3 abr. CI.- Sarah Vaughan nació el 27 de marzo de 1924 en Newark, New Jersey. Fue una cantante estadounidense de Jazz con una voz extraordinaria; apodada Sassy y La Divina fue, junto a Billie Holiday y Ella Fitzgerald, una de las más importantes e influyentes voces femeninas del género, en una época de fuerte violencia racial y patriarcal.

Vaughan cantó en su infancia en el coro de la iglesia local y recibió lecciones de piano entre 1931 y 1939. Tras ganar un concurso para aficionados en el Apollo Theater, se unió a la Big band de Earl Hines como cantante. En 1944 se unió a la orquesta del cantante Billy Eckstine e hizo su debut en la grabación discográfica. En la orquesta de Hines recibió la influencia de Charlie Parker y Dizzy Gillespie. Sin embargo, su paso por esta orquesta fue corto y en 1945 decidió seguir su carrera en solitario.

La voz de Vaughan se caracterizó por su tonalidad grave, por su enorme versatilidad y por su control del vibrato; su tesitura, similar a la de una cantante de ópera que le permitía saltar del registro grave al de soprano con gran facilidad. Sarah Vaughan fue de los primeras vocalistas en incorporar el fraseo del bebop a su canto. Sus capacidades más destacadas son su inventiva armónica y su alto sentido de la improvisación. A lo largo de los años, su voz se fue haciendo más oscura, aunque no llegó a perder nunca su poder y su flexibilidad. Fue también una maestra en el scat.

Durante unas actuaciones en el Blue Note Jazz Club de Nueva York en 1989, Vaughan fue diagnosticada con cáncer de pulmón. Así que volvió a su casa en California para comenzar la quimioterapia y pasó sus últimos meses luchando contra la enfermedad. Agotada del tratamiento médico, Vaughan exigió que la llevaran a su casa para morir tranquila, y esto ocurrió la noche del 3 de abril de 1990.

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