas toneladas de aguacate hass vamos a tener que exportar para traer un barril de petróleo? ¿El tiempo de cambio como se comporta? ¿No se empobrece la sociedad más con ese tipo de cambios bruscos en la política económica?”, fueron sus preguntas retóricas.

Justo ahí comenzó “la polémica del aguacate o petróleo”. Es decir, esta es otra de las evidencias entre los dos modelos de producción económica que se juegan en las próximas elecciones presidenciales en Colombia: o profundizar aún más el modelo extractivista y depredador de la naturalez que plantea la extrema derecha como triunfador; o potenciar una “vuelta al campo”, al empoderamiento del campesinado y de toda la sociedad, como proponen los progresistas.

Días después, en una plaza en Sucre (Colombia), Gustavo Petro comentó que “[Duque] se burló diciendo ‘y cómo van a sustituir el petróleo con los aguacates, ¿acaso es que los aguacates son más importantes que el petróleo?’ Yo vengo a esta plaza para demostrar que los aguacates son más importantes que el petróleo”.

Pero entonces, ¿qué importancia tiene la producción de aguacate en Colombia? ¿Es mayor que la del petróleo? Aquí compartimos algunos reflejos de las ganancias y problemáticas en ambos sectores:

El pasado 11 de febrero del 2017, Colombia realizó la primera exportación de aguacate hass con destino a los Estados Unidos.

La mayor zona de siembra de este producto es el municipio Pácora (Caldas), donde las empresas WestSole Fruit y Grupo Cartoma la asumen como un monocultivo (y, por tanto, una forma de extractivismo agrícola) y despojan al campesinado de sus tierras para convertirlo luego en obreros asalariados en esos mismos terrenos que antes poseían.

Tras esta incursión empresarial, el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga, habló de los beneficios que esto generó para 25.000 familias al proporcionarles “empleo” y “mejoras” en la calidad de vida rural.

A finales del pasado año se reportó que la recaudación de estos cultivos ascendió a 52 millones de dólares. Esta cifra superó el 51% de las ganancias con respecto al año 2016 cuando fueron de 35 millones. Tal hecho convirtió a Colombia en el tercer país exportador de aguacate en el mundo.

Cabe señalar que la compra masiva del aguacate hass fue “la moneda de cambio” que ofreció el Gobierno de Estados Unidos a cambio de que el Gobierno colombiano accediera a dinamizar erradicación de cultivos ilícitos en esta nación.

Santos ha llevado tan efectivamente a cabo esta tarea que las múltiples violaciones a los derechos de los campesinos cultivadores de coca -y al Acuerdo firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- que en los últimos días la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana -Coccam- anunció su retiro del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito -PNIS- por incumplimiento del Punto 4 del Acuerdo.

Los departamentos productores del fruto son Antioquia con el 58,6%; Risaralda con el 24,5%; el Valle del Cauca 6,3% y Bogotá 5,4%. Con estos resultados Colombia está con la vista en Asia, propiamente en Japón, para exportar el fruto y expandir las relaciones comerciales y diplomáticas.

Por otro lado, la empresa de petróleos Ecopetrol registró el 2017 como uno de los mejores años en la alza de la producción y ganancia de petróleo del último tiempo. Facturó una ganancia de 6.6 billones y con esto ascendió a 2.2 billones en comparación con los años anteriores.

Sin embargo, zonas como el municipio Paujil (Caquetá) donde denunciaron la contaminación y afectación del medio ambiente ocasionada por esta empresa, o el reciente desastres ambiental provocado por el derrame de crudo en la zona aledaña a Barrancabermeja (Santander) dejan claras cuáles son las consecuencias de las economías basadas en la explotación de los recursos naturales.

Como si esto no fuera poco, el Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo -USO- no deja de denunciar y protestar por los diferentes abusos a los que sus afiliados son sometidos tanto por Ecopetrol como por alguna de las trasnacionales extranjeras que vienen a explotar el crudo colombiano y, para esto, se aprovechan de la necesidad de trabajo en el país. Violación de acuerdos de convivencia, salarios bajos, pocas garantías de salud, entre otras y son algunas de las situaciones actuales.

¿Petróleo o Aguacate? Sigue siendo un dilema. Potenciar el campo y al campesinado, sin duda, es una buena bandera electoral. Ojalá y sea algo más que una bandera.

CI MJB/PC/28/03/18/18:00