21 may, CI.- Las comunidades de la cuenca del Río Jiguamiandó, en el Municipio del Carmen del Darién (Departamento de Chocó), vienen realizando puestos de control y desinfección durante la pandemia ocasionada por la Covid-19, en las entradas y otros puntos específicos de sus territorios. Hoy por hoy sus recursos e implementos escasean.

Por eso el Consejo Mayor de la Cuenca, con apoyo de la Corporación la Gota, está realizando una jornada de solidaridad con las comunidades para recoger implementos de bioseguridad, alcohol, amonio cuaternario y/o dinero a través de donaciones.

“Cada vez es más difícil y costoso conseguir lo necesario para los puestos de control: tapabocas, guantes, alcohol… Y es sobre eso que realizamos la campaña de donaciones, para conseguir esas cosas”, afirma Diego Ochoa, integrante de la Corporación.

Los puntos de control y desinfección comunitarios son una apuesta por preservar la seguridad y el bienestar en los territorios. Específicamente en esta región, dichos controles evitan contagios en 12 comunidades de la cuenca: Pueblo Nuevo, Puerto Lleras, Urada, El Vergel, Bracito, La Laguna, Nueva Esperanza, Caño Seco, Bella Flor Remacho, Santa Fe Churim, Centro Jigua y El Ovo.

Desde que en el mes de marzo se conociera el primer caso positivo de Covid-19 en el país, la comunidad de Jimiaguandó se organizó de esta manera.

Organizarse para cuidar la vida

Históricamente, la Cuenca del Río Jiguamiandó no ha estado exenta del conflicto armado que se ha vivido a lo largo y ancho del territorio nacional. Los años 70 y 80 estuvieron marcados por la llegada de campesinos y campesinas desplazadas por la violencia desde otras zonas del país. Además, ha sido sitio para el asentamiento de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación.

En el año 1997, el Ejército Nacional y grupos paramilitares desarrollaron allí la llamada Operación Génesis. Esto abrió el camino para que empresas de palma de aceite se apoderaran del territorio con sus sembrados, pues aprovecharon el desplazamiento por la violencia de las operaciones militares en la zona para comprar tierras baratas o simplemente invadirlas.

Sin embargo, en el año, 2000 por medio de la Resolución 02801, el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria -INCORA- adjudicó 54.973 hectáreas al Consejo de Jiguamiandó bajo la figura de Territorios Colectivos, por ser estas tierras de las comunidades negras.

En el año 2003 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó al Estado colombiano que otorgara una protección especial a las denominadas “zonas humanitarias de refugio”, establecidas por las comunidades del Consejo Comunitario de Jiguamiandó.

En la actualidad, la Cuenca tiene una titulación colectiva y algunas comunidades como Nueva Esperanza y Pueblo Nuevo continúan siendo Zonas Humanitarias declaradas, por lo que no se permite el ingreso de ningún tipo de actor armado al lugar, independientemente de que sean legales o no.

También conviven comunidades negras y mestizas que combinan sus formas organizativas, sus culturas y costumbres. Esta organización comunitaria no se ve solo en el caso del cuidado frente a la Covid-19 sino que forma parte de las costumbres de Jiguamiandó.

CI SM/PC/21/05/2020/13:00