21 mar. Ginebra.- Desde que el pasado 23 de enero Juan Guaidó se autoproclamara Presidente Interino de la República Bolivariana de Venezuela, este país fue el centro de atención de las diferentes organizaciones internacionales y países que se reúnen en las Naciones Unidas, particularmente de los que hacen parte del Grupo de Lima.

Por Elena Rusca*. Había esperanza que los organismos internacionales y el Consejo de Derechos Humanos pudieran poner un freno a la grave situación de tensión que se generó después de la autoproclamación de Guaidó (quien no es más que una marioneta de Estados Unidos y del Grupo de Lima).

Sin embargo, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la Oficina para los Derechos Humanos de la ONU, exprimió su punto de vista sobre la situación de Venezuela este 20 de marzo.

“Desde junio de 2018 -declaró Bachelet- el ejercicio de los derechos sociales y económicos ha seguido deteriorándose continuamente. Las autoridades se han negado a reconocer las dimensiones y la gravedad de la crisis en materia de cuidados médicos, alimentación y servicios básicos, por lo que las medidas que han adoptado no han sido suficientes”.

Es decir, quedó clara la postura de la ONU frente al estado de “plaza sitiada” en que mantienen a Venezuela los diferentes poderes de la derecha internacional que han desarrollado las últimas medidas de Golpe de Estado.

A pesar de que la Organización de Naciones Unidas no reconoció de facto la autoproclamación de Juan Guaidó, sí está dejando que la Sala del Consejo de Derechos Humanos sea otro escenario donde se realizan orquestan shows mediáticos contra Venezuela.

Luego de que Bachelet leyera su informe sobre la situación de derechos humanos en esa nación suramericana, los países que hacen parte del Grupo de Lima se retiraron de la sesión y no esperaron a que la representación de la República Bolivariana de Venezuela reaccionara ante las acusaciones del documento.

Este acto, dentro de la lógica diplomática es una falta de respeto no solamente al cuerpo diplomático venezolano sino a todo el sistema de Naciones Unidas. Es decir, solo están cuando toman la palabra a favor de su política. Cabe destacar que Naciones Unidas no da sanciones de comportamiento en relación a estos fallos.

La posición que va adoptando la ONU frente a los últimos acontecimientos en Venezuela indica que este organismo multilateral apoya la “ayuda humanitaria” de Estados Unidos, y -con ella- los intentos de invasión a Venezuela.

Durante las varias conferencias de prensa acerca de la “ayuda humanitaria”, Estados Unidos y sus representantes no han podido aclarar dónde están invirtiendo el dinero logrado a raíz de ella pues cuando se les pregunta al respecto solo responden con datos vagos.

¿Qué puede interpretarse de estos hechos? La crisis de todo un sistema: hay países que se sienten siempre más poderosos y con el derecho de comportarse según sus propias reglas.

Para que organismos internacionales como Naciones Unidas sean capaces de mantener la alta profesionalidad que promueven, es necesario que apliquen su lógicas de comportamiento equitativas en sus dinámicas.

CI ER/PC/21/03/19/15:50

*Elena Rusca es periodista y fotógrafa, corresponsal de Colombia Informa ante la Organización de Naciones Unidas en Ginebra.